¿Es necesario esperar hasta los 50 años?
J. M. V.
Miércoles, 23 de junio 2010, 04:37
¿Hay que esperar a los 50 años para realizarse la primera mamografía? A buen seguro, más de una mujer joven se hará a menudo esta pregunta. Pero, ¿a qué edad deben comenzar las pruebas? Mientras sociedades y colegios médicos de distintas partes del mundo -entre ellos, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, la American Cancer Society, el Colegio Americano de Radiólogos...- aconsejan que se haga a mujeres a partir de los 40 años de forma anual, la OMS, el Sistema Nacional de Salud, la Comisión Europea o la propia Sanidad vasca recomiendan que el cribado se limite de 50 a 69 años.
A esta última lista se sumó en 2009 el US Preventive Services Task Force, una agencia gubernamental independiente de expertos que periódicamente desarrolla recomendaciones para los servicios clínicos preventivos. En sus últimas reuniones cambió de criterio y, en lugar de recomendar mamografías a partir de los 40 años, ahora aconseja realizar la prueba entre los 50 y los 74 cada dos años. Además, no recomienda la autoexploración.
Según explica el ginecólogo vasco Juan Larraz, estas nuevas recomendaciones son «preocupantes porque contradicen a la mayoría de las sociedades médicas». La razón de modificar su criterio, según Larraz, se debe a que la agencia americana «hace énfasis en que como el riesgo de padecer cáncer de mama es menor entre 40 y 49 años, serían necesarias 1.904 mamografías para prevenir una muerte, mientras que en el grupo de 50 a 59 años bastaría con 1.339 para prevenir un fallecimiento».
Garbiñe Sarriugarte, responsable del programa de detección precoz del cáncer de mama en Euskadi, coincide con las razones de los expertos de EE UU. Sostiene que la realización de mamografías en un cribado poblacional por debajo de los 50 años «no es suficientemente sensible, porque no es capaz de diagnosticar un porcentaje elevado de cánceres debido a la mayor densidad de las mamas en estas edades y contribuyen a infundir una falsa tranquilidad y retrasos de diagnóstico». Asimismo, Sarriugarte recuerda que en estas edades se produce una tasa de «hasta un 30% de falsos positivos que obligan a someter a estas mujeres mal clasificadas a exploraciones y sufrimientos innecesarios».