Patrimonio alavés en el exilio
Una docena de obras, entre ellas un busto romano de Veleia, se exponen en museos de medio mundo
Sergio Carracedo
Domingo, 3 de noviembre 2019, 02:11
Washington, Chicago, Barcelona, León o Madrid son algunas de las ciudades donde varias piezas del patrimonio alavés se muestran de forma permanente. Procedentes de la ... Llanada, de Armentia, del valle de Ayala o de Iruña-Veleia, estas obras de arte no volverán a su lugar de origen ya que son propiedad de los museos o galerías de arte que los exponen. Por donaciones o una sucesión de operaciones de compraventa, lo cierto es que estas piezas con sello alavés lucen en las vitrinas de medio mundo.
Unas son obras pequeñas, de madera, otras son pesadas piezas esculpidas en piedra y unas pocas alcanzan un tamaño que hace difícil imaginar su transporte. Quizá, el caso que más llama la atención por sus dimensiones es el retablo gótico de Ayala, del siglo XIV.
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Retab
Pintado en 1396Art Institute de Chicago
Procedente del conjunto monumental de Quejana el retablo gótico de Ayala se encuentra expuesto en Art Institute de Chicago. Con sus 6 metros y 49 centímetros de longitud y 2,32 metros de altura fue pintado en 1396 y es conocido como 'el retablo de Ayala'. La monumental obra, que representa la vida de Cristo y la Virgen, «es impresionante por su belleza visual, importancia histórica y gran tamaño», destacan fuentes del museo. Es una de la pinturas más antiguas de la colección del museo de Illinois.
El retablo ayalés que acumula miles de kilómetros y hasta cinco dueños
El 'retablo de Ayala' fue encargado en 1396 por Pedro López de Ayala (1322–1407) y su esposa, Leonor de Guzmán, para la capilla funeraria de la familia Ayala ubicada en el Torreón Capilla de la Virgen del Cabello. Esta capilla forma parte del conjunto monumental de Quejana, junto al Palacio Fortificado, el Convento de las Madres Dominicas y la Iglesia de San Juan Bautista.
El retablo permaneció durante más de quinientos años en la capilla familiar del que fuera canciller de Castilla. Sin embargo, el azaroso periplo por medio mundo de la obra comenzó durante la Guerra de la Independencia, en 1809, cuando las Dominicas abandonaron el recinto temporalmente por temor al saqueo de las tropas francesas. Tras el paso de los soldados, el retablo quedó dañado y las religiosas recurrieron al heredero de la casa de los Ayala, el Duque de Alba, y al Nuncio del Papa para obtener fondos y restaurar la pieza.
El fracaso de las gestiones y la falta de medios para acometer la reparación les llevó a vender la obra al coleccionista inglés Lionel Harris, del Spanish Art Gallery, en 1913, quien los subastó en Londres. Su nuevo propietario, el industrial de Chicago Charles Deering lo envió en 1917 de Nueva York a Sitges, para ser expuesto en su mansión, el Palau Maricel, y retornó a Nueva York en 1921 para quedar depositado en el Instituto de Arte de Chicago. Tras la muerte de Deering en 1927, sus hijas lo donaron al Instituto de Arte en 1928. En 1996, en el sexto centenario del magnífico retablo, el Ministerio de Cultura negoció su compra, pero 23 años más tarde continúa expuesto en Chicago. Mientras, en la planta baja del Torreón Capilla de Quejana, donde se encuentran los sepulcros tallados en alabastro de los Señores de Ayala, se halla una copia del 'aventurero' retablo gótico custodiado en Estados Unidos.
