Cómo elegir los cartuchos de tu impresora según la OCU

Vivimos tiempos de inflación desbocada y cada pequeño ahorro se nota a final de mes. Quienes siguen utilizando impresoras domésticas (la digitalización prácticamente las ha desterrado) deberían sopesar qué tipo de cartuchos de tinta se adaptan a sus necesidades. Y es que existen más opciones que las oficiales, capaces de ahorrarnos centenares de euros al cabo del año.

A este respecto, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha elaborado un informe sobre las tipologías de impresoras y sus consumibles. Lo más común es hacerse con una impresora de inyección de tinta por sus precios más económicos. Sin embargo, los expertos de la OCU recomiendan adquirir un modelo láser si vamos a imprimir un alto volumen de páginas o usamos la impresora de tanto en cuando: «Las impresoras láser utilizan tóner en lugar de los tradicionales cartuchos de tinta de las de inyección. Los costes de impresión por página suelen ser más bajos y, además, no desperdician tinta en tareas de mantenimiento, por lo que estos costes son estables y no varían con la frecuencia de uso».

Dicho de otro modo, aunque las impresoras láser son más caras, a medio plazo suponen un ahorro considerable (a partir de haber amortizado el precio de la máquina).

Si imprimimos habitualmente y pocas páginas por vez, la inyección de tinta será la opción adecuada. Es aquí donde la OCU ayuda a elegir el cartucho de tinta que más nos conviene. Primeramente debemos escoger entre los cartuchos estándar y los llamados 'XXL': los primeros (con unas 400 páginas de vida útil) suelen costar más caros que los segundos, por lo que se recomienda evitarlos siempre que sea posible. Además de contener más tinta, los cartuchos XL o XXL ayudan a reducir el problema de los residuos electrónicos; adquiriéndolos estaremos haciendo un favor al planeta.

El siguiente punto a considerar es si comprar un cartucho oficial o uno compatible: los originales son de mayor calidad por estar diseñados para funcionar con nuestro modelo concreto de impresora, ahora bien, se venden con un recargo para compensar la inversión en I+D y los costes en marketing en los que ha incurrido el fabricante: «La mayor parte de los ingresos de un fabricante de impresoras proviene de las ventas de cartuchos de tinta: no es de extrañar que siempre adviertan a los consumidores contra el uso de cartuchos de tinta que no sean originales», señala la OCU.

Por su parte, los cartuchos compatibles son fabricados por terceros: funcionan en múltiples impresoras pero no ofrecen la misma fiabilidad que los originales. ¿Su principal baza? Pueden rebajar hasta en un 50% los costes de impresión por página.

Existe, no obstante, una tercera opción que pocos consideran: los cartuchos recargables. Se rellenan múltiples veces con botellas de tinta, inyectándose ésta con una pequeña jeringa en el propio cartucho o tanque de la impresora. Aquí el ahorro es mayor incluso que con los cartuchos XL y se respeta más el medio ambiente por la reutilización de los accesorios.

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