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El Carnaval ya dibuja su alegría en Vitoria
La mecha festiva arranca con el pasacalles de los Pintores. 29 comparsas y 7.003 personas participarán en esta tarde de sábado en el desfile.
«Y nos vamos a Vitoria a pasar el carnaval…». Ya están aquí. Todo colorete, un festín de pelucas, sombreros, monos de trabajo y ... narices rojas. La fiesta que se había dibujado en la cabeza de muchos durante las últimas semanas -incluso meses- ha llegado puntual a la capital alavesa. A la una del mediodía de este sábado, un animado grupo de pintores cargados de buen humor entonaba esa melodía tradicional que ya sonaba a finales del siglo XIX.
En la estación de Renfe de la calle Dato les aguardaban zancudos que, con cada estornudo, soltaban confeti, familias de superhéroes, parejas de abejas y piratas, carritos de bebés tuneados como camiones de bomberos, Gokus, Wallys... e incluso otros pintores de pincel fino y paleta. En el mismo andén esperaban Patxi, Pedro, Alfredo y Javi, cuatro vitorianos caracterizados con ese largo bigote y capa del gran maestro Diego de Velázquez, junto a Estíbaliz, Pili, Montse y Merche, en el papel de meninas. ¿Pique por ser el más artista? «Estamos viendo quién pinta el mejor cuadro», decía esta cuadrilla de Ariznabarra.
Como novedad de este año, encabezaba el animado grupo el cabezudo del Pintor de Vitoria, con su larga bata blanca. Por primera vez, este hombretón -uno de los cuatro clásicos creados en 1917, junto con Escachapobres, Cachán y Celedón- se ha sumado al pasacalles.
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K de Calle, Titania Teatro, Fanfarre Biotzatarrak y Fanfarre Indarra han animado el recorrido hasta la plaza del Arca, donde Laura Gómez y Pedro Díez, con disfraces de «pijama calentito», se retrataban junto a El Caminante, que ya luce un sombrero lleno de pinceles. Para gustos, colores.
En ese escenario, los sones de la fanfarre acompañaron a Cecilio Ruiz de Ocenda, nieto del aguacil, encargado de recordar cómo eran los bandos dictados en Vitoria en 1901. Ante una plaza repleta de color, leyó a la una y media las normas que regían las fiestas de antaño. «Ninguna persona dispondrá de armas o espuelas, aunque lo requiera el disfraz», recitaba tras un toque de corneta.
Coplilla a la Policía
Vestido con el traje de aguacil de su abuelo, Ruiz de Ocenda también expresó sus deseos en ese llamamiento a la fiesta. «Queda prohibido ponerse enfermo» y «queda prohibida la tristeza y el desaliento, al corazón hay que tenerlo contento», proclamó, desatando los aplausos. Incluso dejó un recado en forma de coplilla a los efectivos policiales, aludiendo al conflicto abierto abierto con el Ayuntamiento de Vitoria, que ha obligado a contratar a 20 auxiliares de seguridad para el desfile. «Los policías municipales siguen en huelga de celo. Que pidan lo que ellos quieran, pero que no toquen los hue...», dijo Ruiz de Ocenda en ese papel de aguacil.
Con la vista puesta en el cielo, la jornada se presenta poco nubosa, con mínimas de 0º y máximas de 7º. El pasacalles de los pintores dejaba una estampa clara de ruptura con la rutina. Ha sido el aperitivo de uno de los días más animados del primer trimestre del año. En el desfile de esta tarde participarán 29 comparsas y un total de 7.003 personas, uno de los más numerosos que se recuerdan. Las carrozas partirán desde el Centro Cívico Iparralde (18.00 horas) hasta el Parque de La Florida, desfilando por las principales calles de la ciudad. El recorrido pasa por Portal de Legutiano, Plaza de Bilbao, Francia, La Paz, Ortiz de Zárate y Parque de La Florida.
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