Cómo borrar todas las cuentas de Internet que ya no utilizas

El anterior supuesto hace que nos preguntemos cómo han dado los malhechores con nuestro número de teléfono. La respuesta suele radicar en las cuantiosas brechas de seguridad que acontecen en Internet: llevamos años accediendo a páginas web que demandan registrarnos como usuario, lo que a su vez implica introducir datos como nuestro nombre y apellidos, correo electrónico, dirección postal... y el propio teléfono móvil. Aunque se nos garantiza que dicha información estará a buen recaudo, la mayoría de las veces se cede a terceros con fines comerciales (pocos reparan en marcar la casilla que lo impide). En otras ocasiones, los delincuentes encuentran un agujero por el que colarse en la base de datos de la página de marras, quedando a su disposición un ingente listado de numeraciones con las que mercadear o acometer nuevas fechorías.

Aunque los sitios más frecuentados informan puntualmente a los usuarios de cualquier incidente (urgiéndoles a cambiar sus contraseñas para evitar males mayores), son más las pequeñas webs que terminan abandonándose con los años. Presas fáciles en definitiva para los carroñeros de datos. La lógica dicta entonces darnos de baja de aquellas plataformas o servicios que ya no utilicemos como medida preventiva, lo que no siempre es fácil. Entre otras cosas porque hemos olvidado donde nos registramos en su momento: tiendas online, boletines de noticias, clientes de correo electrónico alternativos... De hecho, aún recordando dónde se tiene una cuenta, no siempre resulta fácil encontrar la opción para darla de baja (las compañías suelen ocultarla a conciencia y reclamar varias confirmaciones antes de aceptar nuestra solicitud).

Para ponernos las cosas algo más sencillas existen webs como Just Delete Me: facilita borrar nuestro rastro de Internet al tiempo que indica el grado de dificultad inherente a cada uno de los principales sitios (redes sociales, aplicaciones de citas, portales de juego...). Para esto ultimo se utiliza un código de colores: al pinchar en un recuadro verde se nos redirige directamente al apartado donde darnos de baja; los de color amarillo implican pasos adicionales que se describen al seleccionar 'Mostrar información'; y los marcados en rojo indican la imposibilidad de eliminar una cuenta de usuario sin contacar con el respectivo servicio de atención al cliente.

Los perfiles que no pueden darse de baja se muestran en negro, sin que a menudo se indique por qué. Algo que contradice al artículo 17 de la Regulación General europea para la Protección de Datos (GDPR), donde se habla del 'derecho al olvido': todo usuario puede solicitar que se eliminen sus datos de los servidores inherentes a cualquier web.

La alternativa a suprimir nuestra cuenta de usuario es 'desnudarla'. Puede que una aplicación no permita hacer borrón y cuenta nueva, pero nada nos impide entrar a nuestro perfil y eliminar toda la información que hubiésemos introducido: nombre completo, fecha de nacimiento, direcciones, teléfonos... y muy especialmente formas de pago tales como números de tarjeta de crédito. Si hablamos de una tienda online, también es probable que hubiésemos enlazado nuestra cuenta de PayPal, lo que puede deshacerse fácilmente desde su app.

Si un sitio nos obliga a mantener rellenos todos los campos de un perfil, siempre podemos introducir información aleatoria que nada tenga que ver con nosotros. Por ejemplo, el ya típico 'Lorem Ipsum' empleado en demostraciones de tipografías o borradores de diseño.

En aquellas webs que permitan almacenar anotaciones, fotos o vídeos, también será buena idea hacer una copia de seguridad local y fulminar el contenido (deshabilitando su sincronización con la nube, si procede).

Una última opción en determinados casos es reemplazar nuestro correo de registro por otro generado aleatoriamente y al que no tendremos acceso (para ello existen servicios como Mailinator). A partir de entonces, quien acceda ilícitamente a la cuenta de usuario se encontrará con un folio en blanco del que le resultará imposible sacar provecho.

En relación a lo descrito y a través de iCloud (en su modalidad 'plus'), Apple ofrece una utilísima función en sus dispositivos: 'ocultar mi correo electrónico'. Permite a las apps, sitios o empresas contactar con nosotros sin proporcionarles una dirección de correo electrónico real. Así, durante el proceso de registro se nos brinda la opción de generar un email único y aleatorio que reenviará todas las misivas a nuestra bandeja de entrada personal.

El llamado 'llavero de iCloud' es otra opción ineludible para los usuarios de un iPhone: almacena todas nuestras contraseñas protegiéndolas con los sistemas de reconocimiento biométrico del dispositivo, de forma que no tengamos que memorizarlas. Además, también durante los registros, ofrece combinaciones aleatorias y seguras con el objetivo de que no repitamos contraseña en más de un sitio web. Este es el gran error de numerosos usuarios, pues reutilizar contraseñas implica que, si se filtran los datos de una sola web, nuestros perfiles en muchos otros sitios también quedan expuestos.

Gestores de contraseñas como el anterior (1Password resulta igual de válido) son indispensables para recordar todos los sitios en que nos hemos registrado. Además, suelen revisar las contraseñas guardadas para alertarnos si alguna está repetida o resulta fácil de adivinar.

Tampoco está de más comprobar si nuestro número de teléfono o correo electrónico está implicado en algunas de las brechas de datos más recientes. Para ello nos dirigimos a 'have i been pwned?' e introducimos la información en el recuadro principal: se listarán entonces los problemas de seguridad que nos afecten clasificados por sitios web. Cambiar de contraseña en cada uno de ellos (cuando no cerrar nuestra cuenta de usuario, ahora que sabemos cómo) deberá ser nuestra prioridad.