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Estat
datada en 1370/1420National Gallery of Art de Washington
El retablo de Ayala no es la única pieza que le falta a Quejana. Al menos otras dos obras magistrales más están lejos del valle de Ayala. Al otro lado del Atlántico se encuentra también una estatuilla medieval de alabastro de 'San Jorge y el dragón', actualmente en la National Gallery of Art de Washington. Esta escultura, tallada en Inglaterra entre 1370 y 1420, se salvó en Álava de la más que probable destrucción a la que estaba destinada en Gran Bretaña «debido a su fragilidad y a los ataques durante la posterior iconoclasia —rechazo a las imágenes sagradas—», ya que «gran parte de este tipo de escultura inglesa fue finalmente destruida», aclaran desde el museo. La escultura muestra al santo patrón de Inglaterra luchando contra el dragón.
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Tríp
Año 1400En paradero desconocido
La tercera de las obras ayalesas es el Tríptico de la Pasión de Cristo, una tabla pintada de la Baja Sajonia, que pertenece a una colección privada. Se trata de un altar portátil que perteneció al Canciller Ayala y que, posiblemente, llevaba en sus viajes. Su anterior propietario permitió su exhibición en 2010 en el Museo de Arte Sacro de Vitoria, en la muestra titulada 'El tesoro de Quejana'. Hecho en temple sobre tabla hacia el año 1400 fue realizado por la Escuela de Turingia, Alemania. Después de la exhibición fue vendida y en estos momentos se desconoce su paradero.
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Vasij
Siglo III a. C.Museo Arqueológico Nacional
El Museo Arqueológico Nacional expone una vasija con pie de copa realizada a torno y decoración pintada de bandas de círculos concéntricos. Hallado en el yacimiento riojano alavés de La Hoya este vaso de 17 centímetros de alto y 19 de diámetro perteneció al poblado documentado desde el siglo IX a. C. aunque esta pieza está datada en el siglo III.
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Pilar
Siglo XIIMuseo Arqueológico Nacional
El denominado Pilar de la Lujuria, que perteneció a la iglesia de San Andrés de Armentia, hoy conocida como de San Prudencio, se expone en Madrid. Unas «agresivas obras de restauración» en el templo alavés en 1776 ocasionaron la desaparición de la portada primitiva y el desmantelamiento de sus piezas escultóricas. Sin un lugar para el Pilar, la pieza, que mide más de dos metros de altura, acabó primero en Zurbano y después en los jardines del Museo de Bellas Artes de Álava. Tras algunos «avatares largos de explicar y el desinterés de las instituciones se vendió» al Museo Arqueológico Nacional, donde se expone como una «pieza destacada de la colección», explica el historiador del Arte Gorka López de Munain, del colectivo Álava Medieval.
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El Th
Siglo IIMuseo Lázaro Galdiano
El Thoracatos se encontró en las ruinas de la ciudad romana de Iruña-Veleia. Estas piezas son representaciones de personajes con coraza militar de época romana que se colocaban en lugares públicos, aunque el de Veleia se ha interpretado «como un objeto doméstico destinado al culto en un altar familiar que posiblemente represente al dios Marte», indican desde el Bibat, donde se ha expuesto hasta este jueves. De él se sabe que en 1873 era propiedad de Miguel Rodríguez Ferrer y se encontraba en Larrabea. Tras su muerte, en 1889 pasó a manos de Ricardo Becerro de Bengoa y tras el fallecimiento de éste, en 1902, se perdió su rastro, hasta que Paloma Acuña lo identificó en 1975 entre los fondos del museo madrileño que lo custodia en la actualidad.
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Virge
Siglo IIMuseo Marès. Barcelona
Larrara fue una de las aldeas que en 1337 contribuyó a la creación de la nueva villa de Alegría. Hacia esa época la iglesia parroquial de Larrara se dota de una imagen gótica de la virgen con el niño. Despoblada la localidad, la iglesia de Nuestra Señora de Larrara estuvo en pie como ermita hasta el siglo XIX. El escultor y coleccionista Frederic Marès la adquirió y está documentada en el Museo del mismo nombre desde 1952.
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El ca
1813Museo del Ejército. Madrid.
