«Dentro de una lógica es bueno que haya conflictos entre padres e hijos»
Hablará sobre el deporte como escuela de vida en el congreso de Hirukide que acoge este sábado el Europa. Él es el tercero de seis hermanos
En casa de los López Iturriaga no se generaban «especiales atascos» para entrar al baño y eso que por su pasillo se cruzaban el matrimonio, ... seis hijos, un abuelo y la empleada del hogar. Eso sí, «había mucho ruido», recuerda Juanma, el tercero de los hermanos. Exdeportista de élite, comentarista, presentador, escritor y conferenciante, ofrece este sábado una charla sobre el deporte como escuela de vida dentro del noveno congreso de Hirukide que acoge el Palacio Europa bajo el lema 'El mejor equipo, la familia'.
– Tercero de seis hermanos, ¿es una buena posición?
– Me vino bien porque mis hermanos mayores agotaron a mis padres en el clásico conflicto generacional, fueron rompiendo el molde y, cuando llegué yo, mis padres ya estaban curados de espanto.
– ¿Qué recuerda de su infancia?
– Fue muy normal, con mucho ruido, en un piso con seis hermanos, dos padres, un abuelo y una empleada del hogar. Tenía mis amigos y en una ciudad como Bilbao llevaba una vida de puertas abiertas: llegábamos del 'cole', cogíamos un bocata y bajábamos al parque. Con mis hermanos mayores me llevaba bastante bien, quizás fui yo peor con mi hermana porque había un año y pico de diferencia e igual, en algún momento, intenté abusar de mi condición de hermano mayor.
– ¿No echó de menos ser hijo único durante alguna cola para el baño?
– No, no (risas). Teníamos un piso suficientemente grande y no recuerdo especiales atascos.
– Hablará este sábado sobre el deporte como escuela. ¿Qué enseñanzas le dejó el baloncesto?
– Muchas, a colaborar en busca de un fin común, a compartir, a que el grupo está ahí cuando te pasa algo, a ganar pero también a enfrentarte al fracaso... El deporte es muy ejemplarizante de las cosas que se necesitan y, en un país donde somos cuatro gatos y estamos deportivamente a un nivel altísimo desde hace 20 o 25 años, merece una reflexión lo que hace esa gente porque es trasladable a cualquier organización.
«De espaldas al fracaso»
– Dice que ayuda a «enfrentarse al fracaso» pero, ¿se educa hoy a los niños para que aprendan a perder?
– Cuando formas parte de un equipo puedes fracasar y eso hay que hablarlo y, sobre todo, interiorizarlo como un elemento más con el que juegas. El miedo al fracaso muchas veces nos paraliza pero hay que verlo como algo normal porque, en el deporte y en la vida, unas veces se gana y otras se pierde, y siempre hay que ver su parte positiva, algunos triunfos han venido de grandes fracasos. A menudo vivimos de espaldas a esa realidad, al fracaso, al desamor, a las caídas o, llevándolo a extremos metafísicos, a la muerte.
– ¿Aconseja apuntar a los hijos a actividades deportivas?
– Sin duda, aunque el deporte no es la solución de todo, que parece que todo el mundo que lo practica es súper guay. Pero es verdad que te mete en un ambiente de grupo, te da unas vivencias, es saludable... y creo que en el horario escolar tiene bastante menos peso que el que debería tener, sigue siendo una de las 'marías', como decíamos en mi época. En el colegio se hace todavía mucho hincapié en algunas asignaturas y de la mitad de ellas, dos años después, se te ha olvidado todo, ya no sabes quién era aquel filósofo o la teoría de no sé qué matemático. La educación en hábitos saludables perdura más en el tiempo.
«El deporte tiene menos peso que el que debería dentro del horario escolar, sigue siendo una 'maría'»
una enseñanza que «perdura»
– Hijo de familia numerosa y padre de dos veinteañeros. ¿Qué le preocupó durante su educación?
– Afortunadamente no me he tenido que enfrentar a ninguna situación complicada con ellos. Mi preocupación fue que crecieran con los valores correctos, que fuera buenas personas, cariñosas, que se relacionaran bien con la gente... más allá de que sacasen sietes o nueves. Me pareció muy importante que cogieran las riendas de su vida porque ahora, con la sobreprotección que damos a los hijos, decidimos demasiadas cosas por ellos. Yo les puedo dar mi opinión pero la última palabra es suya.
– ¿La gran batalla actual en los hogares tiene forma de pantalla?
– Puede ser, y tenemos un poco de batiburrillo en este tema porque entendemos que forman parte de nuestra vida pero intentamos que pasen las menos horas posibles delante de ellas. De todas formas, no creo en la demonización de las pantallas y, además, es bueno que haya conflictos entre padres e hijos dentro de una lógica, claro. Una vez me dijo un psiquiatra que son buenos y, no sólo eso, sino que ganen los hijos porque les va a reforzar.
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