La misión hispana del FBI tras los documentos robados de Hernán Cortés
El equipo de la agencia especializado en delitos contra el patrimonio ha recuperado y devuelto a México un manuscrito del conquistador extremeño
La recuperación por parte del FBI de un manuscrito firmado por Hernán Cortés que había sido robado en México hecha pública la semana pasada ha ... sido el resultado de un larga investigación que recuerda más a una novela negra que a una operación de defensa del patrimonio basada en la colaboración internacional. La devolución del documento a las autoridades mexicanas ha puesto de actualidad el trabajo de una sección poco conocida de la agencia federal de policía estadounidense, el FBI's Art Crime Team, el Equipo de Delitos contra el Arte del FBI, establecido en 2004.
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La historia de este caso comienza con un robo en el Archivo General de la Nación (AGN) de México, un repositorio de documentos históricos del país desde la época virreinal. En octubre de 1993, durante un proceso de inventario que incluía la microfilmación de una colección de manuscritos firmados por Cortés, los archivistas descubrieron una ausencia alarmante: faltaban 15 hojas de una serie de documentos históricos relacionados con el conquistador extremeño.
Entre ellas estaba la numerada como página 28, fechada el 20 de febrero de 1527. Contiene un texto breve –poco más de siete líneas–, una orden de pago de «60 pesos de oro común» a un tal Melchor López para financiar los gastos de una expedición hacia las «tierras de las especias» (las Islas Molucas, en Indonesia), con la firma de Cortés al pie. Según José Alfonso Suárez, portavoz de la Presidencia de México, el documento formaba parte de los registros del Hospital de Jesús, fundado por el conquistador. Cuando lo firmó autorizando el pago, Cortés se encontraba en una etapa de consolidación de su poder y administración en Nueva España (el territorio que incluía gran parte de lo que hoy es México) y empezaba a tener problemas serios con la Corona y la Real Audiencia.
El documento no solo era un testimonio de las ambiciones exploratorias de Cortés, sino también una pieza clave para entender la logística de sus empresas en una época de expansión colonial. En este período, Cortés organizó expediciones hacia el Sur (como Honduras, donde había viajado entre 1524 y 1526 para sofocar una rebelión) y hacia el oeste, buscando rutas marítimas y nuevos territorios, siguiendo la estela de la expedición de Magallanes y Elcano, concluida por el último en 1522.
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Subastas, coleccionistas y vendedores
La desaparición de este manuscrito y la serie de la que formaba parte, que tuvo que ocurrir entre 1985 y 1993, cuando fue detectada, abrió un vacío en el patrimonio mexicano. A raíz de este robo, el Gobierno del país hispanoamericano intensificó sus esfuerzos para recuperar sus bienes culturales desaparecidos, un objetivo que se concretó en el programa 'Mi Patrimonio no se vende', que en 2015 empezó a rastrear en subastas internacionales en busca de documentos y obras de arte robados.
Ese mismo año, el Archivo General de la Nación localizó la página 28 en el catálogo de una puja en Estados Unidos. Pero recuperar este tipo de documentos robados no es fácil. Pasan por múltiples manos, entre coleccionistas privados, casas de subastas y vendedores clandestinos, lo que dificulta identificar al culpable original del robo y complica su devolución legal. Así que el documento no pudo ser recuperado entonces y se le volvió a perder la pista.
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En 2024, el Gobierno mexicano recurrió al Equipo de Delitos contra el Arte del FBI. La agente especial Jessica Dittmer, miembro de esta sección y parte de la Fuerza de Tarea Conjunta contra Robos Graves, se hizo cargo del caso junto al detective Rigel Zeledon, de la Policía de Nueva York (NYPD). Su misión, volver a localizar esta página perdida, y además pequeña, en el vasto mercado del arte estadounidense, un país descrito por el agente especial supervisor Veh Bezdikian como «uno de los mayores consumidores, si no el mayor, de arte y antigüedades del mundo».
Descripción minuciosa
El primer paso de Dittmer y Zeledon fue consultar el Archivo Nacional de Arte Robado, una base de datos del FBI que recopila información sobre obras y artefactos culturales sustraídos. Es un enorme catálogo de patrimonio perdido en el que cada pieza aparece descrita con la mayor minuciosidad posible en cada caso, ilustrada con fotografías, si las hay. La ventaja de la página 18, la hojita firmada por Cortés, es que su descripción es detalladísima, gracias a la profesionalidad de los archivistas mexicanos –según destacó el FBI– que además de las medidas del papel y la descripción del texto, incluyeron detalles como las numeraciones a la cera, manchas y cortes que presenta el documento, lo que facilitaba mucho su identificación.
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La investigación siguió con un trabajo de fuentes abiertas, rastreando registros públicos, catálogos de subastas y movimientos en el mercado del arte. Pronto, los indicios confirmaron que el manuscrito estaba en los Estados Unidos. Los investigadores redujeron el cerco. El documento había «cambiado de manos varias veces» desde su robo y primera localización en 2015, lo que complicaba averiguar quiénes habían sido los autores originales del delito. Sin embargo, este movimiento constante también significaba que el documento estaba en circulación en el mercado y acabó facilitando su localización, que no ha sido concretado ni por el FBI ni por las autoridades mexicanas. Las fuentes solo indican que fue encontrado en los Estados Unidos, parece que tras rastrearlo en Atlanta o el Distrito Sur de Nueva York.
Sin acusados
Las descripciones proporcionadas por el AGN permitieron a los investigadores confirmar que habían encontrado el papel correcto y certificar su autenticidad. Una vez localizado, «el detective Zeledon y yo abrimos una investigación para ver si podíamos traer ese documento de vuelta a casa», explicó Dittmer.
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El FBI sí ha explicado que ha identificado a los sucesivos propietarios por cuyas manos había pasado y que ha obtenido la renuncia voluntaria de los poseedores a sus derechos, lo que ha facilitado la devolución sin procesos judiciales. El FBI aclaró a través de una nota que nadie afrontará cargos por el robo del manuscrito. No hay detenidos ni nadie va a ser juzgado por este robo. Sin embargo, Dittmer aseguró que esta operación envía un mensaje claro: «el tráfico de bienes culturales no quedará impune».
El pasado 13 de agosto el FBI devolvió formalmente el documento al Gobierno mexicano. Este no es el primero de los 15 documentos de Cortés cuya desaparición se comprobó en 1993. Hace dos años, otro manuscrito del conquistador (una orden de pago de azúcar rosado fechada en abril de 1527) fue localizado en una subasta en Massachusetts, tras pasar por varias manos, incluyendo el Museo de Tesoros Mundiales en Wichita, Kansas, y una subasta en Los Ángeles. Este nivel de detalle no se ha proporcionad en el caso de la página 18, lo que sugiere que el FBI ha optado por la discreción, posiblemente para proteger la investigación en curso sobre los 13 documentos faltantes de la colección.
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