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Después de un otoño bastante tranquilo en lo laboral, Álava encara uno de sus cursos más tranquilos en materia de conflictividad. Atrás quedan las duras ... huelgas de Michelin, conflictos como los del metal o aquella tensísima negociación del convenio de Mercedes que implicó a medio empresariado alavés.
Pese a ello, 20.500 trabajadores afrontan este año el reto de renovar sus condiciones de trabajo. Así se desprende de los datos facilitados por el Consejo de Relaciones Laborales, correspondientes al mercado laboral alavés a cierre de año.
Y aunque la cifra parezca algo más exigua que otros ejercicios, la realidad es que el reto de este 2025 será mayúsculo. A negociaciones como las del convenio de residencias o el enconado conflicto de la hostelería se suma un nuevo frente en el valle de Ayala. La comarca en 'shock' por el cierre de Guardian tiene pendiente la renovación, tres años después, del convenio en Tubacex. El durísimo conflicto planteado entonces se zanjó con un acuerdo que anulaba los despidos planificados por la tubera alavesa a cambio de una congelación salarial y una reducción de las aportaciones a las EPSV, los planes privados de pensiones para sus empleados.
11.346
trabajadores consiguieron renovar sus condiciones laborales a través de 48 convenios en Álava en 2024
Lo que no sabían entonces los trabajadores era el cóctel inflacionista que se les venía encima. La guerra en Ucrania y la crisis energética derivada de ella han hecho que desde 2022 la inflación haya crecido un 10,5% en el territorio. Un encarecimiento del coste de la vida a cargo del bolsillo de una plantilla que ahora afronta una nueva negociación con el acuerdo con fondo emiratí Mubadala como telón de fondo.
LAB fue la organización que más creció en las últimas elecciones sindicales en Tubacex. Igor Chillón es el portavoz de esta central en Álava. En conversación con este periódico, evita centrarse sólo en ese convenio porque «todos son importantes». No obstante, sí traslada que en la tubera «tiene que haber una negociación con margen para mejorar las condiciones viendo los resultados económicos». «Este año se abre la negociación después de un conflicto que se saldó con unos acuerdos que LAB no firmó porque no eran los suficientemente buenos».
Para la central de Garbiñe Aranburu, este es un año importante en Álava. Al reto de dar con un pacto en Tubacex, Chillón añade frentes como el convenio de las residencias privadas en Álava. Un conflicto que lleva años coleando y que incluso estuvo dentro del acuerdo entre EH Bildu y la Diputación, con una partida de dos millones de euros para impulsar esa negociación. Juanjo López, miembro del equipo de Acción Sindical de Comisiones Obreras, opina que esa partida «podría facilitar» que se ataje el conflicto.
El portavoz de LAB sostiene que «este tiene que ser el año de la solución» para ese pacto sectorial, donde hace falta unas «condiciones salariales dignas». «Es un sector feminizado, con sueldos precarios... No es casualidad que ese convenio esté sin renovar», apunta.
Al acuerdo de residencias también se añade el enconado conflicto de la hostelería. Otro pacto laboral que lleva atascado desde 2020 y en el que se repiten las movilizaciones en torno a Ardoaraba sin que se consiga dar con una solución. SEA –que ha declinado ofrecer declaraciones para esta información– llegó a ofertar las mismas condiciones que en el convenio sectorial de Bizkaia, pero aquí los sindicatos no aceptaron la oferta de las empresas, que también contó con la oposición de un grupo de hosteleros del territorio.
3,45%
subieron los salarios en Álava el año pasado, por encima del IPC, que creció un 3,1% en el territorio.
En esta negociación, además, se da una división entre los sindicatos. ELA, CCOO y UGT negocian de forma conjunta, mientras que LAB está al margen. Chillón achaca las divergencias a un debate en torno a si ese convenio debe incluir o no a los empleados de las grandes cadenas de restauración moderna, en su mayoría negocios vinculados a la comida rápida. «Se planteaba una estatalización y nosotros no queremos que se dé esa dualidad, sino que se incluya al personal de la restauración moderna», explica. Juanjo López desde CC OO, admite que este conflicto es uno «donde estamos enquistados». «Ojalá se cerrase este conflicto».
Cuando se le pregunta por las negociaciones pendientes, López enumera práctica de corrido todas: «madera, derivados del cemento, limpieza, hostelería, actividades deportivas, panaderías, residencias, intervención social». Defiende que los últimos tres años dejan un balance de la negociación colectiva «muy positivo» en el conjunto de Euskadi.
Sólo en 2024, en Álava se renovaron las condiciones de 11.346 trabajadores a través de 48 convenios. En el último año, además, según el CRL el poder adquisitivo de los alaveses creció más que el coste de la vida. Los sueldos subieron un 3,45% de media, frente a una inflación que cerró el año pasado en el 3,1% según el Instituto Nacional de Estadística.
Sobre el futuro, admite que la incertidumbre económica –desaceleración industrial, tambores de guerra comercial, geopolítica– «nos pueden afectar» a la hora de renovar convenios, pero matiza que con este entorno se ha dado una «negociación dinámica y activa» en los últimos años. ¿Veremos más protestas? «Es probable. En los convenios pendientes van a ser necesarias movilizaciones y LAB las impulsará. Es un curso de oportunidades que van a venir de la activación y la movilización», responde.
Álava es un territorio donde otros sindicatos han criticado la firma de convenios de eficacia limitada, con el apoyo de sindicatos que no tenían la mayoría de la representación de los trabajadores. Sin embargo, López desmarca a CCOO de esas críticas. «Son la excepción, no la tónica global». UGT firmó, por su cuenta, dos grandes convenios de este tipo este año en el territorio: el de transporte de mercancías y el del comercio del metal, con 6.000 y 3.500 empleados afectados, respectivamente.
En un año sin grandes conflictos, 2024 sí mantuvo la convocatoria de huelgas en Álava. De hecho el número de paros en el territorio creció hasta los 29, un 3,6% más que en 2023. Sin embargo, la ausencia de grandes empresas o sectores mermaron el poder de convocatoria.
Apenas 2.935 personas se ausentaron de sus puestos de trabajo para pedir mejoras en sus condiciones de trabajo, una cifra que queda lejos de los 7.508 huelguistas de 2023 –año de huelgas en Michelin– o los más de 13.680 que se registraron en 2022 durante la durísima negociación del convenio en la factoría de Mercedes Vitoria, la mayor planta de Euskadi.
Más intermediación
La intermediación laboral del Preco, sin embargo, sí que ha sido una constante en los últimos meses. Según los datos del CRL, en Álava un total de 181 conflictos requirieron de esta herramienta para clarificar la situación de más de 50.000 trabajadores alaveses, cifras con las que se superan incluso los datos de Gipuzkoa en el último ejercicio.
En cuanto a siniestralidad laboral, una de las principales críticas de los sindicatos en el último año, cara y cruz en Álava durante el último año. 8.189 empleados de compañías alavesas sufrieron accidentes en su puesto de trabajo. La cifra supone un aumento de un 43,9%.
En el lado positivo es que las muertes en el tajo se redujeron un 40% al pasar de cinco a solamente tres. No obstante, los accidentes laborales graves se duplicaron y lo mismo sucedió con la siniestralidad laboral en el sector primario. Los datos contrastar con el resto de Euskadi, donde los altercados con afección a la salud de los trabajadores sólo se incrementaron en un 2,1% en Gipuzkoa e incluso cayeron un 1,7% en Bizkaia. En nuestro territorio casi un millar de trabajadores se accidentaron de camino al puesto de trabajo y se diagnosticaron 210 enfermedades profesionales.
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