Un bodeguero que ya vendía vino a granel hace medio siglo
Luis Cañas, considerado el precursor de la comercialización del caldo y la marca Rioja Alavesa, ha fallecido a los 91 años
Hasta hace pocas semanas cumplía con su ritual de ir a la bodega a eso de la una y media de la tarde a tomar ... su particular vermú, «un vinito blanco y unas aceitunas, que era algo que le encantaba». Como leer por la tarde el periódico en la oficina, cuando ya apenas había actividad «y cada vez que veía una noticia vinculada al vino o a las bodegas, la subrayaba y se la dejaba al gerente en su mesa», cuentan quienes hasta hace cuatro días han compartido con Luis Cañas conversaciones y han aprendido «de su experiencia y sabiduría».
En la pasada madrugada, a los 91 años, fallecía este bodeguero, considerado en el sector como un precursor a la hora de comercializar el producto estrella de la comarca y salir a vender la marca Rioja Alavesa. 'Jefe, ha sido un orgullo trabajar y aprender contigo', le recordaba ayer su hijo Juan Luis, la segunda generación al frente de la bodega que en 1970 fundó Luis Cañas en Villabuena. Es también en esa época cuando empezó a coger su furgoneta cargada de vino en garrafones y sumar kilómetros y kilómetros al volante para llevarlo a Bilbao o San Sebastián, principalmente, pero también a otras provincias limítrofes con Álava.
El tinto joven de maceración carbónica, todavía sin embotellar –también Luis Cañas fue pionero en este aspecto– y transportado a granel, empezaba a sorprender hace cuarenta o cincuenta años «y todavía sigue teniendo su público, sobre todo en el País Vasco», reconocen en la bodega. Con el objetivo de conseguir la mayor calidad posible en sus vinos, no ahorraba esfuerzos y «no había suficientes horas en el día para llenarlas de trabajo».
Había tenido como ejemplo a su padre Carlos, que también empezó a transportar vino, pero en carros tirados por mulos atravesando la Sierra de Cantabria y los Montes de Vitoria. Luis Cañas heredó esa legado que luego ha transmitido a su hijo Juan Luis y a su nieto Jon, segunda y tercera generaciones ahora al frente de la bodega de Villabuena y Amaren en Samaniego, en homenaje a Ángeles Herrera, mujer de Luis fallecida en 1997. Curiosamente, en la construcción del edificio –en la década de los 50 del siglo pasado– que en 2016 fue reconvertido en la bodega Amaren participó como albañil Luis Cañas.
«Yo le conocí en el año 1992 y aunque ya no estaba en la primera línea de la bodega –Juan Luis toma las riendas en 1989– me pareció en todo momento un trabajador incansable y un apasionado de la viña, la bodega y el vino», destaca Javier Ruiz de Galarreta, presidente del grupo de exportadores de Rioja Alavesa, Araex, al que pertenecen las firmas Juan Luis Cañas y Amaren.
Vivía cada vendimia con una «pasión máxima», siempre pendiente de cualquier detalle –ha estado en la mesa de selección de las uvas hasta hace pocos años–, consciente de que el mejor vino salía del cuidado de cada racimo. Partido a partido que se dice ahora en clave futbolística, aunque el diría tanto a tanto en el argot pelotazale porque también ha disfrutado de lo lindo en el frontón, sobre todo viendo jugar el riojano Titín III.
«El médico me recomienda que tenga cuidado, pero que no me quite la copa de vino», confesaba el año pasado a EL CORREO pocos días antes de celebrar su 90 cumpleaños rodeado de amigos. Y ese blanquito y las aceitunas no le han faltado hasta el final.
El funeral se celebrará mañana jueves en la iglesia San Andrés Apostol de Villabuena a las 18.00 horas.
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