Biru y Bakte bajan el telón

Casi sin querer, Biru y Bakte se convirtieron en hermanos confinados. Antton Bastero los había creado hace años como parte de unas familias de virus y bacterias, en un espectáculo casi premonitorio. Pero el titiritero vizcaíno, afincado en Treviño, les dotó de nuevas personalidades, que han ido creciendo en un arco de cien episodios diarios. «Biru, una niña de 6 años pero con la inteligencia y las actitudes de una persona mayor, ha servido de contrapunto a su travieso y ocurrente hermano Bakte, que cumplió los 5 años en pleno confinamiento», recuerda el artista que ha contado con su compañera Begitxu como operaria de cámara, mientras él se hacía cargo de movimiento de títeres y voces.

Esos diálogos, empapados de humor y con una mirada próxima a los niños, se han desarrollado en lengua vasca. «Espero que los vídeos de Biru y Bakte hayan servido principalmente para potenciar el uso del euskera en los domicilios particulares durante este confinamiento que ya termina». Comprometido con el idioma y con una trayectoria también como educador, el titiritero razona que ha buscado sembrar esas palabras «principalmente en las casas donde no se emplea por parte de los adultos».

Y ahora la compañía Toni La Sal baja el telón de estos sketches «este fin de semana, coincidiendo con el fin del curso escolar». Bastero agrega que «como seguimos la huelga digital a favor de la cultura de dos días, el domingo -por mañana- realizaremos dos grabaciones especiales para así llegar a los 100 episodios y cerrar el ciclo», que ha contado con miles de seguidores a través de Facebook.

Cada día, una nueva historia ha servido para arrancar una sonrisa a muchos pequeños y mayores que se han enganchado a la saga durante estos meses. En ella, tal y como puede verse sketch a sketch en YouTube, Biru aporta una visión de las cosas más adulta y racional, mientras su hermano Bakte «es más natural y sus salidas resultan siempre ingeniosas y divertidas». Y, a veces, un tanto disparatadas. Como todo esto.