La cultura, frontera contra el virus
Sin rebrotes. Salas de cine, teatros, conciertos o escenarios al aire libre se revelan como espacios con menor riesgo. «Tememos que vuelvan #a cerrarlos. Sería injusto»
Por qué a nosotros? ¿Qué hemos hecho? Es lo primero que se preguntan los gerentes de teatros, salas de cine y festivales al verse señalados ... con el dedo acusador. Ninguno de los más de 200 brotes del Covid-19 activos en España está vinculado a un espacio cultural. Y pese a todo, lo primero que hizo la Generalitat de Cataluña para controlar la expansión del coronavirus, especialmente descontrolada en su territorio, fue amagar con el cese de la actividad de las artes escénicas y de la música en Barcelona. Y como guinda, también pretendía vetar la proyección de películas.
Bajo el lema de #CulturaSegura, los profesionales de toda España, como Ramón Barea, un todoterreno de la escena, no tardaron en mostrar su indignación en las redes sociales. El actor, realizador de cine, director de teatro y dramaturgo no termina de asimilar la actitud del Govern catalán. «Nuestro público es el más tranquilo, disciplinado y callado que existe. Personas que se sientan, miran y escuchan. ¿Cómo es posible que se les vea como una amenaza?», se pregunta el intérprete, Premio Nacional de Teatro en 2013 por una trayectoria titánica.
Barea tiene 71 años y ha asumido que no le importa correr «un riesgo controlado», sin mascarilla ni distancias de seguridad en el escenario, como todos los actores que actúan en España, porque «ahora más que nunca» se necesita la magia del espectáculo en vivo. También Gorka Aginagalde vio que era un sinsentido aquel amago de cerrar recintos culturales. «En los teatros es mucho más controlable todo porque hay marcadas una entrada y una salida y se mantiene religiosamente la separación. En los cines ya antes de la pandemia habían pegado un bajonazo de espectadores», comenta el actor, que bromea diciendo que «a veces dan ganas de pintar una sonrisa en las mascarillas del público».
«La percepción del riesgo entre la gente mayor supera nuestras previsiones»
cines sin edad avanzada
La ola de protestas ante la decisión del Govern alcanzó cotas de tsunami, hasta que se dio marcha atrás: hasta nueva orden, solo se mantienen cerradas las salas de cine en Barcelona. Todo apunta a que en breve se abrirán pero la burocracia de la Administración está retrasando los trámites. «A pesar de que el público está siendo muy responsable, temo que los rebrotes lleven a las autoridades a cerrar los teatros de nuevo. Es injusto. Digo esto cuando la mayoría de los teatros ni siquiera se han abierto aún», afirma Iñaki Rikarte, uno de los dramaturgos destacados del momento.
Responsabilidad
«Nadie ha reparado en gastos para evitar los contagios. Todos sabemos lo que nos jugamos», advierte Alfonso Benegas, presidente de la Asociación de Salas de Cine de Euskadi (EZAE). La máxima preocupación en el sector no es la seguridad, sino la falta de público. En Álava, los cines Vesa -Florida y Gorbeia- reabrieron en junio con más medidas de seguridad de las exigidas por Sanidad. Incluso si el espectador no se siente cómodo puede abandonar la sala y se le devuelve el importe de la entrada. «Mejor que en casa» es el lema que repiten allí. Sin embargo, la facturación pone contra las cuerdas al negocio. Desde entonces, los Gorbeia alcanza el 25% respecto al año pasado y en los Florida tan solo el 15%. Ese dedo acusador que se cierne sobre las salas de cine viene dado por una «concepción errónea», apunta Javier Echaguíbel, gerente de los cines Vesa. «Nos clasifican y agrupan con locales nocturnos. Y poner al cine en esa misma sección de riesgo crea una percepción dañina», lamenta. En esa falta de público en la gran pantalla ha influído la cartelera. «Ha sido un jarro de agua fría porque esperábamos que en julio se estrenaran cuatro películas importantes ('Tenet', 'Bob Esponja', 'Mulan' y 'Pinocho')». Todas se han aplazado. Y otro factor determinante ha sido el temor de las personas de edad avanzada. «La percepción del riesgo que estimamos por parte de la gente mayor de 70 años ha sido mayor que nuestras previsiones»
La fidelidad es un concepto clave en la industria cinematográfica y las artes escénicas. Por ello, la Red de Teatros de Vitoria ha recuperado algunos de los espectáculos que más entradas vendieron antes de la pandemia y no llegaron a representarse debido al confinamiento para octubre. Guardar una butaca entre asistentes o habilitar cuatro entradas son parte de esos cambios. «Si por prescripción facultativa una persona no tiene que usar mascarilla se le asigna un palco aislado», apunta Marta Monfort, directora de la Red Municipal de Teatros de Vitoriacomo otra de esas medidas que adoptadas destinadas a minimizar el riesgo. También comparten responsabilidad actores y cuerpo técnicos. «Exigimos que todo el personal de las compañías que venga esté sano y además nos tienen que traer un certificado de que todo el material está desinfectado», resalta Monfort.
