La nueva PlayStation cuesta 800 euros
Oleada de críticas frente a un modelo que incluso los más entusiastas del sector consideran injustificable
Hace unas horas se destapó lo que, durante meses, ha sido un secreto a voces: Sony lanzará una versión vitaminada de PlayStation 5 para satisfacer a los sibaritas de la tecnología. Apodada PlayStation 5 Pro, la máquina incorporará un chip gráfico con un 67% más de unidades de computación, un 28% más de memoria y una velocidad de renderizado hasta un 45% superior; un trazado de rayos hasta tres veces más rápido y lo que ha venido a denominarse 'PlayStation Spectral Super Resolution' (PSSR), una técnica de machine learning que posibilita una nitidez de imagen «sin precedentes».
Semejante galimatías se resume en el cumplimiento de la promesa que sus responsables hicieron durante la presentación de la PlayStation 5 original, cuando se espetó que la vigente generación de consolas alcanzaría los ansiados 60 frames por segundo estables bajo una resolución 4K (soportada por la mayoría de televisores modernos). El tiempo matizó sus palabras al brindarnos juegos provistos de 'modalidades gráficas': o elegías jugar a 30 fps con la máxima fidelidad visual o lo hacías a 60 fps rebajando el nivel de detalle.
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Sony pretende acabar con la disyuntiva, pero lo cierto es que no supo mostrarlo: la introducción de PS5 Pro estuvo plagada de comparativas endebles, protagonizadas por títulos lanzados en PlayStation 4 ('The Last of Us Part 2', 'Horizon: Forbidden West') y sin ningún lanzamiento específico que justifique la necesidad de un hardware más potente. Hubiese sido lo suyo. Incluso PlayStation VR2 contó con 'Horizon: Call of the Mountain' como punta de lanza (por mucho que el periférico falleciese a efectos prácticos unos meses después, vistas sus paupérrimas ventas).
Otra piedra en el camino de PS5 Pro es 'AstroBot', la última gran exclusiva de Sony: el plataformas ha sido laureado de forma unánime, entre otras cosas, por un apartado visual capaz de dejar a cualquiera con la boca abierta. El trabajo del Team Asobi (fluido como él solo en su ejecución) demuestra que apenas se ha rascado la superficie técnica de PlayStation 5. Y ha sido así por una generación de consolas que cuatro años después sigue sin sentirse como tal. Por cada lanzamiento original hemos recibido tres remakes o remasterizaciones, a consecuencia de unos costes de desarrollo cada vez más desorbitados que obligan a apostar únicamente por aquellos proyectos que funcionarán a ciencia cierta. Juegos en definitiva que no aprovechan las florituras y particularidades de las circuiterías que tenemos instaladas junto al televisor.
Pero independientemente de que PS5 Pro resulte más o menos necesaria (tan solo le sacarán partido aquellos juegos de PS5 actualizados expresamente), su configuración y precio de lanzamiento evidencian un problema mucho mayor para la multinacional japonesa que la respalda. Comercializarla a 799 euros sin lector de discos supone otra miga de pan hacia la defunción del formato físico en videojuegos: nadie duda a estas alturas de que PlayStation 6 tendrá un precio base incluso superior y que resultará enteramente digital (el ahorro en costes de distribución es un caramelo demasiado jugoso para los fabricantes del ocio electrónico). Así ocurrirá al menos si esta PS5 Pro no protagoniza la hecatombe comercial que parecen anticipar las enconadas primeras reacciones de los usuarios.
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