Es una de las piezas de artillería más significativas que conserva el Museo del Ejército. La leyenda que contiene y el escudo de la capital alavesa se deben a que tras la Batalla de Vitoria este cañón fue rescatado por jóvenes vitorianos de las manos de los soldados de José Bonaparte, por lo que se convirtió en un símbolo de la resistencia popular. De la Batalla de 1813 se guardan además ocho proyectiles y la condecoración Cruz de Vitoria. El cañón, fundido en bronce mexicano, se fabricó en Sevilla en 1790.
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Baraj
1929Museo de León
Una baraja histórica, fabricada por la viuda e hijos de Heraclio Fournier en Vitoria para las exposiciones de Sevilla y Barcelona de 1929, se encuentra por donación en el Museo de León. Se trata de 40 naipes numerados y agrupados en cuatro palos de oros, copas, espadas y bastos, representando los tres primeros las monarquías de Fernando V, Carlos I y Felipe II respectivamente durante las que se produjo la colonización y el último monarcas y motivos autóctonos.
En el reverso consta el escudo de Carlos I rodeado del toisón de oro y borde exterior con escudos de las 22 repúblicas americanas que formaron el imperio colonial, más el escudo de Portugal; en los ángulos escudos de Castilla, León, Navarra y Aragón. Cada carta de los distintos palos es alusiva a
personalidades, mapas, atributos, escudos o símbolos de los conquistadores. Posee librillo explicativo de las figuras y caja para ser guardada, con letra capital impresa en oro, indicando la exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, la fábrica de elaboración y una carabela.
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Los c
Siglo XVIIMuseo Marès de Barcelona
La escultura de San Marcos, realizada por Lope de Larrea en 1610, también se encuentra en el Museo Marès de Barcelona. Aunque en este caso, no está expuesta. El escultor y coleccionista de arte Frederic Marès la compró y la donó al museo en 1979. Esta talla policromada, realizada en madera, mide 58 centímetros de altura, 109 de largo y 15 de grosor. Está datada en el primer cuarto del siglo XVII.
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Talla
1610Museo Marès de Barcelona
La escultura de San Marcos, realizada por Lope de Larrea en 1610, también se encuentra en el Museo Marès de Barcelona. Esta pieza procede del taller que el reconocido escultor alavés tuvo en su pueblo, Salvatierra. Esta talla policromada, realizada en madera, está datada en 1610 y tiene una altura de 97 centímetros. Al igual que otras obras alavesas, fue adquirida por el escultor y coleccionista de arte Frederic Marès, que la donó al museo en 1979. Se expone en la sala 26 de este centro.
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Autog
1930 y 1931Museos de Canadá y EE.UU.
Vitoria tiene una calle dedicada al más grande aviador, inventor e ingeniero aeronáutico nacido en esta tierra. Sin embargo, sus obras no están en Álava, sino bien lejos. Al otro lado del Atlántico, los norteamericanos guardan dos aviones vinculados con este ilustre alavés y los exponen en sendos museos de Estados Unidos y Canadá.
En el Museo Americano del Helicóptero, en West Chester, Pennsylvania, se guarda un PCA-1A, prototipo de autogiro con patente del español Juan de la Cierva que en 1930 diseñó y construyó Heraclio Alfaro Fournier (1893-1962) con un material revolucionario para la época, la baquelita. Los autogiros, antecedentes de los helicópteros por su capacidad de despegue y aterrizaje vertical, tuvieron un gran desarrollo en Estados Unidos.
Otro de estos aparatos construidos a principios de 1931 se conserva en un almacén del Museo de Aviación de Canadá, en Ottawa. Es un Pitcairn que pasó por muchas manos antes de que fuera adquirido en octubre de 1967 por el museo canadiense. Fue fabricado por Pitcairn-Cierva Autogyro Company en Estados Unidos alrededor de 1931-32 basado en los modelos de autogiros diseñados por Juan de la Cierva y fabricados por Heraclio Alfaro en la década de 1920. En 1931, se convirtió en el primer avión de ala giratoria certificado para uso comercial en los EE. UU y en el primer avión de ala giratoria registrado en Canadá.
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