Los niños desvelan sus lecturas favoritas en Vitoria

El museo lleva 17 años organizando este pequeño coloquio para acercar las publicaciones sobre arte e ilustración que tienen en su catálogo al público. Esta actividad consiste en la narración pública de textos, y en esta edición han querido centrarse en su colección de títulos infantiles.

Elena Roseras, responsable de Biblioteca, Archivo y el Centro de Documentación del museo, explicó que 'Lecturas compartidas' nació para conmemorar el Día Internacional del Libro, «y qué mejor manera que compartiendo la experiencia». Todos los años hacen una selección entre los casi 3.000 volúmenes que poseen sobre el mundo del arte, extrayendo fragmentos de los textos para su lectura en voz alta. Este año han sido protagonistas los más pequeños para «inculcarles el amor por los libros desde su niñez».

La actividad comenzó a las diez de la mañana, empezando una narración ininterrumpida que se alargó hasta la una del mediodía. Los participantes trajeron sus propios textos en el idioma que quisieron, leyendo en voz alta durante cuatro o cinco minutos. «Es una manera de compartir» –explicó Roseras– «poniendo en valor el arte, la cultura y la lectura».

La última franja horaria de la actividad, a partir de las doce, estuvo reservada para los txikis como Enara, de siete años, que se animó con el libro 'Las cuatro estaciones', un relato repleto de rimas que consiguió recitar sin problema alguno pese a estar nerviosa. Y es que a Enara le gusta leer mucho, disfrutando de un ratito antes de dormir para hacerlo con su hermano Noa, de cinco años, y su padre, aunque Enara dijo que «algunas frases ya las leo yo solita antes de que las lea mi aita».

Noa no pudo narrar frente a todos, porque hace menos de un año que ha aprendido a leer solo, así que disfrutó de la lectura de su hermana sentado junto a su abuelo. Aun así, ya es un ávido lector. Sus libros favoritos son 'Los Monstruos también tienen miedo' y 'Los futbolísimos', que los está leyendo junto a su hermana porque confesó que los monstruos todavía le dan un poco de miedo, «aunque no existen», aclaró.

Otra de las narradoras fue Ivet, de siete años, que leyó un trozo del libro 'El punto'. «Leo yo sola todos los días», confesó la niña, a la que le encantan los tomos de Anna Kadabra que relatan las aventuras de una bruja en castellano y euskera. Aunque comenzó a leer ella sola hace un año, ya ha podido disfrutar de un libro de 320 páginas, «que tenía muchos dibujos para ayudarme».

Ainhoa era la acompañante de Ivet y comentó que, aunque sus hijos ya son más mayores, también les inculcó el amor por los libros a través de «un momento de lectura antes de acostarse». Primero leía en voz alta uno de sus hijos, después, el otro y por último, ella. «Ahora leen porque tienen que hacerlo», explicó Ainhoa, ya que sus hijos están estudiando en el instituto, «pero leen menos que cuando eran pequeños». Aun así, con la edad cada uno ha ido encontrando su nicho. El mayor, de 18 años, es un aficionado del ciclismo, «así que lee sobre ese tema, como biografías de ciclistas».

Aunque han sido unas fechas difíciles para organizar la actividad porque muchas personas se encuentran fuera de Vitoria debido a las vacaciones de San Prudencio, la acogida ha sido buena, con casi una decena de niños acercándose al museo Artium para compartir sus libros favoritos. «Es una gozada verles cuando se acercan a leer en voz alta», expresó Roseras, «A veces hasta con nervios».