Nueve escalones que dificultan hacer gestiones en Laguardia
El caso del edificio de la Seguridad Social, el Juzgado de Paz y el Registro Civil no es único. El colectivo Eginaren Eginez denuncia en las Juntas Generales que la zona rural de Álava acumula multitud de de problemas para las personas en sillas de ruedas
Nueve escalones. Los vecinos de Rioja Alavesa tienen que bajar estas escaleras cada vez que necesitan acudir a la oficina que acoge la Seguridad Social, ... el Registro Civil y el Juzgado de Paz en Laguardia. Una incomodidad para la mayoría que se convierte en una barrera arquitectónica insalvable para quienes necesitan sillas de ruedas para desarrollar su vida o tienen problemas de movilidad. El colectivo Eginaren Eginez ha evidenciado este jueves en las Juntas Generales una situación que -a su parecer- es una constante en la zona rural del territorio.
Es cierto que existe una plataforma oblicua, es decir, el dispositivo salvaescaleras que se instala sobre los propios escalones. Sin embargo, la asociación ha recalcado que ese dispositivo necesita una tercera persona para accionar el botón y ponerlo en marcha, lo cual lastra su autonomía y «estigmatiza» al colectivo. «Nos encontramos una vez más con dificultades de accesibilidad, que nos imposibilita el ejercicio de derechos básicos fundamentalmente», ha criticado el vicepresidente de Eginaren Eginez, Igor Navarro.
Porque una persona con silla de ruedas o con algún problema de movilidad «no puede acudir, no puede ejercer los trámites y no puede ser recibida cuando así se lo ha reclamado la propia institución en igualdad de condiciones del resto de la población».
La coordinadora de Eginaren Eginez, Elena Avalos, ha asegurado que la ley no incluye las plataformas oblicuas como elemento de accesibilidad, sino que sólo lo son las rampas y los ascensores. «Si arquitectónicamente no es posible colocar ninguno de estos dos recursos, lo que habría que hacer es cambiar este servicio público a otro lugar del municipio», ha criticado Avalos.
«La situación de accesibilidad e incumplimientos en la zona rural, al margen de la capital, son mucho mayores. A lo largo de la historia de nuestra asociación, las situaciones más graves de accesibilidad las encontramos en los pueblos», ha criticado Navarro. En estos momentos cuentan con quejas en el centro de salud de Salvatierra, la biblioteca municipal de Amurrio, las paradas de autobús de Oion o el centro cultural de Labastida, que «muchas veces se encuentran con un silencio administrativo o un desconocimiento de las leyes de accesibilidad»
«Detrás de esto existe una falta de reconocimiento, previsión y prioridades hacia lo que es garantizar los derechos fundamentales del colectivo de personas con discapacidad», ha ahondado. «Al final la población ve que por parte de las instituciones hay un trato diferenciado, y eso cala y se traslada en la forma en que la población en general acaba tratando a las personas con discapacidad», ha criticado el 'número dos' de la asociación, que ha acudido a las Juntas Generales a propuesta de Elkarrekin Araba.
«Es urgente cambiar estas dinámicas. Las personas con discapacidad empezamos a no confiar en las instituciones, ¿de qué sirven para nosotros? Es algo de lo que tienen que reflexionar», ha cuestionado el vicepresidente de la asociación, que no ha descartado que si algunas de estas situaciones no se solucionan puedan llevarse a los tribunales a través de la Fiscalía.
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