«Álava se luce con el vino, ¿hay algo mejor?»

Participan 36 bodegas con 134 vinos diferentes, 19 colectivos (hostelería, sociedades, asociaciones...) con 55 ofertas gastronómicas y 60 establecimientos de hostelería y restauración que completan las propuestas de zonas de degustación y actividades paralelas con 221 ofertas de caldos, menús y pintxos. Por un talonario de 22 euros se pueden canjear 28 puntos y atiborrarse a comer y beber durante todo el puente. Lo de ayer fue sólo una prueba. Y tocó el éxito. Por suerte, aún quedan tres jornadas por delante.

Están a unas pocas horas de distancia en avión. Así que a la cuadrilla de gaditanos formada por Cándido José Pazo, Cristina Velasco, Ana Martínez y Rubén Acosta les parecía un buen plan descubrir por primera vez la capital alavesa en este puente navideño. «Lo que nos gusta es comer y beber y aquí lo hemos encontrado. Es perfecto», confesaban encantados. Después de una primera parada navideña en el mercado de la Florida, no dudaron en seguir con su cometido. Ellos apostaron por acudir a los puestos más próximos a la Diputación alavesa porque unos lugareños les habían aconsejado que en este punto se estaba «más tranquilo». Con un crianza y un blanco Rioja en la mano -en este caso de las bodegas Casa Peque, de Laguardia- comenzaron el brindis festivo. «De momento, hay muy buen ambiente... En dos horas nos vuelves a preguntar. Seguro que estamos aún más animados», bromearon.

«Este es el mejor plan para el puente». Así de contundentes se mostraban Lorea Fuertes, Roberto Girón y Edurne Fernández de la Peña, que debían hacer este fin de semana de guías locales para sus amigos que venían de visita desde Barcelona, entre los que se encontraba Estela Lorenzo. La primera parada, antes de conocer los monumentos y la historia, no podía ser otra: Ardoaraba. «El txakoli alavés está muy rico. Me ha sorprendido. Mañana repito seguro», compartía Estela, que tenía ya la mirada puesta en la patata hojaldrada, el tigre de bogavante, el taco de carrillera ibérica o la burguer que servían a destajo en el puesto del restaurante Mano Lenta de la plaza de España. Porque tras unas cuantas copas... ya se sabe que lo que toca.

Son fieles clientes de este evento, no faltan ningún año. Porque los reencuentros que se producen en estos metros cuadrados, hacen que estos días sean «unos de los más divertidos del año». «Álava y Vitoria se lucen a través del vino, ¿hay algo mejor?», se preguntaba sabiendo ya la respuesta Rubén Ruiz de Azúa, que desgajaba los primeros puntos de su cartón en la bodega Gontes, de Labastida. «Mañana -por hoy- iremos a un txoko. Tienen muy buena pinta», avanzaban.

Georgina Ortiz, de Extremadura, está afincada desde hace un año en Vitoria. Así que de vez en cuando le toca recibir visitas y exhibir lo mejor de su nueva casa. Ardoaraba, claro, entraba en la lista de este puente en el que le visita su colega Raquel Barquero. «Me encanta poder descubrir tantas bodegas en un mismo día. El año pasado lo probé por primera vez y ya creo que no voy a faltar ninguno», expresaba Georgina. «Nunca he probado los pintxos. Aquí puede ser la primera vez, y acompañarlos con un vino. Creo que estos días pintan bien», agregaba Raquel.

No toda la cuadrilla de Patricia Cabrera, Silvia Abascal y Rafael Resines estará en la capital alavesa el fin de semana. Así que ayer debían aprovechar para hacer la mayor degustación posible, que comenzó con Casa Primicia, de Laguardia, y continuó con Muriel Wines, de Elciego. «Después de todo el día trabajando, era necesario», afirmaban. «Así es como se empieza bien un puente. Y si podemos... aunque sea solos, así lo acabaremos». Mínimo, anoche, tenían previsto catar cuatro vinos. Porque esto es algo «diferente», así que «hay que aprovechar cuando surgen planes que no están cada fin de semana». Además, «nos acercan a Vitoria muchas botellas que habitualmente no hay en los bares; está genial abrirse a nuevos sabores».