Luz verde al tercer carril de la AP-1 entre Burgos y Álava, que evitará atascos hacia Madrid
Madrid aprueba el anteproyecto para ampliar la autopista hasta Armiñón y crear nuevos servicios. Estima una inversión de 278 millones
Se trata de la fase previa a la redacción de un proyecto definitivo. Pero teniendo en cuenta que comenzó a prepararse hace más de cuatro años (antes incluso de la liberalización de la autopista AP-1) se considera un paso relevante. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) dio ayer luz verde al anteproyecto de adecuación y mejora de la autopista AP-1 entre Burgos y Armiñón. Un informe técnico que sentará las bases para que la conexión entre Burgos y Álava quede completada con un tercer carril por cada sentido de la circulación. La que fuera arteria de peaje (la concesión expiró en noviembre de 2018), con un importante flujo de vehículos -muchos pesados-, tendrá de este modo una mayor capacidad para absorber tráfico y eso mejorará los desplazamientos no solo entre las dos capitales sino también con Madrid.
Desde hace dieciséis años existe ya un tercer carril entre Armiñón y la localidad burgalesa de Ameyugo -se abrió al tráfico en noviembre de 2006-. Lo que se pretende ahora es ampliar las calzadas de la autopista a lo largo de 63,9 kilómetros más; entre el peaje de Castañares (próximo a la capital castellana) y la citada Ameyugo -los puntos kilométricos 2 y 66-. Una intervención de calado, que absorberá el grueso de los 278 millones que se movilizarían para esta y otras actuaciones en todo el recorrido.
Bajo ese total están los 16 que se destinarán a la mejora del enlace de Armiñón, que canaliza en torno a 40.000 vehículos diarios, que se multiplican de forma significativa en periodos vacacionales. Terminar con el 'embudo' en ese enlace se recoge en el anteproyecto aprobado por Madrid. Pero, en realidad, tiene un desarrollo propio.
El 'nudo', en dos años
Porque el convenio suscrito entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la Diputación de Álava a principios de este año garantiza que se ejecutaría a una velocidad mayor. De hecho, el Departamento foral de Infraestructuras Viarias y Movilidad ya ha licitado la redacción del proyecto. Las obras tienen que comenzar a finales de 2023 o principios de 2024. El objetivo: sumar carriles adicionales tanto en dirección Burgos como en sentido Vitoria para evitar (o al menos aliviar) esas colas kilométricas de retenciones en la A-1 que marcan cada 'operación salida' o 'retorno' de vacaciones. En virtud de ese convenio entre las dos administraciones, la financiación correrá a cargo del Ministerio de Transportes. La ejecución de las obras corresponde a la entidad foral.
Ampliar la calzada de la AP-1 a lo largo de 64 kilómetros para aliviar la alta densidad de tráfico
El anteproyecto que se pone encima de la mesa incorpora, además de las dos actuaciones citadas, otras con carácter «complementario» que se desarrollarían a lo largo de los 83 kilómetros de la antigua autopista de peaje. Se citan los enlaces de Rubena, Briviesca, Pancorbo, Miranda de Ebro, intercambiador AP-68, además del semienlace de Ameyugo. También se prevé ampliar las áreas de aparcamiento que existen en las inmediaciones de Briviesca y Pancorbo (Desfiladero), así como la ejecución de dos nuevos aparcamientos de emergencia (Quintanapalla y en la vecina Miranda).
De acuerdo con la información facilitada por el Ministerio de Transportes, también se construirían dos nuevos enlaces en los municipios burgaleses de Monasterio de Rodilla y Zuñeda «para mejorar la funcionalidad y accesibilidad de la autopista AP-1, que ya se ha consolidado como el principal itinerario entre Burgos y el País Vasco».
La antigua N-1 ha quedado relegada a la distribución de los desplazamientos de corta distancia, locales, aunque también incorporaría algunas mejoras (fundamentalmente de mantenimiento) para que pudiera absorber circulación «que expulse la autopista durante las horas del año en que la demanda de tráfico sea más elevada».