En la ikastola se monta la exposición del Artium
FORMAS DE APRENDIZAjE ·
Aprendizaje creativo. Las matemáticas y el arte se enseñan a martillazos en Barrutia. «La creatividad está al alcance de todos»Ante los planos de Ikea hay quienes consiguen con algo de maña acabar el montaje sin dificultades y quienes tienen que leer un manual infinito ... de instrucciones varias veces antes de montar un mueble. En la ikastola Barrutia, los alumnos han trabajado durante las últimas tres semanas con unos planos, también llenos de indicaciones, y el trabajo en equipo ha facilitado la tarea.
Allí sonaba el clack-clack de martillos y clavos. Esas mesas, esa especie de cabaña, sillas y pequeñas rampas, todas de madera, que decoran parte del patio del recreo pasarán a exhibirse en el museo Artium en julio como parte de la exposición de Antonio Ballester Moreno, 'Autoconstrucción. Piezas sueltas. Juego y experiencia'. Después regresarán al centro público como parte de un novedoso proyecto educativo. No se trata de un cursillo avanzado de bricolaje, sino una manera de acercar el arte más allá de los museos de manera que también se conciba como una herramienta educativa.
«Claro que aprendemos matemáticas, tenemos que saber mucho de las medidas», le decía el lunes pasado Ekine a Tamara, ambas alumnas de cuarto curso de primaria. La propuesta se vincula al universo del reconocido creador madrileño, conocido por un imaginario infantil y naif que esquiva esa idea del arte como algo elitista.
Forma parte del programa piloto Magnet-Erakarri del Gobierno vasco impulsado por el Departamento de Educación del Gobierno Vasco que establece la alianza entre un centro y una institución de prestigio. En este caso, una ikastola con gran diversidad social se asocia con el museo Artium. «Se están trabajando las medidas (centímetros, milímetros…) como parte del currículo escolar; lo que supone interpretar un plato y su leyenda… Y sobre todo el trabajo en grupo», reitera Mari Mar Bueno, profesora de música que coordina el proyecto. Además de dedicar diferentes clases lectivas, la ikastola propuso a los tutores de los alumnos de último ciclo a participar de manera voluntaria junto a ellos como si fuera una especie de actividad extraescolar. «Es algo creativo que no se hace todos los días. Y no solemos tener mucho tiempo para compartir en el colegio» , cuenta Carlos Andrés Moreno, padre de Ekine. «Y es mejor que otras asignaturas», suelta ella con desparpajo infantil.
«Sienten el cariño de sus padres, trabajan con ellos y les motiva. Los afectos, la aprender disfrutando y el componente emocional es muy importante», añade Charo Garaigorta, responsable del Proceso de Educación del Artium que ha trabajado mano a mano con los responsables del centro, en especial con Bueno. También otros educadores de la empresa Sedena han colaborado para vigilar que todo esté en orden.
Reconocen que había algo de temor ya que los alumnos de cuarto a sexto de primaria –unos 150 niños y niñas– trabajaban por primera vez con estas herramientas. «Se ha ajustado todo a la prevención de riesgos y está siendo todo un éxito, no ha habido ningún accidente», cuentan. La implicación es trasversal a todos los grupos, ya que los primeros cursos de infantil y primer ciclo también participan con maquetas y depresores de madera. «Era algo utópico y se está convirtiendo en una realidad», señala Garaigorta, que desvela que desde el centro de arte contaban con un plan b para llevar a cabo en el caso de que los niños no pudieran montar ese mobiliario. Al mismo tiempo, no ha habido ningún objetivo marcado de producción. «Son niños. No podíamos hacer un planteamiento como si fuera una fábrica ni nada del estilo. No hay un número de muebles que tienen que montar». El pequeño Juan Décimo, junto a su hermana Rita (tutora), dice que no le ha costado demasiado interpretar los planos. Por un momento deja el martillo y se dirige a su hermana sonriente.
– ¿Es muy complicado montar una mesa?
– Es la primera vez que uso un martillo y se me da bien. Además, las mesas y sillas y rampas van a estar en el patio.
– ¿Antes se expondrán?
– ¡Ah, sí! Irán al museo Artium, tenemos que ir a verlo.
Evelyn, otra de las alumnas, muestra también su destreza martillo en mano. «Nos parece que el proyecto busca hacer un patio que huye del 'futbolcentrismo', con algo más de color, y con la implicación de toda la comunidad educativa», contaban sus tutores en un patio del recreo que enseña las formas de medición con mucho arte. Ballester se reunió a principios de mayo para explicarles el proyecto y cuenta que los planos se inspiran en los manuales de Enzo Mari, un creador que defendía un diseño colectivo para mejorar la sociedad. «Me interesa que entiendan que la creatividad al alcance de todos», afirma Ballester.
Antonio Ballester, el artista que implica al entorno
Es habitual que Antonio Ballester Moreno (Madrid, 1977) lleve a cabo talleres que impliquen a diferentes colectivos en sus exposiciones. De cara a su muestra en el museo Artium para julio, además de contar con la ikastola, realizó un taller de serigrafía en el centro Dinamoa Sormen Gunea (Azpeitia). «Me interesa que la práctica sea plural para que el mensaje que transmita no sea solo el de un artista como el ser tocado por la naturaleza divina», cuenta a este periódico por teléfono. «Mi trabajo trata de transmitir que la creatividad es algo en común. Por eso me gusta que la gente trabaje en ello y se sienta parte de un proyecto que luego se expondrá en un museo, que a veces parece la meca del arte y al que mucha gente no ha ido nunca o le parece directamente una tomadura de pelo». 'Autoconstrucción. Piezas sueltas. Juego y experiencia', comisariada por Ángel Calvo Ulloa, trata acerca de las zonas de juego y de entretenimiento. Incluirá pinturas, serigrafías y diferentes muebles. Además la sala A3 se conectará con la plaza del Artium con vínculos entre obras en el exterior y el interior.
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