Huida a Egipto desde Armentia

El capitel presenta unas figuras, a modo de pictogramas, para que el espectador sea el que recree la escena. Es decir, que las imágenes que aparecen en el capitel son representaciones figurativas del hecho relatado en el Evangelio de San Mateo. Era el momento en el que Herodes se dio cuenta de que los magos se habían burlado de él al regresar a su tierra sin indicarle dónde estaba el Niño. Entonces se enfureció y mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y en sus alrededores. José, alertado en sueños por un ángel, huye a Egipto con Jesús y con María.

En el capitel aparecen de pie tres figuras humanas. La de la izquierda es de menor tamaño y le acompañan otras dos, una de ellas barbada de cuya mano derecha sale una rienda para sujetar al cuadrúpedo. Sobre este animal aparece una cabeza con boca grande. Sobrevolando las figuras surgen dos pares de caulículos que nos recuerdan la procedencia románica del capitel.

Destacados estos elementos entendemos que nos encontramos ante la representación de una familia, formada por los padres y el hijo, que disponían de un animal doméstico, identificado como asno, a quienes la cabeza de boca grande les estaba 'vociferando' un mensaje. Esta descripción esquemática encajaba perfectamente con el relato de la 'Huida a Egipto' que aparece en el Evangelio de San Mateo (2:13-14), único evangelista canónico que recoge este conciso relato: «Cuando los magos ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: 'Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo'. Se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre y se retiró a Egipto».

Observando el tema de la Huida a Egipto en la iconografía románica se puede ver que los personajes suelen ser siempre María, José, Jesús, la borriquilla y un ángel conduciendo al grupo. Estos mismos personajes aparecen en el capitel de Armentia con la diferencia de que en este caso la escena no está montada, la tiene que montar el espectador. De ahí que líneas arriba hayamos hablado de pictogramas para identificar las figuras de la escena. La imagen que presenta dudas para encontrar su significado es la cabeza que se encuentra sobre el asno. Nos pareció que su aspecto transmitía cierta agresividad por lo que pensamos que podría tratarse de Herodes por ser el causante de la huida a Egipto. Pero al no encontrar en la iconografía del medievo ninguna representación en la que se incluyese al malvado Herodes, entendíamos que era el ángel el que 'vociferó' el mensaje a José durante el sueño de este.

La Huida a Egipto es un episodio evangélico muy tratado en el arte, apareciendo las primeras representaciones en el siglo V. Pero, el relato de Mateo es escueto y dejaba poco margen a la creatividad de los artistas por lo que fueron los evangelios apócrifos, es decir, los relatos no oficiales los que, recogiendo diferentes tradiciones, enriquecieron la iconografía. Patricia Grau-Dieckmann considera que la Huida a Egipto es una de las que más se ha beneficiado con la aportación de las leyendas apócrifas.

Entre las representaciones añadidas al mensaje de Mateo se encuentra el 'descanso bajo la palmera' que realiza la familia en el desierto. María ve los dátiles, pero están demasiado altos. El Niño Jesús ordena al árbol que se incline para que su madre pueda recoger los frutos. Otro episodio interesante es cuando entran en «una ciudad egipcia» y se desploman los 365 ídolos del templo. El gobernador de la ciudad reconoce a Jesús como a su dios. La leyenda del 'campo de trigo' tiene el encanto de crecer durante la noche y tapar toda huella de los fugitivos.

Los artistas completan su creatividad añadiendo personajes al relato. En unos casos es el Arcángel San Gabriel, en otros es Jacobo, hijo de la primera mujer de José y en ciertas ocasiones es la comadrona María Salomé, madre de Santiago el Mayor y San Juan Evangelista.

En Armentia no se aprecian datos relacionados con el mundo apócrifo, al menos en el capitel descrito. Pero, si ampliamos la mirada vemos que encima, en el cimacio, aparecen dos cabezas que se podrían incorporar a la escena. No cabe duda que son elementos propicios para estimular la imaginación y completar relatos con cualquiera de los personajes que aparecen en la huida de la Sagrada Familia.

Esta es la ventaja que ofrecen las imágenes en el románico, que cuando no está la escena bien definida pueden servir al predicador de turno a utilizarlas con mensajes diversos.