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Paco Benítez tira de desparpajo andaluz para describir lo que le está pasando estos días cuando saca a pasear a su perro Tor, de raza ... indefinida y entrado en años, por uno de los parques del sur de la ciudad. «Es difícil encontrar el regalito para tirarlo a la papelera. Cuando esos chavales vuelvan a trabajar se van a encontrar con un campo de minas», dice, en alusión a las heces de las miles de mascotas de los vitorianos que hacen sus necesidades en jardines con hierbas que alcanzan en algunos casos más de medio metro de altura y gran espesor. «A mí un día esta se me pierde», exagera María Hurtado, cuando ve a Lur, su bichón maltés, adentrarse en una zona ajardinada llena de dientes de león y malas hierbas.
En plena floración primaveral, los efectos de la huelga iniciada haca casi un mes por casi la totalidad de los empleados de la subcontrata Enviser, encargada de las siegas y de la limpieza y mantenimiento de jardines, del Anillo Verde y de los ocho grandes parques de Vitoria, se notan cada vez más. Las papeleras se van llenado, hay papeles, el césped ha crecido y hasta las margaritas y las campanillas lucen tallos largos, en competencia con la maleza que llega a alcanzar el medio metro de altura y en casos excepcionales algo más.
Muchos de estos hierbajos son gramíneas que han empezado a soltar el polen para martirio de los alérgicos. Y hay otra cuestión de salud que preocupa ante el estado que presentan los jardines: las garrapatas. Con el césped bien cortadito es más complicado que campen a sus anchas unos parásitos que les pueden complicar la vida a los perros. Y es el temor que manifestaban ayer Maitane y Sole en la zona de las universidades. «A ver si ahora que con el calor, la humedad y esta hierba tan alta va a haber más garrapatas...», decía Sole, amarrando a sus dos schnauzer. «Les suelto en el jardín y yo no subo porque ya no sabes lo que vas a pisar». Las dos sabían el motivo de tan asilvestrada situación. «A ver, si hacen huelga para mejorar sus condiciones pues habrá que apoyarlos, ¿no? ¿No puede hacer nada el Ayuntamiento?», se preguntaba Maitane.
Y casi es la misma pregunta que hacían recientemente los representantes del comité de empresa de Enviser, integrado por ELA, LAB y ESK, en el último pleno municipal de abril. Reclamaron la mediación de la concejala de Espacio Público en un conflicto que a día de hoy y tras casi un mes de huelga está enquistado, según explica Íñigo López de Arróyabe, delegado de ESK.
Bajo el lema 'Aquí trabajamos, aquí decidimos', alrededor de 80 trabajadores de Eviser Vitoria colgaron sus podadoras el 26 de marzo en demanda de mejoras salariales y laborales.
A la plantilla se le aplica un convenio estatal «que no responde a la realidad de este ámbito, ni a las necesidades de las personas que trabajan aquí», indicaron los sindicatos, que hablaron de salarios mensuales «mileuristas», muy poco más que el salario mínimo interprofesional. Así las cosas, piden un pacto laboral propio para no ser «meros espectadoras de lo que se negocia a cientos de kilómetros, sin posibilidad de tener voz propia». Además de un aumento salarial buscan reducir la jornada anual, que no se les penalice por enfermar y medidas de conciliación.
López de Arróyabe indica que hubo una reunión de las partes la pasada semana. La empresa ofreción «un incremento de 25 euros brutos al mes en el mejor de los casos», lo que considera «una auténtica falta de respeto a la plantilla en huelga».
Mientras el conflicto sigue, la hierba seguirá creciendo. La plantilla en huelga marchará hoy a pie desde las instalaciones de Enviser hasta el Ayuntamiento y repartirá folletos explicativos. Tienen también previsto hacerse ver en la Retreta y el día de San Prudencio, en las campas de Armentia.
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