«Una noche en comisaría tiene un efecto disuasorio para mucha gente»

- Accede a un cargo complejo. ¿Qué cambios barrunta?

- Muchos. Creo que hay que empezar por un primer punto, que es la cooperación y la confianza.

- ¿En qué piensa exactamente?

- Antes de afrontar cualquier cambio quiero escuchar a la gente que haga falta.

- ¿Está preparada para la presión, aunque llegue de la clase política como dijo su predecesor por 'el caso De Miguel'?

- Ya veremos si la recibo o no, ¿verdad? Si ocurriese tendría que actuar conforme diga la ley.

- El sentimiento generalizado en la sociedad es que los delincuentes entran por una puerta del juzgado y salen por otra. ¿Les convence de lo contrario?

- Una persona entra al palacio por un delito leve, menos grave o grave. Para imponer una prisión provisional, y la pérdida de libertad que supone, debe haber una base que la sustente. Se determina en función de la investigacón policial y de lo que haya. Siempre hay que valorar los indicios delictivos. Si los hay y se reúnen otra serie de requisitos, como el riesgo de fuga, en esos casos se aplica. Pero la Justicia siempre llega.

- Pero es lenta.

- Pero llega. No vamos a decir que seamos el servicio público más ágil que exista, pero lo que sucede es que siempre llegamos.

- La Fiscalía alavesa se caracteriza por pedir penas muy altas.

- Nosotros funcionamos con una horquilla que se establece en el artículo 66 del Código Penal y dentro de eso, la pena que se solicita es legal. Siempre existe la opción de una adecuación de la petición a las circunstancias de cada caso. Y así se hace.

- Ertzainas, policías locales y vecinos de zonas concretas nos trasladan que la ciudad está más peligrosa. No es que haya más delitos, sino que estos revisten mayor gravedad.

- Yo puedo hablar de menores, que es lo que conozco.

- ¿Y?

- Que ahora se utilizan métodos como armas y por armas entendemos navajas.

- ¿Por qué ocurre?

- Eso lo explicaría mejor un criminólogo.

- Los delitos sexuales subieron un 31% en el último año en Vitoria. Entiendo que será un asunto capital en su mandato.

- Para mí es muy importante. Insisto, por ahora sólo puedo hablar desde el punto de vista de los menores. Pero efectivamente también ha habido un aumento importante de los delitos contra la libertad sexual entre jóvenes. Y han sido hechos graves. Me refiero a violaciones.

- ¿Cómo pueden atajarse?

- Creo que siempre hay que partir de la educación. Aprender una sexualidad sana. Tengo la sensación de que para gran parte de la juventud su sexualidad no es sana a causa de sus fuentes de conocimiento.

- Se refiere a internet.

- Exacto. La pornografía en una tablet, al acceso de cualquiera y sin que se ejercite ningún control, puede ocasionar que tengas un conocimiento de la vida sexual de internet pero no de la real.

- ¿Y los ataques con navajas?

- Los veo difícil de atajar. Me preocupa una sociedad en la que de repente se utilizan armas blancas. Insisto, soy jurista, penalista. Quizá un sociólogo o un criminólogo lo explique mejor.

- O sea, que a ustedes les llega la consecuencia, no la causa.

- También.

- ¿Cuál es el perfil de delincuente con el que tratan en la actualidad?

- El que quieras (sonríe).

- ¿Puede precisar un poco más?

- Me acuerdo en tiempos pasados aquí, o cuando trabajaba en Bilbao, y llegaba el delincuente conocido por todos. Hasta se le dejaba dormir en el juzgado de guardia. Era uno más. Recuerdo uno en concreto. Hablo del típico señor que cada noche hacía 'x' robos en coches. Al final, esa gente acaba siempre en prisión. Hay gente que vive la prisión para la reeducación y la reinserción. Es decir, la aprovecha. Sin embargo, otros no. Pero el delicuente tipo no existe. Tenemos de todo.

- ¿Para qué sirve la cárcel?

- Para la reeducación y la reinserción social. Es así. Hay programas. Hay actividades. Tienes acceso a la cultura, a la educación. Luego ya es una decisión propia del interno si accede o no a esos servicios.

- Un compañero suyo de Fiscalía suele decir que una noche en prisión ya es una experiencia disuasoria para mucha gente.

- Por supuesto que lo comparto. Y diría más. Una noche en comisaría también tiene ese efecto.

- Dirige desde 2000 la Fiscalía de Menores en Vitoria. ¿Qué es lo peor que ha vivido? Quizá los menores tutelados que se prostituyeron o aquella violación grupal de hace dos años que se resolvió con una conformidad.

- Siempre los delitos de agresión sexual y las víctimas. Soy muy intuitiva. Entiendo el Ministerio Fiscal como una institución establecida para la protección. Por el bien de nuestra sociedad no hay persona que merezca más que la cuiden que una víctima. Hay que cuidarla y creerla.

- ¿Y a los delincuentes?

- También cuidarles. Aunque evidentemente cuando cometes un delito debes recibir la sanción acorde. La víctima tiene derecho a que la cuidemos, que le demos el apoyo psicológico, social, todo.

- Los delincuentes menores de 14 años son inimputables.

- Lo que se hace actualmente me parece muy correcto. Se abre un expediente de reforma. Si alguien delinque con esa edad es porque algún defecto tiene, algo existe, algún riesgo. ¿Quién está llamado a cuidar ese riesgo para evitar que vuelva a producirse? Los servicios sociales.

- ¿Qué porcentaje de los menores que pasaron por su oficina delinquen de mayores?

- Entre un 10 y un 15%. Entran en el juzgado de guardia preguntando 'dónde está Carmen' y les dicen que no les ha tocado.