¡El trabajo que dan los hijos!

Eran sus hijos décimo y undécimo -luego vino otra- y la imagen no reflejaba lo canutas que las pasó la noche del parto -el 14-, cuando tuvo que ir a pie hasta la clínica de Arana, donde entonces nacían los niños.

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«No había taxis y hacía un frío que pelaba. El parto fue largo porque venían dos. Y al día siguiente las monjas nos cambiaron de habitación para la foto».

Hoy, a sus 87 años, una Felisa de mente ágil recuerda aquella época tan intensa como dura. Ella y su marido José María trajeron al mundo doce chavales, con tres partos gemelares. Sacarlos adelante debió ser una odisea. «Tuvimos que trabajar mucho». Él hacía turno de noche y metía horas en un taller por las tardes. Y ella, de interina o en trabajos que hoy llamaríamos precarios.

«Pero fuimos muy felices». Tras enviudar hace más de 20 años, ahora presume de pareja sentimental y de tener una familia «súper». «Con esto del covid, me han ciudado muy bien. Pero un poco de miedo ya hemos pasado, ¿eh?».