La gestión de las cafeterías públicas de Vitoria se frustra por las «fuertes» inversiones y poca rentabilidad
Foronda subsiste con una prórroga y Gamarra sólo abrirá en verano. La Florida o Ataria sufrieron antes esta falta de interés
Las entidades públicas no encajan con el mercado hostelero. Las dificultades que las instituciones demuestran en su búsqueda para encontrar interesados en explotar sus cafeterías, ... restaurantes o comedores son cada vez más recurrentes y chocan de lleno con el sector. Tres ejemplos recientes demuestran esta difícil convivencia y afectan por igual al Ayuntamiento de Vitoria, la Universidad del País Vasco y Aena.
Por partes. Las piscinas de Gamarra sólo tendrán servicio de bar durante el verano porque el Consistorio no ha conseguido recabar ofertas para que alguna firma asuma la gestión de este espacio -parado el anterior estío- durante todo el año. Algo más lejos del núcleo urbano, en el aeropuerto de Foronda, su cafetería subsiste con una prórroga automática hasta septiembre después de que el contrato lanzado recientemente por Aena para que este recurso cambiara de manos quedara desierto. Se han manejado cifras de alquiler, aparentemente asequibles, de unos 6.000 euros anuales.
Por no mencionar la situación en la que se encuentra el campus alavés de la UPV/EHU desde octubre de 2023. No hay comedor porque la empresa que lo llevaba renunció a ofrecer menús. En este tiempo, se ha tratado hasta en tres ocasiones de recuperar el servicio mediante concurso público (la última por 789.222,26 euros por dos años), pero los estudiantes alaveses no contarán con este recurso al menos hasta 2026.

Pero, ¿por qué nadie se anima a tomar las riendas de estos establecimientos o, si lo hacen, deben impulsarse antes tantos intentos distintos hasta que se acierta con su gestión? Fuentes del sector hostelero señalan varios factores. El más crítico tiene que ver con la «fuerte» inversión que precisan estos locales.
A menudo ven arriesgado adelantar estas importantes cuantías. Más aún cuando esas lonjas están pendientes de amueblar o cuentan con maquinaria obsoleta que requiere de reparaciones. A lo que habría que sumar una cuantía del canon por explotación que, en más casos de los deseados, se tacha de «excesiva».
Ubicación y falta de personal
Por ponerle cifras. En las piscinas de Gamarra este importe se sitúa en 5.000 euros anuales y en las de Mendizorroza asciende a 6.000. Aunque esas, quizás, sean las opciones más económicas para las adjudicatarias porque por las terrazas de la Florida se paga al Consistorio cada ejercicio 15.000 euros y la de Ataria se consiguió adjudicar, por fin, en 2023 por un total de 82.000 durante dos años. Todos esos fueron casos que se le atragantaron en su momento al Ayuntamiento, ya que ninguno -igual que la cafetería de Judimendi- consiguió adjudicarse a la primera.
Los hosteleros reclaman menos trabas para instalar veladores y poder usar las terrazas en invierno
Para revertir esas situaciones, Mario Blanco, que gestiona las cafeterías de El Prado y La Florida, cree que las entidades públicas deberían entregar sus locales «saneados y con mobiliario». Un planteamiento en el que coincide el empresario Iván Saldaña, que pide a las instituciones «más facilidades» ya que «no deben pensar como propietarios sino como responsables de promocionar la ciudad».
El resto de hándicap varía en función de la ubicación. Foronda, por ejemplo, será capaz de atraer empresas según su número de viajeros. Sin ir más lejos, el establecimiento ubicado en la terminal permaneció 7 años clausurado durante la etapa negra que sufrió el aeropuerto alavés, que dejó el pasaje bajo mínimos y cuando se reabrió en 2018 sólo hubo una oferta: la de Indesa, el centro especial de empleo de la Diputación alavesa para la inserción de personas con discapacidad.
Más complejos son esos espacios con zonas al aire libre, donde la rentabilidad acaba por ser «escasa» por ser estacional en una ciudad con un tiempo muy variable. Ante ese problema, la estrategia que plantean los hosteleros pasa porque el Gobierno local sea «más flexible» con normas como las de los veladores. En Vitoria hoy apenas se cierran terrazas y desde que se modificó la normativa en agosto de 2022 sólo 4 locales han dado el paso de poner una estructura con techo por los permisos «tan burocráticos».
El sector también coincide en que hay cánones por explotación «excesivos» y locales sin saneamiento
Pero, subraya el presidente de SEA Hostelería, Juan Carlos Antolín, que «ésta sería la forma de lograr beneficios durante todo el año. Nadie se va a meter en algo que sólo funcionará en verano».
A este cóctel de dificultades se le añade, además, otra cuestión: la de encontrar personal. Una situación que ya sido tildada por el sector de «gravísima» y que se complica en verano por el «repunte de trabajo» que presenta esta industria.
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