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– ¿Por qué vive ahora en Logroño?
– Por el euskera. Yo tengo dos hijos: uno vive desde hace tiempo en Madrid y otra que ... ha trabajado conmigo en el despacho. Ella tiene cuatro hijos y una tuvo problemas muy serios con el euskera, que estaban provocando que se quedase atrás, y en Euskadi es difícil encontrar plaza para estudiar en tu lengua materna, así que la familia decidió venirse a Logroño, aunque mantienen su trabajo en Vitoria, y después me vine con mi mujer para estar con ellos. Lo que no consiguió ETA lo ha hecho el euskera.
– Se le nota desilusionado.
– En cierto modo me siento culpable porque participé en las negociaciones del Estatuto de Gernika con la UCD de Adolfo Suárez en el Palacio de La Moncloa. Recuerdo que en la última noche antes de agotar el plazo máximo Alberto Oliart dijo: «No podemos admitir la competencia de Educación como la planteáis porque tenemos que pensar en la gente no nacionalista. Más adelante, cuando comprobemos que Euskadi no es como Alabama, podemos volver a hablar». En ese momento, Arzalluz se levantó como una pantera: «¿Cómo que Alabama? Esto es intolerable».
– ¿Y cómo se solucionó?
– Salimos al patio. Y oímos unas broncas de cuidado entre los de la UCD. Aún recuerdo que Oliart se puso después un whisky enorme y se quedó mirando a la sierra madrileña. Volvimos a la reunión porque nos faltaban pocas horas y aún quedaban por solucionar asuntos tan importantes como la policía autónoma y fueron Suárez y Carlos Garaikoetxea quienes finalmente hablaron para arreglar el asunto de la educación. Cedió Madrid y quedó como está. Ahí es donde empezó uno de los grandes problemas de España en estos momentos. En Euskadi se ha acabado imponiendo el euskera. No poder estudiar en tu lengua materna es una barbaridad, así que cuando me hablan de nacionalismo inclusivo, de transversalidad, de respeto... no sé de qué me hablan viendo la situación de la educación.
– En aquel artículo de Prensa que hace veinte años desencadenó su expulsión decía que el PNV necesitaba «un proyecto político integrador, respetuoso con la pluralidad de la sociedad vasca, desarrollado y para todos los ciudadanos desde el convencimiento, solidario con todos los demás pueblos y nacionalidades de España».
– Y no se ha conseguido. Cuando vea que efectivamente permiten elegir a los padres la lengua materna para la educación de sus hijos... Hasta entonces podrán cantar misa, que tendrán un proyecto 'asimilador', que no es lo mismo que integrador. Dicho esto, estoy encantado de haber estado en el PNV, se han portado muy bien conmigo y les agradezco que me hayan dejado en paz desde hace años.
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