Ataque a la Virgen Blanca, lluvias torrenciales en Llodio y el sueño taurino de una vitoriana
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1984
Tercer atentado a la hornacina de la Virgen Blanca en apenas dos años
La mañana del 25 de julio de 1984, fecha señalada en el calendario festivo vitoriano, se despertó sobresaltada por un ataque vandálico, el tercero en ... apenas dos años, a la hornacina de la Virgen Blanca. La patrona y el Niño que sostiene en su rezago aparecieron embadurnados con pintura blanca arrojada al alba por algún iconoclasta desaprensivo. La talla recibió tres impactos, uno en la cabeza del pequeño, otro bajo el brazo derecho de la madre y un tercero en lo alto del arco. Dos horas después, en la plaza de España, la Policía Municipal detuvo a un joven de 28 años supuestamente autor del incidente, delatado por un limosnero de San Miguel que aseguró haber presenciado el lanzamiento del esmalte.
El identificado, que pasó a disposición judicial, negó en todo momento su participación en los hechos, lo mismo que seis testigos que lo situaron con ellos en torno a un almuerzo mañanero, así que fue puesto en libertad. Al mismo tiempo, dos restauradores retiraron la pintura de la escultura con un rascador y mucha sutileza, así como el polvo que cubría las imágenes por unas obras en la plaza. Como consecuencia de este nuevo atentado, la cofradía de la Virgen Blanca y el Ayuntamiento empezaron a sopesar la conveniencia de adoptar mayores medidas de seguridad en torno a la hornacina una vez instalado tiempo atrás un circuito de cámaras de grabación. Con los años se colocó en el nicho un cristal blindado para proteger la venerada figura y más tarde se sustituyó la original por una réplica igual de bella.
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1994
El sueño taurino de una estudiante vitoriana de 20 años
No ha sido ni es la tauromaquia campo abierto a la mujer. Desde luego que tampoco en Álava, donde los nombres asociados al toreo, desde quienes vistieron de luces con desigual arte hasta esos otros actores expectantes al otro lado del burladero, fueron masculinos en su inmensa mayoría. Excepto alguna que otra fémina que ejerció de alguacila en la desaparecida plaza de Vitoria, de secretaria de peña o de consorte como Puri, la esposa del promotor 'El Serranillo'.
Así que la aparición en el ruedo de una joven de 20 años llamada Nuria Mendoza, estudiante de COU en San Viator, llevó a la publicación de un artículo con ella de protagonista en EL CORREO el 13 de febrero de 1994. Aunque la muchacha posó con la muleta en el tentadero de la Escuela Taurina de Álava, de la que era alumna, Nuria aclaró que no pretendía ser torera como Cristina Sánchez sino crítica taurina y desveló también que no se le daban los libros y que su pasión por el toro brotó tardíamente por el embrujo de Jesulín de Ubrique.
Y aquel año...
La I Fiesta de la Vendimia de Rioja Alavesa, celebrada del 9 al 11 de septiembre de 1994 en distintas localidades de la comarca, fue todo un éxito por la notable afluencia de público y la variedad de sus actividades. El pregón, en la Casa del Vino de Laguardia, lo leyó el entrenador de fútbol Javier Clemente y el gremio de pasteleros alavés se sumó a la feria con una tarta montada para la ocasión a base de trufa, crema, bizcocho y, claro, vino.
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1961
Serenella y José Luis Sanesteban amenizan las noches festivas en el Estadio
También el verano y sobre todo las fiestas de La Blanca eran antes tiempos propicios para el baile en los concurridos salones, jardines o terrazas de sociedades privadas como el Círculo Vitoriano, La Peña Vitoriana, el Estadio, el hotel Canciller Ayala o el desaparecido Casino Artista Vitoriano. Verbenas o pases con las mejores galas lucidas por damas y caballeros que, con la amenización de voces y grupos musicales de postín, se prolongaban hasta bien entrada la madrugada. Como la cantante italiana Serenella Magrini, también estrella de la televisión española, y el director José Luis Sanesteban, que acabarían formalizando su relación laboral en matrimonio. La pareja, al ritmo del conjunto venezolano 'Los Guapachas', de la sala madrileña Pavillon, ponía a bailar a los socios del Estadio todas las noches del 4 al 8 de agosto -la foto corresponde a 1961- con piezas como 'Quédate junto a mí', 'Qué será, será', 'Ya ya ya', 'Maravilloso Copenhague'... En la década de los 60-70, Serenella popularizó en España la canción italiana con títulos tan recordados como 'Arrivederci, Roma' o 'Ciao, ciao, bambino' antes de pasarse a la tele, a programas como 'Sobremesa musical', 'Aplauso', 'Encantada de la vida' o 'Cine de barrio'.
