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Vitoria alberga en una de sus plazas más céntricas un gran recinto cultural, con asientos para 10.625 espectadores y sólo 18 años de antigüedad, ... que se ha utilizado este año para las vaquillas, una feria otaku y otra de productos ecológicos y un mercado de trueque de libros. El Iradier Arena, un albero con cubierta retráctil, dejó de celebrar corridas de toros en 2016 y en su faceta de pabellón polivalente vaga sin rumbo. Partidos del Baskonia, un concierto de la Pantoja, festivales de metal, motos, bandas tributo, el pin navideño, la vacunación contra el covid, dinosaurios, urnas... Un variopinto abanico de actividades sin denominador común en un espacio amplio, bien ubicado y con aparcamiento, pero con problemas de acústica y de climatización. Casi todo el año, desde hace una década, está cerrado.
Convertir el ruedo en desuso en un «verdadero multiusos» y que entre los circuitos de grandes espectáculos se ha convertido, tras la reforma ya encarrilada del Teatro Principal, en el nuevo mantra cultural del equipo de gobierno PSE-PNV (las dos formaciones lo llevaban en su programa electoral) pero después de año y medio de legislatura no hay novedades. Ni siquiera se ha contratado el estudio-diagnóstico para el que se reservan 39.000 euros.
No hay ningún expediente de contratación a la vista y a este paso poco más se sabrá en mayo, cuando PSE y PNV enfilen su mitad de mandato. En el Plan Estratégico de Cultura 2024-2027 presentado recientemente por la concejala del PNV Sonia Díaz de Corcuera ese estudio se fía para 2027. Esto ha hecho levantar las sospechas de EH Bildu, formación que incluyó esos 39.000 euros en su pacto de presupuestos para este año y que ayer pidió explicaciones a la titular de Cultura por la inacción del gobierno ante una reforma que consideran «necesaria».
Tras tratar de poner en contexto cuál es el «problema» al que se enfrenta –«el de tener una infraestructura de estas características y no poderle dar forma de multiusos» por sus hándicaps– la respuesta que ofreció Díaz de Corcuera es que se está trabajando «mucho desde la discreción». «Es un tema complejo que requiere de soluciones complejas».
Según explicó, antes de tomar «decisiones y encargar pliegos y contratos», desde la «seriedad» hay que hacer primero un análisis. Otro. «No nos podemos equivocar», añadió. El equipo ha estudiado dos informes anteriores y un expediente de urbanismo sobra la acústica, ha hablado con arquitectos, se han hecho «visitas técnicas» y «se han valorado otros multiusos» de ciudades del entorno. «Estamos trabajando en nuestras propias conclusiones y necesitamos hacerlo con discreción», insistió.
Se da la circunstancia de que algunos de esos informes se hicieron bajo mandato de Gorka Urtaran y cuando la cartera de Cultura estaba en manos del PSE. Eran ya muy conscientes de que cualquier actuación ahí sería costosa. Además, se barajó incluso estudiar si se podría convertir en espacio teatral mientras durasen las obras del Principal, pero se descartó.
La cuestión es que con la reconversión del Iradier Arena no se empieza de cero. Y la «prudencia» con la que el nuevo equipo de Cultura, en manos del PNV, está manejando el asunto se percibe como una falta de acción que empieza a incomodar al ala socialista del gobierno. Aunque las críticas arreciaron ayer desde EH Bildu.Su concejala Maider Uriarte lanzó a Díaz de Corcuera que «no se puede retrasar todo a 2027. Llegamos 18 años tarde».
Una de las cuestiones más peliagudas será la de ver cómo se financian una serie de obras que se prevén costosas. La única cifra que se ha puesto sobre la mesa en estos años es la de 2,3 millones de euros. Salió a la luz en un informe de 2019 que aseguraba que con esa inversión se podría lograr una «acústica extraordinaria». Sin embargo, el Gabinete Urtaran matizó que se trataba de una «mera aproximación y no de un proyecto de reforma». Es más, el documento fue encargado a una asesoría externa para analizar la captación de socios privados para otro modelo de gestión.
Y precisamente, según ha podido saber este periódico, la colaboración público-privada es una de las vías que se está explorando ahora también por el equipo de gobierno. Se han puesto en contacto con promotores para sopesar si se encargarían de la programación cultural de este espacio a cambio del pago de un 'alquiler' o canon. De esta manera se aligeraría la factura de la reforma. No queda claro si el 'inquilino' asumiría la obra o una parte de ella. Se trata de una fórmula en consonancia con otros acuerdos público-privados como el del proyecto EDA (Edariak eta Ardoa) con el Basque Culinari Center.
Además hubo otra propuesta que pasaba por crear una caja dentro del propio Iradier para solventar sus problemas acústicos. Ningunos de los dos planteamientos contemplaban el exponencial encarecimiento de los materiales en los últimos cinco años.
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