El nuevo bosque de Mercedes
El Ayuntamiento y la multinacional suscriben un convenio por el que la plantilla podrá acceder durante 10 horas al día desde las oficinas al quejigal contiguo
El bosque contiguo a la fábrica de Mercedes Vitoria es desde hoy un jardín todavía más cercano a la multinacional alemana. La compañía del grupo ... Daimler y el Ayuntamiento rubricaron ayer un convenio de colaboración que va a permitir a los trabajadores acceder durante 10 horas diarias al quejigal pegados a la fábrica mediante una entrada directa.
El acuerdo, tejido en los últimos meses con discreción, fue firmado el pasado 25 de abril. Sin embargo, no fue hasta este miércoles cuando se comunicó el pacto a la plantilla a través de un mensaje enviado por el propio Bernd Krottmayer a cuyo contenido ha tenido acceso este periódico. La masa de quejigos –«un tipo de bosque semejante al de los robles»– podrá ser usada por los empleados durante diez horas al día, desde las 8.00 hasta las 18.00 horas.
La alcaldesa Maider Etxebarria participó el martes por la tarde en el acto de apertura junto a Krottmayer, el concejal de Urbanismo Borja Rodríguez y Francesco Ciancia, jefe de Operaciones de Mercedes Vans a nivel global. El convenio entre el Consistorio y la empresa permite abrir el acceso directo desde la factoría. La multinacional ha invertido 70.000 euros en acondicionar caminos y mobiliario para el quejigal. De aquí en adelante, la preservación del bosque correrá a cuenta de las arcas municipales, mientras que Mercedes se encargará de conservar «el mobiliario urbano, la cartelería y los elementos que favorezcan la biodiversidad». Una vez el convenio caduque, los elementos instalados en el bosque pasarán a ser propiedad del Ayuntamiento.
Ni papeleras ni ceniceros
«Este acto simboliza nuestro compromiso de ser buenos vecinos de este espacio natural», señaló Krottmayer. Mercedes no ha instalado ni papeleras ni ceniceros en el bosque «porque no es un parque, es un ecosistema vivo». Los depósitos de basura habrá que realizarlos en la fábrica. «Por eso os pedimos que lo disfrutéis con respeto, sin dejar residuos, cuidando cada detalle para que siga siendo ese pulmón verde que ahora tenemos el privilegio de compartir», rogó el director de la mayor fábrica de Euskadi a sus 5.000 trabajadores.
El propio ejecutivo explicó el valor ambiental de la masa vegetal a sus trabajadores. El bosque de quejigos es «semejante al de los robles, que produce bellotas y conserva sus hojas secas durante todo el invierno». «Es un bosque relicto, un testigo vivo de la vegetación que dominaba la Llanada Alavesa antes de que la agricultura y la ciudad transformaran el paisaje. Estos bosques aislados se llaman 'bosques isla', y tienen un valor enorme para la biodiversidad», indicó Krottmayer a su plantilla.
«Tenemos una gran oportunidad: traer un trozo de naturaleza a nuestro día a día en fábrica. Hagamos que sea un lugar para pasear, desconectar y recordar que nuestro trabajo no solo construye vehículos, también contribuye a un futuro más sostenible», exhortó.
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