
Adurza captura su identidad
En comercios locales. ·
Fotografías históricas recuerdan las raíces del barrio y animan a los vecinos a plasmar en buzones sus memoriasSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
En comercios locales. ·
Fotografías históricas recuerdan las raíces del barrio y animan a los vecinos a plasmar en buzones sus memoriasHay una ferretería resiliente en Adurza. El cartel donde se anuncia que esa tienda pertenece a Jesús tiene solera. El tendero, de confianza para todo ... el barrio, echó raíces en el local de Heraclio Fournier en 1973 y lleva despachando útiles domésticos «toda la vida». «Eso son muchos años», reconoce casi apabullado al reparar en la elevadísima cifra. En su puerta colgó hace algún tiempo un cartel de 'se alquila' o 'se vende'. Y, en realidad, lleva meses así, al filo del cierre, pero se mantiene. Su negocio es otra muestra más del inexorable paso del tiempo; un devenir que también se percibe en otros espacios. No es sólo que conviva a su lado con una modernísima barbería y un bazar oriental, sino que desde su escaparate puede palparse el pasado de estas calles.
Una imagen histórica llama la atención. Al menos, la de los 'adurzarras' de cuna. Porque en ese panel está fotografiado un edificio en blanco y negro que antaño se conoció como la Residencia de Chicos en la que obreros de diferentes regiones encontraron cobijo en un momento en el que la ciudad se abría a la industria.
Las chicas también tuvieron la suya y ese cartón pluma es sólo una de la casi decena de píldoras que la asociación de vecinos del barrio, Adurtzakoak, ha colocado hasta mayo en distintos comercios locales o espacios concurridos y que, en su conjunto, muestran cómo se forjó todo un barrio en las décadas de los 50 y 60. Allí brotaron iglesia, escuela, cantidad de empresas y un hervidero de gente que hoy obliga a parar el paso cada poco porque aquí casi se conocen todos.
Mari Mar también tiene otro par de imágenes en su frutería y charcutería (Adurza, 10), igual que Margarita en su farmacia (Heraclio Fournier, 28) o Pepe en la bodega J. Perez (Heraclio Fournier, 31). A ellos se han sumado los diseñadores de Habemus Estudio (Zumaquera, 24), el centro cívico Hegoalde (Alberto Schommer, 10), el centro de salud de Olárizu (Heraclio Fournier, 19) y el centro social de Adurza, el que fuera «el primero de Vitoria», como recuerdan con orgullo sus residentes.
En estos rincones también han colocado unos buzones acompañados de dos preguntas, que animan a los vecinos a responder. Les piden reflexionar sobre sus recuerdos de esos espacios emblemáticos y, también, que anoten cómo se han transformado los mismos. No es sólo un ejercicio personal, también genera conversaciones de cercanía con los comerciantes (un sector en declive) y la intención es que, con todas esas vivencias –que después tomarán forma en una exposición– se pueda conservar una especie de «memoria emocional» de Adurza.
«La transformación que ha tenido el barrio es evidente, pero aquí siempre ha habido cierto sentido de pertenencia. Pensamos que ese es un valor que hay que intentar mantener», razona José Ángel Lekuona, portavoz de Adurtzakoak y una de las personas que mejor conoce la zona, por haber sido testigo de todas sus etapas.
Junto a él también está Garbiñe Fernández de Landa, que es otra de esas mujeres que se conoce estas calles como la palma de su mano y que acompaña a EL CORREO en un paseo por sus comercios para revivir ese pasado donde lo normal era que 50 chavales compartiesen clase –segregados por género, eso sí–, que las jornadas se sucedieran en los parques (el de Adurza) o que las madres compraran leche en caseríos urbanos donde ahora se agolpan bloques de viviendas.
Una instantánea del parque de Adurza, comido hoy por el óxido, las grietas y el olvido, destaca en el recorrido. «Cuando se inauguró (en el 71), se hizo con la pretensión de que sirviera para patinar. También se organizaban deportes rurales, fuegos artificiales, el Olentzero se quemaba aquí...», repasa Lekuona. «Éramos atrevidos», apostilla Fernández de Landa.
«El Ayuntamiento lo mantenía mejor que ahora», coinciden. Y es que han sido ellos los que, gracias a una votación popular (Hobetuz), han conseguido una promesa: la de que se reforme este 2025. Esperan esas obras con ansía –podrían empezar esta misma primavera– porque «esto era una arteria principal, pero ya apenas apetece estar aquí».
Con ese repaso, aparece otro matiz. Adurza está partido en dos. Hay una parte más nueva del barrio, fronteriza con San Cristóbal, que convive con otra fundacional y más antigua. Esa línea invisible se acrecentó en la infancia de estos mozos del 'baby boom', que reconocen su personalidad en la infancia como «muy territorial».
De ahí que cuando el carrete enfoca al paseo de la Zumaquera y todo esas calles aledañas, sus recuerdos resultan más borrosos. «Hay imágenes de las que no podemos decir nada, cada uno tienen la memoria que tiene, por eso necesitamos que otros vecinos colaboren y nos ayuden a escribir sus recuerdos», proponen.
Su «adolescencia feliz» sale sobre todo a flote cuando pasan por delante de la que fuera su escuela, la de Olárizu-Adurza, en la calle Cauce de Los Molinos (hoy es una Escuela de Adultos y el centro de teatro TAE) y se acuerdan de Don Eduardo, que les enseñó a escribir sin faltas de ortografía.
También matizan que este edificio surgió como respuesta a la falta de plazas escolares en el barrio y por impulso de la Diócesis de Vitoria, porque «las instituciones no tuvieron interés en hacerlo, a pesar de que había 450 niños en edad escolar», recuerdan Lekuona y Fernández de Landa.
«La gente de la época se lo curró mucho», concluyen entre otros chascarrillos, que afloran con más facilidad por ser un momento «ilusionante» para los vecinos porque se cumplen mil años desde que apareció el nombre de la aldea Adurzaha en la Reja de San Millán. La fiesta, a cargo del colectivo Adurzaha, se extenderá durante todo el año.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.