De verbena en verbena. Sergio dándolo todo en una de las plazas de la localidad de Lanjarón. Ariel C. Rojas
Nos vamos de verbena... por los pueblos de Granada

El hombre orquesta de la Alpujarra: la historia de Sergio, que lleva 25 años poniendo a bailar a los pueblos chicos

Sergio Megías Morales empezó con 15 años a tocar en una orquesta y no lo ha dejado. Hoy, cobra 300 euros por animar las fiestas de municipios sin casi presupuesto

Javier F. Barrera

Viernes, 22 de agosto 2025

A Frank Sinatra había que verle en su ambiente. No en Nueva York, ni en Los Ángeles, a las que tanto cantó. Había que conocerlo ... en Las Vegas, sobre las tablas, una hora antes de la actuación, con el escenario vacío, él sobre el piano, terco, profesional, concienzudo, sentado al piano, comprobando la última nota a la perfección, al límite, con su vaso de whisky con soda, girándolo con un certero golpe de muñeca, bebiéndolo a sorbos con un cigarrillo entre los dedos. Ese era Frank Sinatra, el gran músico que hoy nos ha dejado», escribió el insigne periodista Manu Leguineche del astro y cantante de Hollywood.

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Ahora, cambiamos a Frank Sinatra por Sergio Megías Morales, que hay que verle en su ambiente. No en Nueva York, ni en Los Ángeles, a las que canta sin problemas, sino en los pueblos de la Alpujarra granadina, que conoce como la palma de su mano. Hay que verlo actuar en Lanjarón, o en Melegís o en Torvizcón, sobre esos escenarios imposibles. Terco, profesional, concienzudo, sentado al órgano, comprobando la última nota a la perfección, al límite, con su cerveza sin alcohol y sin un cigarrillo entre los dedos. Este es Sergio Megías Morales, el músico que hace bailar a los microscópicos pueblos de Granada, el hombre orquesta de la Alpujarra que trae los grandes éxitos de hoy y de siempre a los pequeños núcleos que no cuentan con altos presupuestos para gastar.

Del pueblo de Rocío Dúrcal

Sergio Megías Morales tiene cuarenta años. Natural de Dúrcal, de donde Rocío Dúrcal tomó su apellido, no llegó a terminar el instituto. «Eso sí, soy trombonista de conservatorio». Llegó hasta quinto de grado medio en Granada pero también lo abandonó. «Lo de estudiar se me complicaba, para hacer grado superior necesitaba el Bachillerato y no lo tenía». Esta situación, alejada de textos y pentagramas, se explica porque empezó pronto a tocar con una orquesta. «Tenía 15 años, era muy joven y ganaba dinerillo. Así que los estudios los vas dejando de lado. También necesitaba mucho tiempo para ensayar. Y a la vez, cada día tenía más trabajo. Me iba bien». Con toda la naturalidad, dejó los libros por la orquesta. «Así hasta el día de hoy».

Trescientos euros. Es lo que Sergio cobra por una actuación de dos horas completas. Y todo se lo lleva él. Porque no solo es músico. También es cantante, animador, técnico de sonido, de iluminación, de montaje y de desmontaje, conductor, lleva la gestión –está dado de alta como autónomo–, y es su propio representante. «Lo hago yo todo solo con mi furgoneta. Así que todo lo que entra de dinerillo me lo llevo pa' mi casa», explica orgulloso. Por eso, añade, las horas de actuación no  le preocupan. «He llegado a tocar hasta que ha salido el sol», confiesa.

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«La gente pide la de Eurovisión, la de Melody, 'Esa diva'. Quedó fatal en el concurso, creo que la antepenúltima. Pero a la gente le gusta»

Sergio Megías Morales

Lo que nunca varía es todo el proceso de montar y desmontar su espectáculo, con los instrumentos, ordenadores, sintetizadores, juegos de luces y altavoces. «Lo fácil es tocar y cantar. Lo duro es montar todo lo demás en soledad». Por eso, destaca que antes los altavoces pesaban mucho y ahora no. O hace hincapié en el avance que suponen las luces led.