En el Principal se asigna un palco aislado a quien por prescripción no usa mascarilla
minimizar riesgos
La creadora Iara Solano, que se encuentra estos días de residencia artística en la sala Baratza, vivió la vuelta a los escenarios a finales de junio en el reconocido Teatro de la Abadía de Madrid. Allí participaba como asesora artística de la producción 'Delicuescente Eva', primera emisión del teatro en directo vía 'streaming'. «La escena se debe al público por lo que el deseo de todos es poder volver a encontrarnos con responsabilidad».
El violonchelista es uno de los protagonistas de la Schubertiada de Valdegovía, un programa que tiene su sede en el Ampurdán. «Pienso que una situación extraordinaria necesita de nosotros y del valor de la música como una manera de entendernos como sociedad y crezcamos y mejoremos».
«Los eventos culturales son el acto social más seguro que existe a día de hoy»
La vuelta a los escenarios en las últimas semanas ha venido acompañada de emoción y aplausos. Y también de una sensación satisfactoria por parte del sector porque no se ha registrado ninguna incidencia en los recintos. «Ninguno de los nuevos brotes se ha producido en eventos culturales. Posiblemente es el acto social más seguro que existe a día de hoy», subrayó la Directora de Promoción de la Cultura del Gobierno vasco, Aitziber Atorrasagasti, durante la presentación del Festival Internacional de Teatro de Vitoria que este año pasa a contar con compañías españolas únicamente. Con estas palabras, la directora invitaba a tomar asiento en los espectáculos, al mismo tiempo que halagaba el comportamiento del público. Entre las claves de esa seguridad, Atorrasagasti alude a una «gran concienciación por parte de los gestores y un gran trabajo a la hora de adaptar espacios, protocolos, presupuestos y personal a la nueva situación».
Uno de esos eventos que ha tenido que adaptarse ha sido el Festival de Jazz de Vitoria, cuya 44 edición se ha aplazado hasta 2021. En su lugar idearon una programación alternativa, en pequeño formato, bajo el nombre 'Vitoria VG Club' que se celebró el pasado fin de semana en The Garage. Alberto Ibarrondo, director del Festival de Jazz de Vitoria, indica que llevaban «meses atentos a cualquier decreto relacionado con la seguridad y se había trabajado en protocolos para distintos escenarios». Nadie hizo caso omiso a las recomendaciones.
La buena acogida de iniciativas teatrales y musicales ha venido determinada por unos aforos que, en otros casos, están lejos de alcanzarse. Esta es una de las preocupaciones del departamento de promoción cultural. «El público no está respondiendo como nos gustaría en todos los sectores. Existe cierto miedo, como al acceso al cine, y como sociedad tenemos que reivindicarlos, acudir y ayudarlos porque se están enfrentando a una crisis total», indica.
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