Escaparate vasco en Cuba

El optimismo flotaba entre los expositores vascos que, fieles a la cita anual, han participado esta semana en la Feria Internacional de La Habana. La actual a edición ha reunido a 80 empresas españoles, de las que 26 procedían del País Vasco. La impresión generalizada entre los participantes es que el momento sigue siendo bueno para hacer negocios con Cuba. Las estimaciones oficiales apuntan a que entre las 1.398 empresas de 53 países que han acudido a ese certamen se han concertado negociaciones por más de 300 millones de dólares.

La mayoría de las empresas que han acudido a la Habana llevan años tratando con Cuba. Algunos, como la firma de menaje BOJ guardan en su memoria histórica facturas de ventas realizadas a la isla hace nada menos que cien años. «Hemos tenido algunos altibajos pero vamos a ser unos de los premiados por llevar 22 años viniendo a la feria. Ha evolucionado el producto en diseño, pero siempre nos hemos dedicado a menaje y cuchillería», explica Teresa Lanz representante de la empresa en la feria.

El pabellón vasco ocupaba un edificio independiente dentro del gran recinto de ExpoCuba. Por allí pasaron, entre otras personalidades dos de los comandantes históricos de la revolución, Ramiro Valdés, actual ministro de Informática y Comunicaciones, y Guillermo García Frías, creador y director de la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna, quienes fueron obsequiados con una txapela enmarcada. «Esta txapela es para que tenga usted un recuerdo de estos 25 años», afirmó Teodoro Bastida, presidente de la Asociación de Empresarios Vascos en Cuba a García Frías, al entregar los obsequios.

Escaparate

Las empresas vascas apuestan sin dudas por el mercado cubano y para ello la feria es un magnífico escaparate. «Estar aquí es bueno para mantener contactos y presencia», explica Víctor Sáenz, jefe de división de proyectos especiales de Guascor. La empresa guipuzcoana lleva más de 20 años suministrando equipos para navieras cubanas. Desde 2005 también vende grupos electrógenos para el sector energético del país , cuya crisis propició numerosos apagones hace no demasiado tiempo.

Guascor ha abierto esta misma semana una oficina independiente en el país. Hasta ahora utilizaba las instalaciones de la Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial (SPRI). Las ventas de la firma en Cuba alcanzan «algo más de 100 millones de euros, y eso ha situado a la empresa en unos años muy interesantes desde el punto de vista de resultados», agregó Sáenz.

También el grupo Ugao, con 21 años realizando trabajos de cooperación en el país caribeño, está satisfecho de su decisión de instalarse en el mismo. Un portavoz de la empresa explica que su esfuerzo se dirige a «proporcionar tecnología y crear las condiciones necesarias para la producción en la isla, lo que llamamos producción cooperada». Cuenta con una plantilla de 15 personas allí, repartidas La Habana y en Camaguey.

El grupo Ugao comenzó vendiendo calderas de vapor para hospitales, la industria alimenticia y el azúcar. «Ahora estamos proyectando calderas más grandes para proyectos cubanos que hay en Venezuela, en Bolivia, en Angola», señalan desde la compañía. Pero esa no es la única actividad de la compañía vasca en aquel mercado. También fabrican, entre otros productos, «tuberías de poliéster reforzado para llevar agua de tierra a los cayos». Para desarrollar su negocio, en algunos casos crean empresas mixtas en Cuba y en otros Ugao suministra el equipamiento, la materia prima y la tecnología para que la fabricación se realice allí. «Cuando la producción ya está en marcha y se ha satisfecho el coste, se queda en el futuro como una producción cubana», puntualiza.

Buena experiencia

Entre las pocas compañías que trabajan sin el paraguas de la Asociación de Empresarios Vascos, se encuentra el Grupo Berotz, de Ondarroa. Su director de Producción en Cuba, Aitor Barinagarramenteria, explica que «nuestra experiencia es buena. Hace años que se aplica una política para limpiar un poco el país. Antes existían muchos intermediarios que ni estaban acreditados y desde que se ha regularizado un poco eso han mejorado las cosas», señala.

En suma, los peores momentos parecen haber quedado atrás. Los empresarios vascos que están en Cuba han llegado para quedarse.