«Hemos ganado mucho. Intento comprar cosas muy 'manejeras', porque es mucha carga y descarga, y la espalda se resiente con los años. No me puedo permitir un 'crujío'. De los 25 años de trabajo ningún día me he puesto malo, ni tampoco me he quedado ronco. Me cuido, como se cuidan todos los jóvenes, que la cerveza fresquita y algún cubatilla llega. Me cuido también mucho del aire acondicionado. Y no fumo. Fumar es un problema para los que nos ganamos la vida con la voz».

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Valderrama y Manolo Escobar

La música ha estado presente en la vida de Sergio desde chavea. Es la historia de una España que ha desaparecido, que se vacía. «Había un vecino mayor, Antonio, que hacía sillas de esparto en la calle. Mientras trenzaba cantaba. Cantaba muy bien las canciones de Manolo Escobar y Juanito Valderrama. Me salía a la calle a ver a Antonio trabajar y me aprendía todas las canciones». Sergio se dio cuenta de que se le daba bien cantar. «Tenía arte».

Fue entonces cuando decidió matricularse en el Conservatorio. El salto al mundo de las orquestas estaba a la vuelta de cualquier canción. En concreto, una que interpretaba el Dúo Granada. «Me llamaron tres o cuatro veces para acompañarles con mi órgano. Les gustó y pasamos a ser el Trío Granada». Este mundillo le gustó y así lo comunicó en casa. Tan solo necesitó una frase. «Quiero comprarme un órgano grande y quiero cantar». Tendría 15 años y con el órgano y dos altavoces chicos empezó a tocar y cantar en cortijos y en las fiestas de pueblos y barrios.

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Un repertorio completo

Ha pasado un cuarto de siglo y Sergio este verano, como tantos otros, recorre localidades como Torvizcón, Alcázar, Ugíjar, Casarones en Castillo de Baños, o Los Yesos también en la playa. Por la zona de la capital granadina actuará en Pulianas. Por supuesto en Dúrcal, su pueblo. También en la fiesta de la naranja en Melegís en el Valle de Lecrín, en Maracena, en Atarfe, en Güéjar Sierra. Prácticamente casi todos, pequeñas localidades que también quieren bailar y divertirse este verano.

Solo para todo. Monta el equipo, comprueba el sonido y prepara las luces de su espectáculo. A. C. Rojas

Hasta estos municipios lleva su extenso repertorio. Hay de todo. «Empiezo con Julio Iglesias, 'El Quijote'. Luego pasodobles, 'María la Portuguesa', 'Mi Huelva tiene una ría', 'Así es mi Granada'. Luego, unas cumbias colombianas seguidas por unas rumbillas. Aquí triunfa 'Sarandonga'. No puede faltar 'La Ventanita', un merengue sabrosón. Y ahora hacemos mucha bachata, porque la gente lo baila y lo pide. Quedan las típicas, de Coyote Dax, 'No rompas más mi pobre corazón'. Las típicas bailonas, 'Será porque te amo' y éxitos de los ochenta. También españoles como 'Mi gran noche' de Raphael. Que la gente que quiere bailar a lo suelto porque no tiene pareja también pueda disfrutar». La traca final viene de la mano de una acertada combinación en la que entra el reguetón 'La potra salvaje', 'Salta' de Tequila o la mítica 'Follow the leader'. Su conclusión es para apuntar. «Si a ti te gusta una canción pero la tocas y la gente no la baila, no sirve. En el repertorio siempre voy de menos a más para terminar arriba».

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Tiene autoridad Sergio para decidir cuál es la canción del verano dado que vive de ella, y sorprenden los títulos. «Me encanta que me pidan canciones, porque satisfacer a un cliente es la señal de mi trabajo. El año pasado triunfó 'La potra salvaje'. Esa, fijo, es la que más me pedían y la que con más ganas se bailaba», recuerda ahora.

– ¿Y la canción del verano de este año?

– La gente pide la de Eurovisión, la de Melody, 'Esa diva'. Quedó fatal en el concurso, creo que antepenúltima. Pero a la gente le gusta. Melody lo hizo muy muy bien, mucho mejor que el que ganó. Yeso se nota ahora en las fiestas de los pueblos. Así que aquí la gente la pide y la baila. Está triunfando.

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