«No podemos jugar en el parque de Judimendi con tantos perros sueltos»
Alumnos del colegio escriben al Ayuntamiento una carta en la que le piden que acote una zona a los canes para estar con los amigos «sin miedo»
«Alkate jauna. Somos alumnos de Judimendi Eskola y le escribimos porque nos gustaría usar el parque que tenemos delante de la escuela como espacio ... de juego, tanto en horario lectivo, como fuera de este. El problema es que no podemos hacerlo porque está lleno de cacas de perro y, además, como están sueltos nos impiden jugar con tranquilidad».
Los catorce estudiantes de quinto de Primaria que componen la Comisión de Patio han enviado, como portavoces del centro vitoriano en este área, una carta al Ayuntamiento a través del buzón del ciudadano en la que le trasladan una problemática que vienen tiempo sufriendo. «Queremos poder disfrutar sin miedos con nuestros amigos», relatan. Sin ir más lejos, hace unos días un niño sufrió un mordisco.
Las necesidades actuales han acelerado la petición. La 'vuelta al cole' ha coincidido con el inicio de las obras de naturalización del patio. Estos trabajos están haciendo que los estudiantes tengan que salir a este parque en la hora del almuerzo para jugar con sus compañeros de clase. Pero cruzar las puertas es sinónimo de enfrentarse a una camada de perros sueltos. Ese número de canes se dispara por la tarde, cuando los dueños salen a dar el paseo y en el parque coinciden familias y mascotas.
Catorce estudiantes de quinto de Primaria firman una misiva que traslada la preocupación del centro
la carta
Acotar el área para los perros, pero «un espacio amplio», y acercar la zona de juegos hacia el colegio
alternativa planteada
El profesorado del colegio da voz a algunos de esos episodios que evidencian esa difícil convivencia. «Los perros quieren jugar y corren hacia los niños, saltan sobre ellos, si tienen una pelota se abalanzan... y algunos niños sienten miedo. Y también tienen que andar con mil ojos para no pisar ningún excremento», describen Olárizu López de Briñes y Aitor Idigoras, dos de los cinco profesores que les han ayudado a dar forma a su petición.
En ella, lejos de excluir a los perros lo que piden es que esta joya verde se convierta en un espacio abierto al disfrute de todos. Incluso para el propio colegio, para que pueda abrirse al barrio y los alumnos disfruten así con la naturaleza. Y para ello, la solución que plantean es delimitar el terreno para los canes. «Proponemos que los perros tengan un espacio acotado para jugar y hacer sus necesidades; pero que sea amplio para que disfruten, porque encima este parque da esa oportunidad», trasladan los estudiantes.
Un espacio inclusivo
Y encima de la mesa ponen un proyecto ideado por la asociación vecinal de Judimendi. «Hace años propusimos acercar la zona de juegos -se encuentra en el extremo opuesto, a más de 200 metros- hacia el colegio para dar así continuidad al patio y que fuese un espacio cubierto. Y esa zona que se libera destinarla a crear un espacio para perros. Porque existe un problema de convivencia en el barrio por algunos dueños», aseguran los portavoces de la agrupación. Ambos grupos coinciden en la importancia de transformar el espacio para potenciar su uso.
Los alumnos aprovechan para plantear también algunas mejoras. «Nos gustaría que hubiera juegos como estructuras de madera, tirolinas, columpios o espacio para practicar deportes de grupo», plantean para este nuevo parque, abanderado por la inclusión. «Los niños con diversidad funcional también deben disponer que espacios de juego. Por eso, proponemos que se construya, por ejemplo, un campo de Boccia». «A la espera de su respuesta», concluyen.
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