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Es fácil de traducir desde el griego, 'mithos', relato y 'logos' estudio. Luego, mitología, estudio del mito. Según lo cual, para que haya mitología, son ... necesarios dos elementos, los mitos; es decir, los relatos y el estudio sobre ellos. Si falta uno de los dos, no la hay. Existen mitos, relatos, que no han dado origen a mitología alguna, porque nadie los ha estudiado. Nadie los ha compilado, les ha dado forma, los ha escrito. Esto último es muy importante.
Lo que no es tan sencillo es avanzar desde aquí. Puedo asegurar que, aunque no los haya leído, hay cientos de libros escritos sobre qué es, qué no es la mitología. Uno de los recursos más utilizados para hablar sobre mitología es el ejemplo griego. Porque entre Homero y Hesiodo cumplieron la necesidad de que los mitos fueran escritos para convertirse en mitología. Si hacemos uso de lo que escribieron tenemos una buena explicación de la génesis del mundo y de las características de los dioses que lo gobiernan, Cosmogonía.
No soy yo el que ha escrito que los griegos fueron hijos de su mitología. Que, aunque no tuvieron mucho que ver unos con otros, les unió el ser protagonistas de la Iliada o afectados por las decisiones de los dioses olímpicos, según la Teogonía. Como consecuencia de la mitología se sintieron un pueblo y eso les ayudó a organizarse como tal.
Los romanos, como en tantos otros aspectos, supieron ver la ventaja de tener una buena mitología unificadora, aunque fuera a costa de ir sumando dioses y diosas de todo origen a la propia. Fueron capaces, eso sí, de clarificar quiénes eran los más importantes, la 'triada capitolina' y, lo que es mucho más inteligente sumar al relato a la familia imperial: Eneas era hijo de Venus, su hijo, Julio, llevaba su sangre y la familia Julia pues era normal que gobernara con poderes quasi divinos.
Cuando el mito de los mitos se empezó a desgastar tuvieron la habilidad de trasladarse de mitología para incorporar una novedosa versión del relato bíblico, una adaptación de las historias que habían servido de urdimbre a los hebreos para sentirse unos, aunque fueran muy distintos pueblos. Lo excepcional de la nueva narración fue que pretendía ser el soporte de una visión universal. Según la cual, todos los seres humanos pertenecían a una sola familia, la de los hijos de Dios, hermanos de Cristo. El éxito de esta versión fue enorme, con razón.
Lo que voy diciendo no es cosa de ahora. Hace muchos años, muchos otros sacaron las mismas conclusiones. Resumidas en: sin una ficción literaria mitológica no hay manera de hacer grupo, de hacer pueblo, de hacer nación. Por lo que, si no la tenemos por herencia la escribimos nosotros mismos.
En Europa, al fenómeno se le conoce como Romanticismo. Novela, poesía, pseudo historia... todo válido al servicio de la construcción de un falso ente étnico maravilloso caracterizado por su carácter diferenciador. Nosotros, ellos.
Fui lector apasionado de este tipo de relatos. Los que, aunque yo no lo supiera, pretendían justificar la existencia de pueblos antiguos y gloriosos. Me sé de memoria Walter Scott, por poner un ejemplo, pero lo mismo podría decir de los ciclos francos, germánicos, normandos... también de los hispánicos. Pero me intereso más, como es lógico, por la invención vasca.
La existencia de un ámbito histórico vasco es innegable. Se encuentra suficientemente documentada, pero de la misma manera puede manifestarse la pluralidad histórico cultural de los habitantes de ese ámbito.
Es difícil conocer cuáles fueran los relatos 'viejos' que circularan entre ellos. Lo que se relataban en las sesiones de fuego bajo. Algo, muy poco, se pueden entrever de épocas en las que ya existieron cosas puestas por escrito pero no lo suficiente.
Aunque se haya tratado de presentar la realidad de manera equívoca, los vascos fueron permeables a todo lo que ocurría a su alrededor y que les afectaba. Así ocurrió que, relatos de los que iban y venían, relatos genéricos, básicos, mitos con todo tipo de profundidades, llegaron también hasta el interior de nuestras comunidades. No hay manera de identificar en nuestro ámbito algo que no pueda encontrarse fuera, especialmente las pequeñas historias surgidas en el ambiente de los bosques europeos, de los que el País Vasco formó parte.
Existir, han existido intentos de crear una mitología vasca pero con poco éxito; hasta ahora. Ni Sabino, ni Chaho fueron capaces de ser Homero o Hesiodo. Hay cosas sueltas, destellos, pero sin que hayan llegado a fraguar.
Porque una cosa es sentir la presencia del 'Basajaun' cuando se atraviesan los bosques profundos, otra haber oído hablar de un 'cíclope tártalo', conocer las historias de 'Amalur/Mari' y sus escondrijos, y otra muy diferente contar con una cosmogonía; es decir. lo que viene a ser una mitología. Los vascos no la tienen, porque los vascos como nación no existen. Quizás porque nadie ha sido capaz de escribirles una. A pesar de los esfuerzos para hacer ver que sí, hablando todo el tiempo de ella como si existiera, el último intento a través del cine. Por eso hablo más de mitomanía que de mitología.
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