Covadonga. La Santa Cueva de Covandonga, lugar de peregrinación. I. López
Viaje en tren. Dia 4: Llanes - Cabezón de la Sal

Por culpa de Mingote pierdo un vestido... y tampoco pongo la vela en Covadonga

Sigo la aventura en el Costa Verde Express y me encuentro con paisajes dignos de admiración

Martes, 29 de julio 2025, 18:58

Ayer cogí unas flores de las que adornan las mesas. No las robé, por quién me toman. Pedí algunas para llevar de recuerdo, las colocaré ... entre las páginas de 'Asesinato en el Oriente Express'. Así perdurará en mi memoria algo más que gratos recuerdos, restos románticos de mi época más ñoña. Pregunté a la tripulación cada cuánto las retiran y respondieron que cuando el tren para en Oviedo, por tanto, una vez a la semana, porque el Costa Verde Express va y viene de Santiago a Bilbao, de Bilbao a Santiago, en un círculo no vicioso, sino de vicio. Son naturales, las nuevas parecen más silvestres, como si alguien hubiese subido al monte para recolectarlas y hacer nuestro mundo más bello. Escojo un clavel blanco con ribetes granates y otra variedad que soy incapaz de identificar, de un amarillo intenso (la jardinería se le da mejor a Miss Marple).

Publicidad

Las flores ilustran la sucesión de detalles que adornan el tren. Cada una de las 27 mesitas acoge un jarrón y una pequeña lámpara con luz suave. En un rinconcito del coche-cafetería disponen revistas y tablets para consultar periódicos online (por supuesto, hay wifi). Reservan un hueco a libros y guías sobre la historia del ferrocarril. Y hasta hay una escultura donada por Fernando Arroyo Gallego con el emblema de la Compagnie Internationale des Wagons-Lits (CIWL), fundada en 1872 e impulsora del legendario Orient Express y otros trenes de lujo que circulaban a través de Europa, Asia y África del Norte. Ya les hablé de la pequeña librería, me asomo a fisgonear y leo títulos como 'El clan del oso cavernario' de Jean Marie Auel, o 'Una mirada atrás', de Edith Wharton. Me encantaría abrir uno, sentarme en el sofá a pasar las páginas, algo que pueden hacer el resto de pasajeros, pero el deber me llama, no me es posible desatender estas líneas.

Salimos hacia Ribadesella. Antes de cruzar las vías camino del autobús se detiene ante nosotros El tren de la Robla. Se trata de la gama más baja entre estos trenes de gama alta, aunque también luce precioso. Pregunto la diferencia entre perfiles de usuarios, hay que ver lo preguntones que somos los periodistas. En ése la edad desciende, caminan más, se mueve de noche, duermen en literas y suelen reservarlo personas menos acostumbradas a este tipo de transportes como primera aproximación al estilo de viaje. La ruta dura tres días, es más barata. Me toca el corazoncito, porque mi abuelo fue revisor en esa línea que conectaba antaño Bilbao con León y trasladó hasta Bizkaia a muchos inmigrantes castellanos para comenzar una nueva vida (llevo el ferrocarril y la emigración en la sangre).

Me entero de otra noticia desconocida, es lo bueno de este tipo de viajes en los que te informan de todo. El himno de Asturias no lo escribió un local, sino el hijo de un asturiano emigrado a Cuba. Resulta que el padre decidió regresar a la tierra de origen, la tristeza por esa partida hizo el resto. Más interesante es que la melodía provenga de Silesia, lo asegura una de nuestras guías. Desde el siglo XIX mineros polacos trabajaron en las minas asturianas, tarareaban notas similares y... el resto es historia. Como me sigue pareciendo raro, acudo a la fuente documental que tengo más a mano, la Inteligencia Artificial (IA). Niega la mayor, menciona cierta posibilidad, pero asegura que no hay nada probado, como el mentiroso pillado en falta. Habla del suegro del compositor que era polaco, de canciones populares asturianas, de... Así que busco en Wikipedia, y allí sí lo comentan, pero como hipótesis. Decido dejarlo en tablas, quien quiera profundizar que llame a Poirot. Tampoco es que la IA ni la Wikipedia sean infalibles. De lo que no cabe duda es de que Ribadesella se encuentra regada por el Cantábrico. Desde que el río Sella asoma, vemos piragüistas remando. Anécdota curiosa para no versados en pesca: cada temporada subastan el primer salmón robado a la corriente. El nombre: campanu. Su excepcionalidad hace que alcance precios imposibles, el de este año lo vendieron por 10.000 euros, pesaba unos 7 kilos y medía 83 centímetros.

