Terrazas para desayunar, comer y cenar en Vitoria
Cuando el sol se acuerda de Vitoria y los días se alargan, la ciudad se transforma y los veladores se llenan de vida. Estos son algunos de los que disfrutar en la capital alavesa
Hay ciudades que miran al mar, mientras otras se esconden en la montaña. La capital alavesa, en cambio, cuando llega el verano, se rinde a sus terrazas. Las aceras se llenan de vida, las mesas se pelean por el mejor rincón al sol y hasta el café sabe distinto con el murmullo de fondo. Porque, en Vitoria, el verano no se mide en grados, se mide en ratos al aire libre, en cañas frías y en esas sobremesas que se alargan hasta que el cielo se tiñe de azul noche. Y se puede arrancar a primera hora de la mañana y terminar de copas, ya de madrugada.
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Para desayunar: Vistas entre deportistas y zumos ecológicos
Para iniciar la jornada con energía, nada mejor que una visita a Café Prado (Felicia Olabe, 3), ubicado en El Prado, un rincón privilegiado donde disfrutar del entorno tomando un buen café. Allí cuidan hasta el último detalle y sus pintxos de tortilla son contundentes y muy ricos. Tiene las mejores vistas y es habitual compartir bocado con deportistas que aprovechan el parque para practicar sus disciplinas preferidas. No falta bollería de primera y cafés de calidad.
Otro espacio ideal para un buen almuerzo es el Om Café & Club (Oion, 14), en el corazón del barrio de Zabalgana. Allí gobierna lo saludable. Zumos ecológicos, cafés originales y unas tostadas épicas. La de ricotta, pesto de avellanas, cherrys confitados, tomate seco y germinados o la de salmón ahumado, queso crema, mostaza suave, huevo ecológico revuelto y rúcula son impresionantes. El buen rollito de canela pone un toque dulce categórico y un desayuno en su terraza es un diez imbatible.
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Para comer: Croquetas en el pulmón de Vitoria o pintxos a ritmo de jazz
A la hora de comer, Las Terrazas de La Florida (Ramón y Cajal, 7) es una novedad a tener muy en cuenta. Comprometidos en ofrecer una experiencia culinaria única, rodeada de la belleza natural que brinda su hermoso entorno, sus responsables brindan una gastronomía única a base de picoteo, hamburguesas, bocatas, tostas dulces y saladas… Y siempre, mires donde mires, con vistas al parque más céntrico de la ciudad. Su tabla de croquetas variadas (de boletus, bacalao, queso azul o chipirón), las clásicas rabas o los nachos rancheros, son perfectos para arrancar, y si el hambre aprieta, se puede coronar con un buen bocata. El Mediterráneo, que también tiene opción vegana, es uno de los más originales con rúcula, tomate, aguacate, champiñones salteados y cebolla roja.
La sobremesa y el 'tardeo' pueden disfrutarse muy a gusto en otra terraza, la del Café Dublín (Herrería, 2) donde gozan de la mejor banda sonora, un ambiente increíble y unos pintxos y cervezas de los que dejan huella. Si el jazz manda en la ciudad, el Dublín abre sus puertas a las bandas más vibrantes. Si impera el rock, el céntrico pub invita a los grupos más explosivos. No faltan exposiciones fotográficas que iluminan sus paredes y su velador, en plena Plaza de la Virgen Blanca, seduce a cualquiera. Es uno de esos sitios con solera que ganan adeptos día a día.
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Atardecer en una azotea o un coctel en un 'chill out'
El atardecer en Vitoria tiene un nombre: Greenfinity, en la azotea del Apartahotel Kora Green City (Plaza del Renacimiento, 12), un lugar perfecto para relajarte mientras se goza de vistas espectaculares al 'skyline' gasteiztarra. Tomarse una copita en esa terraza es toda una experiencia. A eso se le llama disfrutar de Vitoria desde lo más alto.
Y para rematar la jornada, en el recién estrenado Pikos Pardos (Calle de los Nogales, 4) apuestan por un 'chill out' original y atractivo con un ambiente exclusivo, música personalizada y la posibilidad de adaptar su carta de bebidas y picoteo al gusto de cada cual. Bajo una cálida iluminación, una decoración natural y una atmósfera que invita a la desconexión, el lugar propone una degustación de cócteles de primera, copas elaboradas con mimo o unas tapas sabrosonas que alegran cualquier noche vacacional. Un punto final de categoría.