Y aquel año...
No mereció la inauguración en 1959 de la rotonda-fuente luminosa de General Álava, más tarde suprimida, pero la plaza de Lovaina, abierta al tráfico dos años después la víspera del 4 de agosto, quedó tan coqueta o más con su hermoso jardín y estanque. Fue la más grande de Vitoria y daba acceso, como ahora, a las calles Magdalena, Ramiro de Maeztu, Luis Heintz, Sancho El Sabio, Adriano VI y más tarde, Madre Vedruna.
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Abuelas jugando al 'tomate' en Santo Domingo
Ya tiene sus años tan entrañable retrato colectivo con ellas a lo suyo, ajenas a la picardía del fotógrafo. Tiene 57. La imagen se tomó en agosto de 1964 en el barrio de Santo Domingo, en el arranque de portal de Arriaga, donde hoy se encuentra el centro cívico Aldave. Por entonces, Vitoria estaba en plena expansión demográfica e industrial, transitaba de pueblo grande a prometedora ciudad, así que aún era posible y hasta reconfortante en el trasiego diario contemplar en sus calles, no solo en las viejas, escenas propias del ámbito rural. Desde luego que la zona del Barrancal, campo de los Sogueros, Aldave y Santo Domingo alargó durante años su esencia más primitiva, agrícola y ganadera. Las enlutadas abuelas que juegan a las cartas, al 'tomate', conservaron mientras pudieron sus costumbres de pueblo ejerciendo de notarias de la vida y la ciudad. Despreocupadas por casi todo, excepto por la dirección del viento, del que se resguardaban cambiando de ubicación la partida, quedó escrito que su sosiego evoca el desaparecido convento de Santo Domingo, el cubo, las aguas del Zapardiel, el viejo molino, los sogueros...
Y aquel año.......
El 4 de septiembre de 1964 fue día festivo en Oion. De una tacada se inauguraron la plaza de la Concepción, las Bodegas Cooperativas, la Bacaladera Española, la empresa de cartonajes Cerezo e Hijos, el silo, la Industria Alavesa del Calzado y el centro cultural Mateo Benigno de Moraza.
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Llodio, ahogado por las lluvias torrenciales y la furia del Nervión
Entre las 4 de la tarde del 26 de agosto de 1983 y las seis de la mañana del 27, el terror se precipitó desde el cielo sobre Llodio a modo de lluvia torrencial. Un diluvio de más de 300 litros descargado en dos entregas, al atardecer del viernes y al amanecer del sábado, rebosó el cauce del río Nervión y sus afluentes, que se salieron de madre y lo inundaron todo. La devastación alcanzó los cuatro metros de altura, anegando y destrozando viviendas, empresas, comercios, negocios, infraestructuras viarias y férreas y servicios públicos. Cuando amainó la gota fría y decreció la riada, al descubierto quedó un paisaje desolador de destrucción, un doloroso retrato de fango, materiales y coches panza arriba, la mayor catástrofe de la historia en el municipio. Y también se cobró vidas humanas. Seis personas la perdieron bajo el agua. La inundación se llevó un land rover de la Guardia Civil con cuatro agentes y una joven a la que habían rescatado en Okendo. Dos semanas después, en el barrio bilbaíno de La Peña, salió a flote el sexto fallecido, un sexagenario de Orozko. Sin agua, luz y teléfono durante una semana y unas pérdidas de 18.000 millones de pesetas, los vecinos y las emergencias se pusieron de inmediato manos a la obra -en la foto, un niño tira de carretilla en la calle Maestro Elorza-. Al año, según la Diputación, se había reconstruido el 93% de los daños.
Y aquel año.......
El de 1983 fue el agosto más lluvioso de los cien años anteriores en Álava. En la estación meteorológica de Vitoria se recogieron 228 litros por metro cuadrado, más del doble de los 112 de 1945, el otro registro con más agua caída en la provincia en un siglo. El nivel del embalse de Ullíbarri-Gamboa alcanzó los 543,06 metros de altura, a 3,44 de su tope de capacidad.
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