Publicidad

Xanas y trasgus

Ya en el pueblo, la mayoría se abandona a la parte comercial para practicar el consumismo feroz. Lo entiendo, no hay mucho tiempo disponible para gastarse los dólares. Yo opto por recorrer el Paseo de la Grúa y rendir pleitesía a las viñetas cerámicas de Mingote. Encuentro también referencias mitológicas, la del Cuélebre recuerda a nuestro tren. Leo: «Muchas veces aparece relacionado con la custodia de tesoros (nosotros somos un lujo). Otras se relaciona con la desaparición de vacas, afirmando que las ha comido (nosotros engullimos todo)». Admiro las casas de indianos que adornan la playa al otro lado, colorean el paisaje. Al regresar, me acerco al escaparate de una inmobiliaria para ver cómo se las gastan, o mejor dicho, cómo se las cobran por aquí: 316.000 euros joya asturiana en Camargo (de las casas de indianos, ni hablamos). Veo en una tienda un vestido interesante, pero ya no tengo tiempo de probármelo (igual tenía que haberme abandonado al consumismo yo también, ¡maldito Mingote!). La neoyorquina se hace pipí, pregunta en voz bajita, discreta, dónde encontrar un toilette. Quizá a los norteamericanos les cueste más hablar de ir al baño que sobre sus sueldos. Se cruza un grupo nutrido de nutridos andaluces (de estas tierras todo el mundo regresa algo redondo). Empieza a parecerme más natural escuchar 'get on the bus' que 'zubir al autobú'. Incluso comienzo a entender a la de la ciudad que nunca duerme. Calculo la pasta que me he ahorrado de haber ido de intercambio a Dublín, a Londres, a Malta.

Adoro los Picos de Europa, me encanta esta cordillera. Trae recuerdos de juventud y campamentos, de épocas en las que la vida resultaba más fácil, por muy sencilla que la hagan ahora en el Costa Verde Express. No quiero emocionarme, pero me emociono, encima suena Enya de fondo y la irlandesa ayuda a la regresión. Siempre he creído que quien observa montes preñados de verde y no es capaz de sobrecogerse carece de espíritu. A mí me ensanchan el alma. Con este paisaje no extraña que crean en xanas y trasgus. La mitología da paso al cristianismo en Covadonga, igual que sucedió con las creencias antaño. Es un lugar especial. La cueva con la Virgen, el santuario, la leyenda de cómo Pelayo venció a los musulmanes gracias a su ayuda, el comienzo de la reconquista, el paisaje. Todo lo ofrece el primer Parque Nacional de España declarado por Alfonso XIII en 1918. El misticismo se da de bruces con la realidad frente a la máquina expendedora de velas. «Very spiritual», bromea un viajero. Es que aquí somos muy efectivos en esto de las contribuciones y las mordidas, basta abrir un periódico para darse cuenta, suerte que no entienden castellano, aunque bastante tendrán con lo suyo.

Publicidad

Queda aún el paseo por Llanes. Y después, velada con violinista tras la cena. Se lo resumo por orden de acontecimiento: muy bonito, muy agradable. Las visitas están incluidas en el precio del viaje, pero son optativas. Si alguien prefiere quedarse en el tren puede hacerlo, aunque normalmente el pasaje al completo acaba presentándose, arrastre o no los pies, por miedo a perderse algo interesante. Me alegro de no ser la única ansiosa para eso, a mí siempre me han dicho que del plato no se deja nada, pues del programa tampoco. Pregunto a una de nuestras acompañantes qué hace si algún cliente es muy mayor, me cuenta que una vez vino una mujer de 96 años que caminaba más rápida que ella... ¡y con tacones! El efecto rejuvenecedor del polar aire acondicionado, ya se lo advertí el otro día.

Un bocado delicioso. Meloso de ternera bio-astur con verduras. I. L.

Platos que son obras de arte

La estrella Michelin y los dos Soles Repsol del Corral del Indianu aplauden el genio loco del autodidacta José Antonio Campoviejo, que ha convertido sus platos en arte. Lo más aplaudido: el bombón de queso de cabrales, chocolate blanco y manzana asada, y la fabada asturiana selección especial.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad