«¿Nuestro deseo? Que termine ya la guerra»
Jóvenes alaveses de distintas procedencias comparten sus aspiraciones para 2023 y echan por tierra esa imagen de que la suya, la 'Z', es la generación más individualista
Ahí van ellos, nueve jóvenes que hasta hace poco más de cinco minutos no se conocían, que poco o nada comparten más allá de su ... lozanía, de esas ganas de comerse el mundo a bocados. Nacieron a cientos, a miles de kilómetros los unos de los otros y, dentro de esa horquilla imprecisa y difusa que delimita la juventud, cuentan también con edades muy distintas. Unos curran, otros estudian... pero ahí van de la mano, patinando, sujetándose los unos a los otros sobre el hielo de la pista del parque de La Florida, en una metáfora perfecta de cómo se les presenta el año que entra, cómo encaran su futuro más inmediatísimo: resbaladizo, incierto y hostil. El riesgo de pegarse un buen talegazo es más que probable. Pero si eso pasa, ahí van a tener una mano tendida para agarrarse. Si uno cae, el resto hará todo lo posible para volver a ponerlo en pie.
Hayford, Tatiana, Vita, Valentina, Kevin, Santiago, Jayro, Ayat y Lucía son nueve jóvenes de 16 a 23 años. Todos viven en Álava. Y aunque alguno nació en España, todos tienen sus orígenes lejos, muy lejos o lejísimos, pero demuestran que sus aspiraciones son comunes, están por encima de cualquier frontera. Y, sobre todo, echan por tierra eso de que la suya, la Z, es la generación más individualista, más egoísta y menos comprometida de la historia.
Cuando se les pregunta por lo que esperan de 2023, ninguno hace alusión al trabajo (y no será porque no está complicado el asunto), ninguno dice acariciar la idea de hacerse un gran viaje, ni muchísimo menos pide nada material. «A mí lo que me gustaría de verdad es poder reunirme con toda mi familia aquí, en España», se sincera Jayro Salazar, estudiante colombiano de 16 años. «Pues yo lo que querría es que todos tuviéramos tanto amor como agua hay en el mar y tanta salud como estrellas hay en el cielo», replica Hayford Awisi, 20 años, de Ghana, estudiante de un grado de Mecánica y se ve que poeta en sus ratos libres.
Pero por encomiables que sean, todos los deseos con los que encaran el nuevo año estas chicas y chicos se vuelven minúsculos, incluso de una banalidad insoportable, a la sombra de lo único que Tatiana y Vita aguardan para 2023. Ellas lo sacrificarían todo, antepondrían cualquier logro por que terminara la invasión de su país. «El año nuevo es el nacimiento de una nueva esperanza y ahora lo único que esperamos es que se acabe pronto la guerra», aseguran las dos jóvenes ucranianas, a las que se les ensombrece esa mirada prístina suya cuando recuerdan a todos los compatriotas que «han tenido que abandonar sus hogares, irse lejos sin nada, sin saber lo que se iban a encontrar». «A mí lo que me gustaría es que todos pudieran regresar y volver a tener una vida feliz», añade Vita Khoruzha, de 21 años, que lleva cuatro viviendo en Vitoria mientras Tatiana Kvasneuska, de 22 años, asiente. Ella, estudiante de Filología inglesa, huyó hace ahora justo nueve meses. Le encantaría volver.
Con espíritu navideño
Con un poco de espumillón, con unos gorritos de papá noel, les cambia el semblante a las jóvenes ucranianas. Será el espíritu navideño, será esa rara conexión que se establece cuando coincides con gente en una situación similar a la tuya (lejos de casa, con familiares a los que hace tiempo que no ves...), pero el caso es que Vita y Tatiana no tardan en recordar ese ambiente navideño «muy parecido al de aquí» que, si no fuera por el horror de la guerra, se respiraría en Ucrania.
Ayat, española de origen marroquí, pone los ojos en blanco cuando le preguntan -otra más y ya ni sabe la de veces que lo habrán hecho- si en su casa no había regalos por Navidad. «Cuando éramos muy pequeños, nuestros padres siempre nos compraban algún juguete, sobre todo para que, al volver a clase no tuviésemos que dar explicaciones, pero muchas veces cuando nos decían qué nos habían traído los Reyes, yo me lo inventaba», confía la joven de 17 años, estudiante de bachillerato y voluntaria en Cruz Roja. Para ella, claro, estos días están despojados de todo simbolismo religioso, pero comparten un idéntico trasfondo: la unión familiar. «Al final, es un momento en que podemos estar más tiempo en casa y, aunque nosotros no celebremos nada, sí aprovechamos para hacer planes en familia».
«Pero creo que ustedes a diferencia de nosotros, los latinos, tienen una forma muy distinta de vivir la Navidad. En nuestra cultura es muuuuucho más hogareña, más familiar», sentencia Kevin, peruano y estudiante de un grado de cocina y gastronomía, que pone sobre la mesa -nunca mejor dicho- las grandérrimas diferencias que les separan, que nos separan por estas fechas: los platos típicamente navideños. «En Perú el día de Nochebuena se toma pavo al horno y en Nochevieja, cerdo para que traiga prosperidad», explica mientras Valentina, venezolana, hace que al resto se le haga la boca agua al detallar, paso a paso, cómo se preparan las «deliciosas» hallacas, una especie de tamal pero más elaborado a base de harina de maíz, relleno de contundentes guisos de res, cerdo y gallina o pollo. «Prepararlas es un momento precioso, estamos todos juntos, en familia, con música»
«Es que todo esto, tanta decoración, no tiene nada, nada que ver con la forma de vivir la Navidad de mi país. Aquí todo son luces, gente comprando sin parar y allí son días para ir a la iglesia, para estar juntos, para querernos».
Los deseos para el año nuevode nuestros protagonistas
Perú | 23 años
Kevin Coyllo
«Espero que todas las personas puedan cumplir sus metas para el siguiente año y que los conflictos en todos los países se acaben»
Ghana | 20 años
Hayford Awisi
«Que tengamos tanto amor como agua tiene el mar y tanta salud como estrellas hay en el cielo»
Colombia | 16 años
Jayro Salazar
«Le pido a 2023 poder reunirme con toda mi familiaaquí, en España»
Ucrania | 21 años
Vita Khoruzha
«Me gustaría que cada persona que se ha visto obligada a abandonar su casa pueda volver y tener una vida de felicidad y amor»
Ucrania | 22 años
Tatiana Kvasneuska
«Ahora viene el nacimiento de una nueva esperanza. Y esperemos que de una vez por todas terminela guerra»
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