«Habría que despolitizar el tema del vino»
El académico, que acaba de recibir un premio por su investigación sobre el Rioja, reflexiona sobre la «crisis» que atraviesa el Consejo Regulador
Es uno de los mayores expertos sobre la historia del vino de Rioja. Sus investigaciones rigurosas, su criterio experto se tienen muy en cuenta a ... ambas orillas del Ebro. Ahora la prestigiosa Organisation de la Vigne et du Vin (OIV) acaba de conceder al catedrático de Historia Contemporánea de la Unidad del País Vasco Ludger Mees un premio internacional por su reciente obra 'The History of Rioja. Tradition and Invention' (editorial Routledge) en la que aborda la creación del vino de Rioja y reflexiona sobre los retos a los que se enfrenta.
- ¿Cómo se 'inventa' el vino de Rioja?
- Desde que tenemos testimonios escritos sabemos que en Rioja se ha hecho vino, desde los romanos. Pero mi estudio se centra en el vino que conocemos hoy en día, el de calidad. Y eso sí que es un fenómeno más reciente. Surge a partir de mediados del siglo XIX, en medio de una enorme crisis económica y social, en un momento en que el vino tradicional tenía grandes problemas: los cosecheros estaban obligados a dar salida todo lo que tenían antes de que llegara el calor del verano y no lo podían vender lejos, lo que produce una enorme crisis de superproducción. Llega un momento en que el vino no vale nada. En ese escenario, se plantea la necesidad de producir más por calidad que por cantidad y así se 'inventa' el vino que hoy día conocemos.
- Precisamente esa apuesta por primar la cantidad por encima de la calidad está ahora en el centro del debate.
- Efectivamente. Yo intento analizar la trayectoria del vino nuevo de Rioja cuando, en Álava y gracias a la Diputación y el 'espionaje industrial' que hicieron al fichar a Jean Pineau un enólogo -entonces conocido como mayordomo- de un château importante de Burdeos. Con él se hace la primera cosecha según los métodos modernos que trajo desde el Médoc. A partir de ahí, en mi libro sigo la trayectoria de este vino hasta hoy. En el último capítulo doy voz tanto a pequeños productores como a grandes empresas y a masters of wine y discutimos sobre lo que ahora ocurre. Resumiendo mucho se puede decir que uno de los grandes problemas del vino Rioja es que es muy conocido internacionalmente por ser bastante bueno pero sobre todo por su precio, económico, en comparación con otros. Y es ahí donde está el gran problema, es ahí donde habría que cambiar bastantes cosas.
«El modelo de ofrecer vinos económicos ha sido muy exitoso pero ha llegado a su límite»
- Sin embargo, usted mismo reconoce en su libro que la historia del vino de Rioja es una historia de tremendo éxito.
- Sí. Lo fue. Se consigue lograr un vino famoso, tan famoso, que llega a la corte y la reina (Isabel II) lo compara con el mejor vino de Burdeos. Hay una gran campaña de marketing del conocido entonces como Médoc Alavés. Sin embargo, llega un momento en que fracasa: era un vino demasiado moderno para su tiempo. Los pequeños cosecheros no podían prescindir de la venta del vino durante tres años para dejarlo en sus barricas para que madurase. Esto solo cambia cuando en el País Vasco empieza la revolución industrial, cuando hay gente que ve que hay oportunidad de negocio e invierte para crear las grandes bodegas. A partir de ese momento surge un enrome éxito que, al final, llega a sus límites y se produce la crisis que hoy en día tenemos otra vez.
- ¿Existe el riesgo de que el vino de Rioja muera de éxito?
- Quizás ese modelo de ofrecer vinos económicos y competir en los mercados nacionales e internacionales haya supuesto una estrategia muy exitosa. Pero esto llega a sus límites cuando se consume menos vino, se produce más y en un mundo globalizado hay cada vez más competidores. Tú tienes que destacar no por precio sino labrarte un carácter, unas características únicas. Esto es algo que hay que corregirlo cuanto antes. Los problemas que tenemos en el Consejo Regulador últimamente reflejan esta crisis y estos diferentes conceptos.
«Hay que superar las categorías de crianza, reserva y gran reserva que tenemos ahora»
- ¿Cree que esta crisis, con la salida de Bodegas Familiares del Consejo Regulador y la creación frustrada de Viñedos de Álava, se resume en una lucha de pequeños productores contra grandes, de David contra Goliat?
- No sólo, pero en buena medida sí. Las pequeñas bodegas que trabajan ese vino más pegado a esas pequeñas parcelas con características especiales no pueden competir en precio con los grandes productores. Si invertimos la perspectiva y se analiza desde el consumidor, si yo voy al supermercado y veo un vino reserva de Rioja por cinco euros y al lado veo otro de 200 también de Rioja, también reserva... me planteo por qué tengo que pagar esa diferencia. Falta muchísima labor de propagandistas bien formados y una diferenciación que tiene que ir mucho más allá de las categorías que tenemos ahora (crianza, reserva y gran reserva). Creo que hay que repensar todo esto e ir a una caracterización más nítida y más específica. Es un gran reto.
«Modelo Borgoña y Burdeos»
- ¿Cuál cree que es el modelo, el espejo en el que Rioja debería mirarse para superar sus problemas?
- En primer lugar creo que habría que despolitizar este tema, siempre se mezcla la política y no es muy beneficioso. El nombre de Rioja, siendo tan conocido mundialmente, va a hacer que la gran mayoría de las grandes bodegas vayan a querer seguir dentro. Solo las bodegas de renombre pueden permitirse salir e ir por libre. Yo no entiendo muy bien cuál es el problema, por qué no se permite que dentro del genérico de Rioja se creen muchas subcategorías de subdenomianciones, que es el modelo de Borgoña y también de Burdeos. Y allí no hay ningún problema. No veo ningún obstáculo a esto salvo los intereses, muy poderosos, de los que se oponen.
- ¿Cómo cree que podría acabar esta crisis?
- Siempre digo que la historia no se repite, pero cosas similares pueden pasar. En los años 20, en plena dictadura de Primo de Rivera, surge una lucha tremenda entre los pequeños cosecheros organizados en los sindicatos católicos contra las grandes bodegas industriales, que tenían viñedos en otras zonas de España y tenían muchísimo interés de llevar uva de La Mancha a Rioja para producir un vino más barato. Hubo una lucha tremenda, pero, al final incluso las bodegas se dieron cuenta que entrar en una denominación podía ser beneficioso y, después de muchos años de resistencia, también se sumaron a esa reivindicación para, a partir de entonces, controlar el consejo desde entonces. Salvando las distancia creo que ahora puede ocurrir algo muy parecido.
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