Gil y Cerdán: el gran comunicador y el hombre polifacético
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ELISEO GIL
El gran comunicador
El fabuloso cuento del maestro egipcio que llegaba a Veleia a enseñar jeroglíficos y latín a los niños de una rica familia romanoalavesa sonaba raro, chirriaba a los historiadores y a otros muchos expertos pero... Pero salía de la boca de Eliseo Gil (Vitoria 1961), un arqueólogo querido en los ambientes culturales de Vitoria. Si lo decía Eliseo, no había motivo de duda, porque para todo el mundo era una persona de probada honestidad.
Tanta era la fe en el arqueólogo que cuando, en noviembre de 2006, surgieron las primeras dudas por boca de tres profesores universitarios -los lingüistas Joaquín Gorrochategui y Joseba Lakarra y el historiador Juan José Larrea-, numerosos arqueólogos expresaron su profundo malestar por los recelos.
El milenario poblado ubicado a poco más de diez kilómetros de Vitoria ha sido la gloria y la tumba profesional de Eliseo Gil. La gloria porque, con lo difícil que es vivir de la Arqueología si no se ejercita la docencia o se tiene un puesto de funcionario en una institución como un museo, Gil consiguió un patrocinio multimillonario por parte de los responsables de EuskoTren. Ni más ni menos que 3,7 millones de euros en una década. Su trato afable y sobre todo sus buenas dotes como comunicador le permitieron, además, implicar económicamente en el proyecto a todas las instituciones que ha tenido a mano. Y es que, pese a su carácter tímido, ha sido sin ninguna duda un excelente relaciones públicas.
Pero cualquiera puede morir de éxito. Eliseo también. La Veleia que le encumbró se lo ha tragado.
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RUBÉN CERDÁN
El hombre polifacético
«Rubén Cerdán es una de las claves para llegar al fondo del engaño de Veleia». Quienes llevan años obsesionados con el 'affaire' de centenares de piezas con dibujos de temática cristiana y palabras en euskera y latín siempre han sospechado del hombre a quien Eliseo Gil encargó certificar la falsedad o la autenticidad de las inscripciones.
Pero... ¿quién es Cerdán? Sin duda, alguien muy escurridizo porque, pese a haber tenido relación profesional con varias instituciones, nadie sabe a ciencia cierta de quién se trata. A mediados de los noventa, este autodenominado doctor en Física Nuclear y Química Física por la Universidad Politécnica de Tel Aviv, aunque nadie ha podido certificar esta titulación, recaló en Vitoria y empezó colaborar en estudios financiados con dinero público, como el dedicado al yacimiento de La Hoya que firmó con la co-directora de las excavaciones de Veleia, Idoia Filloy, y con el responsable del museo de Ciencias Naturales.
Técnico de Medio Ambiente en Legutiano, su intervención en el escándalo de Veleia ha sido crucial. Sus análisis autentificaron los falsos hallazgos, pero es que sus informes, por los que ha cobrado miles de euros, siempre estuvieron bajo sospecha. Hoy la sentencia da por sentado que él y Eliseo Gil tejieron el engaño.