El Iradier Arena aumenta los decibelios
La música en vivo en Vitoria recupera el pulso con un concierto para 600 espectadores en un programa inédito
No hacía falta ni que sonaran los primeros acordes para tener la sensación de que lo de ayer fue un punto de inflexión, tanto en ... el ánimo como en la vida cultural de la ciudad. El supergrupo alavés La Excavadora ha demostrado que el Iradier Arena sirve como sede cultural y que sus 600 sillas (el máximo aforo permitido por el momento) van a quedarse cortas en muchas veladas. En su estreno, el reconvertido multiusos rozó el lleno (550 entradas vendidas y muchas acreditaciones) y dejó a músicos, organizadores y espectadores con la sensación de que hay futuro. También mucho trabajo por delante para pulir el sonido y un sinfín de detalles.
Kultura Bizia lleva por nombre la asociación bajo la que hasta 35 agentes culturales de Álava, entre los que se encuentran salas de conciertos y festivales como el Azkena Rock -que ya ha reservado fechas del 17 al 19 de junio para celebrar conciertos-, han dado un paso para animar la programación de las artes en vivo junto a las instituciones. Con los bares del centro animados, en los prolegómenos de propios y extraños existía la sensación de lo nuevo. La velada consistía en una especie de prueba de fuego para el antiguo coso taurino. «Seguro que está bien», comentaba Amaia a su pareja, Jon, antes de entrar.
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La entrada del público al recinto y las gradas estuvo bien señalizada y el recorrido es diferente para salir. Al acceder al coso, la gente se topa con el escenario principal, orientado a una grada acotada para 600 espectadores. En el lado opuesto se halla el escenario pequeño, con capacidad para 250 personas y cuya acústica es mucho mejor.
La expectación también era compartida por los músicos. «Hace un año y pico que no nos pasa esto y no sabemos cómo reaccionar al ver tantas personas», decía Adrià Bertran, el cantante del grupo Crim, que abrió esta particular sesión pasadas las seis de la tarde. Volvían a ponerse a prueba ante un público en el que los gestos de emoción se limitaban a mover el pie, levantar las manos enérgicamente y todo ese repertorio coreográfico estático al que nos hemos habituado. El respeto a las normas -uso de mascarillas, distancia interpersonal y obligación de permanecer sentado- fue generalizado, con el equipo de seguridad del recinto insistiendo en ello.
En ese revolcón de sentimientos, la tarde le pertenecía al grupo La Excavadora, llamados a llenar los festivales de rock con su impulso reivindicativo y ese aval que proporciona la trayectoria de los músicos de Gatillazo y de 'Pela' Urbizu. Todos ellos llevaron al público a aplaudir tras 'Viejas mentiras de viernes' y 'Mala música en la radio'. Casi como antes.
«Lo necesitaba, necesitaba ver a tanta gente», insistía Begoña Nieto, una de las fans del grupo en una de las mesas a pie del escenario. Sigue siendo una cuenta pendiente. «Es verdad que el sonido se puede mejorar», contaba su amiga Sandra Fernández. Para ello, en la antigua plaza de toros se tendría que llevar a cabo una reforma mucho más ambiciosa. Pero no hay que desesperar. Kultura Bizia aspira a mejorar el sonido en próximos conciertos. Y que nadie descarte que el Iradier permanezca como socorrido auditorio más lallá de septiembre.
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