Los diferentes planos de Rosalind Nashashibi
Artium reúne una pequeña muestra de obra fílmica y pictórica de la artista de origen palestino. Se podrá ver hasta el 14 de noviembre en la Sala Z
Entre cámaras y pinturas. El trabajo de la artista Rosalind Nashashibi (Londres, 1973) está impregnado de guiños a los orígenes, escenas cotidianas, simbolismo y un ritmo pausado alejado del ritmo acelerado de la sociedad. Conocida sobre todo por su trabajo audiovisual, la creadora de origen palestino es la protagonista en el museo Artium de una pequeña muestra que proyecta dos películas suyas y una pequeña colección de obras pictóricas de reciente creación.
Se trata de la tercera invitada en la Sala Z (Zinema), un espacio que cuenta con una gran pantalla y butacas. Sobre esa tela se proyectarán en bucle hasta el 14 de noviembre dos películas. 'Vivian's Garden', que forma parte de la colección de la Tate Modern de Londres, y 'Part One: Where There Is a Joyous Mood, There a Comrade Will Appear to Share a Glass of Wine' que versa sobre «la construcción de comunidad». Como señaló Garbiñe Ortega, comisaria del programa de la sala dedicada a proyectos audiviosuales, sus producciones tratan «momentos íntimos» con un «enfoque personal, subjetivo y empático».
En la primera cinta, dedicada a Vivian Suter y su madre, Elisabeth Wild, la cámara recorre las casas unidas por un jardín en Guatemala, donde vivían ambas artistas austrosuizas. Ese entorno hermoso se convierte a su vez en el escenario de algo inquietante que sirve para reflexionar acerca de la creación o la libertad en una cinta de treinta minutos. «Vivían en una antigua plantación de café. Era un lugar en el que se podían cuidar, pero también era un lugar de terror porque sufrieron el huracán Stan y casi murieron ahogadas en otra ocasión», cuenta. Esa grabación, más allá del carácter documental, pretendía ser «un retrato de sus vidas» y transmitir las experiencias que habían sentido.
Por su parte, el segundo filme versa sobre «la construcción de comunidad» con diferentes escenas en la que aparece junto a sus amigos y familiares. «Pensé una familia en la que los amigos podían influir sobre los hijos y crear una comunidad más amplia» a través de una obra con tintes de ciencia ficción. «La parte principal de esta historia describe cómo se construyen las relaciones».
«Sus pinturas y vídeos se contagian, creando un diálogo continuado», señaló Ortega durante la presentación de una particular muestra. Esta apuesta por mostrar producciones junto a creaciones pictóricas recientes con un guiño local se ha convertido en una seña de su trabajo en los últimos años. Su primera exposición individual en España fue en 2019 en el Caac (Sevilla), donde presentó una serie de obras pictóricas en papel inspiradas por un palacete de la ciudad andaluza que había visitado. En esta ocasión, Nashashibi ha empleado ese mismo método. En lugar de viajar con lienzos, ha pintado sobre papel durante su estancia en el País Vasco. «En estos últimos años he empezado a disfrutar de la pintura como una práctica diaria», reconoció la artista.
Una de esas pinturas es una sandía. A partir de ella traza una similitud entre los colores de la ikurriña y la bandera de Palestina (comparten el rojo, verde y blanco). Esta fruta se convirtió en un símbolo de protesta tras la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando izar una bandera palestina en Gaza, controlada por Israel y Cisjordania, se convirtió en un delito. «En las protestas los palestinos llevaban sandías como un símbolo secreto», cuenta acerca de su propuesta.
El museo vitoriano también presentó este viernes dos obras de Lorea Alfaro adquiridas recientemente: '<3 S P S <3 BLOOD' y '<3 S P S <3 INK'. Se pueden ver en la Sala A02 (hasta el 16 de enero) como parte de una pequeña muestra titulada 'do mess with me'. Las piezas se se ven como «una forma contemporánea de retrato» con diferentes tomas de diseño de «una camisa de seda hecha a medida» para Yung Beef, una de las figuras más conocidas de la música trap y un icono de la música urbana. «Se mueve entre lo cinematógrafico y la escultura», cuenta Beatriz Herráez, directora del Artium, acerca del modo de trabajo de Alfaro.