Cuatro temas para discutir en Navidad
Igor Marín
Domingo, 24 de diciembre 2023, 00:45
Qué gran oportunidad tenemos los vinagrillas -o sea, todos los vitorianos- para discutir en los festejos navideños. Las reuniones familiares en las que nos juntamos ... con los cuñados, los primos 'tolosarras' y los amigos que conocen a alguien que sabe de buena tinta todo lo que ha pasado, pasa o pasará. Ahí aparecemos los habitantes de la capital vasca -lo que repetimos hasta la saciedad si alguien en la mesa tiene origen vizcaíno o guipuzcoano- y sacamos a relucir nuestro talante destructivo.
Somos así. Es casi imposible que no aparezca nuestro Scrooge y nos cisquemos, siguiendo un estricto orden, en el Ayuntamiento, la Diputación, o los gobiernos vascos o español (estatal, según a quien votemos). Todo está mal hecho, mal pensado y contra nosotros.
Tenemos argumentos de sobra, pero es posible -Dios no lo quiera- que usted mi lector llegue a la mesa sin temas para polemizar. Así que, como experto Pepito Grillo, le propongo aquí cuatro cuestiones para ello.
Uno. El TAV no va a llegar jamás. Es intolerable que ya esté en 'sitios' como Burgos, León u Oviedo y no aquí. Y si llega, lo va a hacer mal. Con un soterramiento caro e inútil. Las vías han estado toda la vida ahí y no hace falta gastarse un dineral para esconderlas. Por no hablar del 'pelotazo' urbanístico que se va a generar.
Dos. En Vitoria no se hace nada y, lo que es peor, nunca se podrá hacer nada. La parálisis es total por culpa del Ayuntamiento, las licencias, nuestro timorato carácter, el clima, porque se lo lleva o se lo dan todo a Bilbao o por la falta de ambición. Lo que hay, se irá o perderá y lo que venga no funcionará.
Al mismo tiempo, para qué hacer nada. Es mejor dejar todo como está. No hace falta renovar 'Mendi' o invertir en eventos. Hagamos cosas más importantes como nuevos centros cívicos.
Tres. El tráfico. Entre carril bus, carril BEI, carril bici, tranvía, bolardos blancos, isletas de pintura, pasos de cebra elevados, rotondas, dobles filas y semáforos mal sincronizados… Por no hablar del asfaltado. Dicen que hay calles de Júndiz en las que se ha visto a Carlos Sainz padre entrenar para el Dakar. Pero debió romper la suspensión por los baches -y su habitual mala suerte- y se tuvo que ir.
Cuatro. Un clásico, las luces navideñas. Ni Vigo ni tan calvo. Que en algunas calles parecen más un discreto refuerzo de la tenue iluminación habitual -de aquí sale otro tema- que una invitación al jolgorio y el gasto desenfrenado. Claro, así cómo van a sucumbir las hordas de consumidores y turistas a los encantos del comercio local.
Colofón. ¿Y si no hacemos las cosas tan mal, ni la ciudad es tan horrenda, ni somos tan grises? ¿Y si en Vitoria pasan cosas y pueden pasar más? ¿Y si nos dejamos de mirar al ombligo y levantamos la cabeza para coger aire limpio y tener altura de miras? Yo que sé, igual es que la Navidad me ha cegado pero… ¿y si brindamos por vivir en una buena ciudad y empezamos a creer en ella como primer paso para hacerla aún mejor?
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