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Lo que empezó propiamente como una miniferia apícola, de culto a la miel y la abeja, es hoy, casi treinta años después, una propuesta de ... domingo que combina agricultura, arte urbano e industria en Antoñana, localidad amurallada de Campezo, en Montaña Alavesa. El domingo 18, desde las once de la mañana, se celebrará en ella la vigésimo novena edición de la Feria de Primavera, que antaño se desarrollaba en otoño coincidiendo con la recogida del néctar que la hace tan característica.
Sigue siendo un mercado modesto, aunque clásico y frecuentado por vecinos de la comarca y otros llegados al lugar hasta de Vitoria. El programa invita a una exposición y venta de miel, otra de artesanía, una tercera de productos del sureste de Álava y una más de comestibles tradicionales de todo el País Vasco. Pero habrá más para el visitante. Una ruta escultórica por las calles de Antoñana, ya de por sí un pueblo con singular encanto por su corte medieval, y otro paseo, en su caso expositivo, a través de su pasado industrial, el que le aportó pujanza y esplendor con la empresa de asfaltos, ya desaparecida.
Los puestos de venta de miel y sus derivados son los que le dan carácter a la Feria de Primavera de Antoñana, sostiene el presidente de su junta administrativa, Esteban García Campijo. Es una de las riquezas naturales de la comarca, junto con la no menos preciada trufa. El mercado, con más de veinte tenderetes en el centro del pueblo, será una invitación a reponer la despensa. «Esperemos que haga buen tiempo, al menos así lo anuncian las previsiones», solicita el regidor. Una climatología benigna que, si se confirma, animará a muchos a recorrer también los senderos verdes y detenerse ante los ríos Sabando y Ega y la cascada de Aguake.
Pequeño pero escultórico, el pueblo de Antoñana muestra entre sus callejuelas cuatro esculturas modernas que también serán motivo de visita el domingo. Tres son obra de Xabier Santxotena y una cuarta, de Pedro M. Moraza. Del primer artista son 'Lamia', una hermosa mujer mitológica esculpida en cemento que se puede contemplar en el lavadero; 'Iditu', un genio nocturno vasco, junto a la muralla de Antoñana, y 'Vigilante', una pieza que representa dos cabezas, una que mira hacia adentro y otra hacia afuera, en el muro defensivo. El también artista alavés Moraza aporta al concejo una cuarta obra sin título que representa a la localidad con su muralla, un caballo y una colmena.
Entre los edificios singulares que se conservan, Antoñana mantiene en pie 'La cárcel', del siglo XVII, cuyas cuatro antiguas celdas son hoy espacios expositivos. Dos se reservan a muestras temporales, otra gira en torno a la apicultura y una más recuerda la fábrica Asfaltos Naturales de Campezo, de San Román de Campezo, una cantera que dio esplendor a la zona hasta que cerró hace unos años. La roca extraída se transportaba a Antoñana, donde era machacada para su posterior uso asfáltico. También se fabricó en ella derivados del petróleo. «Dio trabajo a mucha gente del pueblo y a temporeros», rememora García Campijo. «Para mantener vivo ese recuerdo tenemos una pequeña exposición con fotos, material, paneles informativos...» titulada 'Ruta de los asfaltos. 1940-2020'.
El domingo será día de feria en Antoñana y el sábado, de rally de coches en Maeztu con la segunda edición de la prueba de Sabando. El circuito discurrirá entre San Vicente de Arana, Sabando y Cicujano, tres vueltas en cada sentido con un total de 42 kilómetros en la modalidad de sprint (prueba cronometrada).
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