La realidad 'invisible' de los castillos vascos
Edad Media. El Museo Arqueológico repasa en una muestra la compleja realidad de estas construcciones
En el Museo Arqueológico de Bilbao se habló este miércoles de «castillos invisibles». No, no es que se tratara de un encuentro sobre literatura fantástica ... medieval. Era la presentación de una exposición sobre fortificaciones reales, 'Castillos medievales en Vasconia: guardianes del territorio e imágenes del poder', que repasa la historia de estas construcciones entre los siglos XI y XV. Abre este jueves sus puertas y se podrá visitar hasta el 15 de enero de 2023. La invisibilidad aludía a que muchos de ellos han desaparecido, o apenas son unas ruinas irreconocibles, y solo la arqueología permite saber cómo fueron y lo que significaron para la sociedad vasca en la Edad Media.
«Los castillos, con las iglesias, fueron las construcciones que destacaron en el paisaje de la Edad Media. Y eso desde las tierras altas de Escocia hasta las extremaduras castellanas; desde los finisterres atlánticos hasta Tierra Santa», como explicó el arqueólogo Iñaki García Camino, director técnico del Arkeologi Museoa de Bilbao y comisario de la muestra, junto con el medievalista José Ángel Lecanda, de la Universidad de Deusto. Se repasa la historia de estas edificaciones a través de 150 piezas arqueológicas, «todas originales», entre las que destacan la lauda sepulcral de Sancho III de Navarra, traída expresamente desde León; una armadura del siglo XIV encontrada en una excavación urbana en Vitoria; o «un tesorillo de monedas de plata acuñadas en Inglaterra por Eduardo III durante el conflicto de la Guerra de los 100 años». Y es que Bizkaia, en torno a mediados del siglo XIV, «fue objeto de disputa por las monarquías castellana e inglesa».
La exposición refleja la estructura de la sociedad medieval, dividida en tres órdenes -«guerreros, clérigos y campesinos»-, con elementos característicos de los tres. Hay, claro, espadas, espuelas, proyectiles de catapulta... Pero también un cáliz, una cruz procesional, unos dados o herramientas de trabajo tan humildes como una hoz. Las piezas proceden del mismo Arkeologi Museoa, pero también de Gordailua -el centro de depósito de materiales arqueológicos de Gipuzkoa-, el Museo Arqueológico de Álava, el Museo de la Armería de Álava, el Museo de León y los bilbaínos Euskal Museoa y Museo de Arte Sacro.
«Cuando pensamos en castillos y torres fuertes, nos vienen a la cabeza imágenes de guerreros luchando por defender un reino amenazado por otros guerreros vecinos; o por malhechores feudales que pretendían conseguir por la fuerza derechos, fuentes de riqueza o rentas que no les correspondían. Todo esto, influenciado un poco por las películas o por la espectacular 'Juego de tronos'», señaló García Camino. Es una imagen distorsionada, que en Bizkaia, además, está mediatizada porque sus dos castillos más vistosos, el de Butrón y el de Arteaga, son en realidad recreaciones fantasiosas del siglo XIX.
Símbolos de poder
La exposición quiere aclarar esa imagen y ceñirla a la realidad histórica a través de la arqueología, el medio que permite conocer cómo eran originalmente muchos de estos edificios, de los que a menudo apenas quedan rastros. «Cuántos montañeros no habrán subido al monte de Astxiki, en Abadiño, o al de Untzueta, en Orozko, y no han visto nada, cuando allí existieron sendos castillos que eran además las cabezas de los condados de Durango y de Bizkaia, que en el siglo XI tenían personalidad propia». Precisamente estos son «los castillos invisibles».
La muestra se divide en seis unidades en las que se explica la época en que se construyeron estos edificios, su evolución formal, sus funciones y también su papel simbólico «como elementos de poder». En el castillo «se tomaban decisiones políticas, se concertaban matrimonios, que eran un instrumento político también, se establecían pactos, se controlaba un territorio, se coaccionaba al campesinado y se administraba justicia». Uno de los apartados se dedica a la guerra, «puesto que el castillo es una construcción básicamente militar», en palabras de Lecanda, y otro a la vida cotidiana, «porque el castillo es también una residencia, la del señor. Y, como tal, puede ser desde una casa fuerte a un edificio plenamente palaciego, una residencia real, como por ejemplo Olite».
Se completa con dos vídeos. Como dijo la diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Lorea Bilbao, «en uno se podrán ver a vista de pájaro diez castillos y casas torres representativos del territorio, junto a medio centenar de imágenes de otras tantas fortalezas repartidas por Bizkaia, Gipuzkoa, Álava, Navarra y el País Vasco continental. El segundo recoge la recreación del asalto a un castillo». La exposición cuenta también con trabajos del fotógrafo Santi Yaniz, «que ha tomado espectaculares imágenes aéreas con drones».
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