¿Por qué las mujeres africanas rechazan la epidural?
Profesores de origen extranjero trataron ayer de romper barreras de comunicación entre enfermeras e inmigrantes
Rosa Cancho
Viernes, 19 de febrero 2016, 01:26
¿Por qué las mujeres africanas rechazan la epidural? ¿Por qué los chinos se automedican tanto? ¿Por qué un musulmán baja la mirada ante una enfermera? Las respuestas a estas preguntas las dieron ayer Bibiana Gómez, Moufdi Kamel, Xiao Fang y Mateus Cosme ante las decenas de profesionales de la enfermería que abarrotaron el Palacio Europa en el marco de las jornadas que organiza cada año la Facultad de Enfermería, y que esta edición dedica a la multiculturalidad.
Los cuatro ponentes, profesores que colaboran con Biltzen, el servicio vasco de integración cultural, en segundos se metieron en el bolsillo a su público. Las barreras de comunicación que a menudo se crean entre el profesional de la salud y la persona migrante no tienen sólo que ver con el idioma. Son tres los factores que hay que tener en cuenta a la hora de atender a una de estas personas, explicó la colombiana Bibiana Gómez. «Los condicionamientos culturales son importantes, pero también hay que ver las condiciones de vida que tenían en sus países y las que tienen aquí». Sólo desde la empatía se puede entender que una persona llegada desde la Bolivia más pobre crea que tiene que pagar por ir a un hospital. Ni la familia, ni la sexualidad, ni el parto, ni los ritos mortuorios los entendemos igual.
Moufdi, marroquí, trató de explicar por qué cuando llega el Ramadán personas que no deberían ayunar como ancianos, niños, embarazadas y enfermos crónicos, lo hacen. «Podemos negociar con ellos», anima. También explicó los alimentos haram (prohibidos) o halal (permitidos). No dudó en abordar tabúes como la sexualidad, la menstruación o el aborto y explicó en qué circunstancias se hace hoy la circuncisión a los niños.
«También nos morimos»
Xiao Fang demostró que los chinos tienen gran sentido del humor. Esta mujer dio pautas a las enfermeras sobre los embarazos y los cuidados pre y postparto. La medicina tradicional china está aún muy arraigada entre su colectivo y explicó hasta dónde convive con la occidental. Y ojo, advirtió jocosa, «también nos morimos». Si no hay chinos en los cementerios locales es porque regresan a su país cuando ya saben que van a fallecer o son repatriados. Xiao, más seria, indicó que la gran barrera de su gente es la lingüistica y es la que hace que muchas veces en lugar de acudir al médico se automediquen.
A Mateus, angoleño, le tocó dar lecciones sobre el África Subsahariana y no evitó temas áridos como el de las enfermedades de transmisión sexual o las ablaciones de clítoris. Admitió que en Álava por ejemplo hay personas oriundas del sur del Senegal, Gambia o Guinea Conakry que pertenecen a etnias que aún practican este tipo de mutilación. Y dio lecciones al respetable sobre la capacidad africana para soportar el sufrimiento. La foto de unas chicas cargando bombonas de butano sobre sus cabezas ilustraba el relato. Forma parte de su cultura y por eso ellas rechazan el parto medicalizado y desconfían de las cesáreas. No abusan de las urgencias, argumenta. «En sus países a veces tienen que andar un día para ir a un centro de salud. Aquí van al médico cuando realmente se sienten mal», avisa.