Ver 31 fotos
Amurrio lleva la solidaridad hasta la cima del Babio
Medio millar de personas subió para colaborar con la Asociación Contra el Cáncer y acompañar a David, Oier, Leidy, Mikel y Laiene
Nada se pone por delante de la voluntad solidaria de Amurrio. Empujados por Amurrio Trail Taldea, medio millar de personas se dieron cita el día ... de Nochebuena en la cima del Babio para despedir el año y hacer un ejercicio de altruismo que pone la carne de gallina.
El objetivo era recaudar fondos para la Asociación Contra el Cáncer y llevar hasta la cima de esta emblemática cota a un puñado de niños con diversidad funcional, a los que se debe portar en sillas especiales. No es la primera vez que se celebra esta aventura (ocho ediciones) y siempre adquiere una profundidad mucho mayor que un paseo montañero o una quedada navideña. Marta Fernández, integrante del colectivo contra el cáncer, estaba emocionada. «Agradecidísima», repetía una y otra vez «y, encima, en mi pueblo. No tengo palabras».
Todos hicieron frente a una ginkana marcada por el barro que no mermó ni un ápice las fuerzas del grupo de voluntarios de Montes Solidarios que en tres relevos empujaron hasta la cumbre las dos sillas en las que subieron David, de quince años, y Oier, de nueve. «Está disfrutando, mirándolo todo. No es una experiencia nueva para él, pero le encanta», explicó su ama, Monika. Un grupo de Amurrio encabezado por Abel Fernández 'Spiderabel', subió en otra silla a Laiene Arias, de cinco años, también vecina de la localidad, que estudia en el colegio Mendiko. «No le ha gustado mucho ponerse el casco, pero luego ha ido encantada», aseguró su ama, Laura, que durante un rato, tiró de la silla de su hija. También les acompañaron Leidy Aldama y Mikel Valdelvira, con ceguera, que subieron apoyados en la barra direccional y «luchando con el barro».
En realidad, el reto de la subida al Babio empezó a las seis de la tarde del lunes, cuando miembros del Amurrio Trail Taldea iniciaron los ascensos en la denominada '16H Non Stop' (seis ediciones) y que consiste en hacer cima en cada hora en punto, incluidas las de madrugada. La última subida, la VIII Babio Igoera -donde participan los niños con diversidad funcional-, arrancó a las diez de la mañana del martes. «Han podido subir en total cerca de 800 personas», aseguraba Asier Vivanco, el presidente de la entidad.
La idea de terminar con una subida popular en la mañana del día de Nochebuena en compañía del Olentzero ha calado hondo. La iniciativa parecía tan loca que solo por darse el gusto de tener razón, Asier Vivanco y el resto del Amurrio Trail insistieron en montarla. Pero desde que empezaron han logrado la adhesión de los vecinos y cada año repiten éxito de convocatoria. Esta edición ha sido una de las más numerosas, «a pesar del tiempo, el peor que hemos tenido».
Aunque el barro se hizo notar, a todos se les iluminó la sonrisa cuando ya pasado Mendaika hizo acto de presencia el Olentzero, Manolo Plaza. Ya casi no pudo avanzar más porque todos querían fotografiarse con él. La llegada de los jóvenes con diversidad funcional a donde se encontraba fue recibida con una gran emoción. Olentzero repartió regalos a los chavales, se fotografió con todo el que quiso y recogió las cartas que David llevaba preparadas para entregarle personalmente.
La emoción se desbordó cuando José Antonio Alaña y sus acompañantes se pusieron a tocar el cuerno en la cima del monte y todo el público asistente se dispuso en dos filas a modo de pasillo para que pasaran las sillas y las personas que acompañaban a Leidy y Mikel, que hizo el último tramo del recorrido con la colaboración de la consejera de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico, Nerea Melgosa.
Durante el trayecto, Enara Izquierdo y Maider Aguirre, de 13 y 14 años, destacaban lo que les gusta «subir al monte». Unos metros más atrás, Natalia Espejo comentaba junto a dos amigas que se habían sumado «porque uno de mis amigos es de Montes Solidarios y vamos a llevarle el almuerzo y la bota de vino». «Es una buena excusa para celebrar la Nochebuena. La gente va el 31 al Gorbea, nosotros subimos al Babio», añadía a su lado Marta Salazar. «El año pasado me gustó y quiero ayudar».
Una foto de familia con el Olentzero, acompañados de la trikitrixa de Aitor Aspuru, un aurresku de honor y avituallamiento pusieron fin a la jornada.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión