Álava potencia las termas romanas de Arkaia como un «parque arqueológico»
La excavación y «puesta en valor» del yacimiento tiene como objetivo lograr una visita atractiva para finales de 2022
«Un viajero que llegara a Arkaia en el siglo I tenía la posibilidad de darse un baño en agua caliente, templada o fría. Esto ... era una especie de polideportivo de la época». Javier Fernández Bordegarai, jefe del servicio de Museos y Arqueología de la Diputación, apunta con el dedo índice hacia un terreno con unos pequeños muros que son los restos del 'tepidarium', una de las piscinas de las termas que se descubrieron a mediados de los años setenta. Lo cierto es que uno tiene que echarle bastante imaginación para recrear esa imagen de hace siglos. No lo facilita la maleza de la zona, junto a una valla desgastada que tapona la vista de esas piedras antiquísimas que formaban las piscinas de la época.
Esa dificultad, sin embargo, desaparecerá hacia finales de 2022. La Diputación trabaja desde hace una semana para potenciar las termas de Arkaia como un «parque arqueológico abierto» que lucirá con paneles explicativos y dibujos en tres dimensiones. «Era el centro cívico de la época romana», cuentan los arqueólogos Miguel Loza y Egoitz Alfaro, quienes trabajan en una excavación de la parte norte desde hace tres semanas en la que ya han descubierto cuatro apoyos de columnas que les conduce a pensar que las termas tenían una entrada porticada. Estos hallazgos se suman al trabajo de las primeras excavaciones que se llevaron a cabo entre 1976 y 1982, impulsados por el arqueólogo y divulgador Ramón Loza, padre de Miguel, que descubrió los primeros de estos restos del siglo I-III cuando preparaba una tesis acerca de los caminos romanos de la vía Astorga-Burdeos.
Esta excavación se completará con labores de conservación de muros, sega y limpieza de la zona para facilitar una visita atractiva. Estos paneles reemplazarán al que se puede ver en la actualidad en la zona. «El público tiene que entenderlo y hay que poner todos los medios a su alcance», reconoce Miguel Loza, que destaca que el yacimiento se encuentra en un lugar bastante concurrido, justo al lado de la carretera que conduce a Otazu por la que habitualmente pasan deportistas, además de ser una ruta habitual de familias a tan solo una hora andando del centro de Vitoria.
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Un empujón definitivo para esta intervención ha sido el apoyo del Gobierno vasco a un «ambicioso» proyecto de «puesta en valor y difusión» del conjunto entre 2020 y 2022. Esta apuesta por revalorizar las ruinas, donde apenas se llevaban unos mínimos trabajos de conservación desde los años ochenta, cuenta con un presupuesto global de 133.100 euros, de los que Lakua subvenciona 80.537 euros (el 60,51% del total) y el resto lo asume la institución foral.
LAS CLAVES
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Las termas se encontraban en Suestatium (ahora Arkaia), una localidad del camino que unía Astorga y Burdeos, conocido como Iter XXXIV, atravesando las actuales provincias de León, Palencia, Burgos, Álava y Navarra. Por eso Javier Fernández Bordegarai se refiere a los visitantes de un camino con viajeros que acudían a esos baños tras largas jornadas de andadura y ampollas en los pies.
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