Promueven una plataforma de padres de víctimas de acoso escolar en Álava
Su objetivo es dar cobijo a personas que «han pasado por lo mismo que nosotros» y reclamar que se extienda el plan finlandés KiVA a todos los centros
Alberto Argüello y Maribel Torres han decidido crear una plataforma de padres y madres de víctimas de acoso escolar y ciberbullying en Álava. Quieren plantar batalla contra la violencia física y verbal en las aulas con sus heridas aún abiertas. «Creemos que tenemos que hacer algo para prevenir estos casos. Tenemos un protocolo de actuación que se activa cuando ya el mal está hecho, pero hay que poner medios para que no ocurra», explica Maribel Torres.
En esta línea, la plataforma nace para defender la puesta en marcha en todos los colegios del programa finlandés KiVA contra el bullying, que diseñó el país escandinavo y que se ha extendido por centros de enseñanza de todo el mundo con excelentes resultados. Medio centenar de ikastolas concertadas vascas y navarras, en las que estudian 18.419 alumnos de Primaria, han estrenado este curso el proyecto. «No descartamos acudir al Parlamento vasco para defender esta iniciativa, de hecho ya nos ha invitado Elkarrekin Podemos», avanzan.
«Hay un protocolo que se activa cuando el mal está hecho. Se deben poner medios para que no ocurra»
Otra de las líneas de actuación de la nueva plataforma consistirá en dar cobijo a familias que «estén pasando por lo mismo que nosotros, que sepan que están arropados, compartir experiencias e informar de los pasos que hay que dar ante una situación de acoso escolar o ciberbullying. En definitiva, ayudarnos entre nosotros, no sentirte solo y estar unidos para hacer más fuerza».
Insultos diarios
Esta plataforma se encuentra en la fase de captación de integrantes. Los interesados en formar parte de ella pueden ponerse en contacto con los promotores a través de la dirección de arguello563@gmail.com.
Alberto Argüello y Maribel Torres han vivido este curso «un infierno». Relatan que a partir de octubre su hija de quince años comenzó a tener un comportamiento extraño. Las notas cayeron, adoptó un look gótico y «pasó de ser un cascabel a ser una niña introvertida, malhumorada, que daba contestaciones, y sobre todo a su padre. Luego, empezó a enfermar. Las gastroenteritis, los dolores de cabeza y los vómitos se sucedían, pero los médicos no le veían nada», relatan. Sus padres buscaron una explicación en su entorno que no encontraron hasta el 2 de mayo, día en que el instituto donde estudia realizaban una actividad con motivo del día internacional contra el acoso escolar. «Hicieron un trabajo por grupos y la dejaron sola». Ese día lo contó todo en casa. Que a diario le insultaban, que le llamaban «gorda», «tonta» y «cerda», que recibía empujones y que le habían ido aislando.
Al día siguiente, los padres acudieron a la dirección del centro y exigieron la apertura de un protocolo de bullying. La directora se reunió con la tutora, el orientador y los profesores. También escuchó la versión de la niña y de sus presuntos agresores, que reconocieron que «algunas bromas le habían hecho, pero que era una práctica habitual en el grupo», según consta en el informe del instituto. El siguiente paso fue hablar con las familias de los chavales, abordar este tema en clase y cambiar de aula a la alumna, a petición de la niña. Por su parte, los supuestos acosadores se comprometieron a evitar las burlas y pedirle perdón. Finalmente, el 10 de mayo, se convocó a todo el profesorado de ese curso para concluir que «aunque no ha sido un caso de bullying, ha habido agresiones verbales y aislamiento a la alumna. Se adquiere el compromiso de trabajar el tema en clase», recoge el acta del centro.
«Que sepan que están arropados, compartimos experiencias e infomamos de los pasos a dar»
Sin embargo, el 21 de mayo la niña empezó a recibir mensajes anónimos por medio de la aplicación de móvil ‘This Crush’ en la que se le acusaba de mentir y «fingir que le hacían bullying». Así consta en la denuncia que los padres pusieron en la Ertzaintza dos días después y que dio lugar a la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía de Álava, que concluyeron el pasado 7 de julio con el archivo de la causa.
Los padres se sintieron defraudados porque no consideran adecuada la actuación de la Inspección de Educación. «Se toman medidas que no sólo no castigan la actitud de los acosadores sino que les dejan impunes. Todo se queda en una regañina. Mientras, nuestra ‘txiki’ repetirá curso, debe reponerse a sus dolores y establecer pautas para dormir, controlar sus comidas y estar atendida por un psicólogo por el trauma vivido. Y encima, el centro nos llegó a pedir que retiráramos la denuncia. Este sistema protege más al acosador que al que sufre el acoso y esto debe cambiar», lamentan.