Raúl Jiménez sorprendió al jurado contrastando el calor de las alubias con el frío de un helado de piparrak y Pruden Cuenca presentó el bacalao sobre una cama de patata y pisto. Jesús Andrade
XXVI Concurso de Sociedades Gastronómicas

Jugones en esto de los fogones

Sociedad gastronómica azkenean ·

El jurado rebaña el plato de alubias acompañadas con sus tradicionales hongos y un helado de piparrak, la arriesgada propuesta de Azkenean

Lunes, 28 de noviembre 2022, 01:52

Soplan nuevos aires dentro de la cocina del Azkenean. Mikel Trabanka, el encargado de aliñar el recetario de esta longeva sociedad gastronómica -suma 31 años ... en este guiso-, ha decidido colgar el delantal. Deja un vacío enorme y no solo por lo generoso que era a la hora de emplatar. Aunque si uno afila bien el morro cuesta creer que esas diestras manos ya no anden removiendo en esta infinita cocina. Los que durante años fueron sus compinches, Raúl Jiménez, el 'presi', y Pruden Cuenca han recogido el guante -y las cucharas- para servir con gusto en el concurso culinario que organiza EL CORREO y patrocina la Diputación de Álava.

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El salto no les ha pillado fuera de juego. Venían llamando a la puerta de esta sociedad, en la que solo los goles del Alavés y las victorias del Baskonia enmudecen el chup-chup del fuego, desde hace tiempo, como ese jugador que mira al banquillo buscando su momento. Y a la mínima han dejado claro que en esto de los fogones son todo unos jugones. «Trabanka siempre nos ha entregado sus conocimientos», reconocían.

Sin perder la esencia de esta sociedad, esa especie de 'abc' que tienen marcado en su libro de recetas, acompañaron las alubias arrocina de Garlan -cocidas dentro de un saco- con hongos que previamente recogieron en los Montes de Vitoria. Allá que se lanzó parte del grupo, aficionado a subir hasta lo más alto, confiando en conseguir buen resultado en este certamen en el que colaboran Makro, Zintzo, Cafés Gometero y Markel.

Aunque la novedad de este año la venía cocinando Jiménez a fuego lento en su cabeza. Uno debe subir varios metros más -quién sabe si hasta la cima del Gorbea cuando la nieve la viste de blanco- para encontrarse el germen de ese helado de piparrak con el que acompañó el primero. Rompió todos los esquemas y el jurado, claro, rebañó el plato. «Buscaba jugar con el contraste entre el calor y el frío. Y darle ese toque picante, pero sin pasarse». Su jugada fue maestra. «Cuando me dejáis innovar...».

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Raúl Jiménez sorprendió al jurado contrastando el calor de las alubias con el frío de un helado de piparrak y Pruden Cuenca presentó el bacalao sobre una cama de patata y pisto.

«Si le quitas el miedo a quemarte o a que te salga mal, entonces eres buen cocinero», adiestraba su compañero, metido en faena con el segundo, un balacao de Giraldo que después de pasar por la plancha descansó sobre una cama de patata de Udapa y pisto. Todo ello decorado con una mahonesa de ajo negro. «Para saber si el pescado está hecho tienes que esperar a que puedas moverlo sin que se pegue» aconsejaba un avanzando en este mundo, tras pasar por tres cursos en la escuela de hostelería de Gamarra. Pues anotado queda.

La expectación era máxima entre el resto de los socios. Y no solo por lo que pudiese decir el jurado, que también, sino porque la cena de todos esos comensales -la orla de 2001 con los fundadores que preside el comedor revela el relevo generacional- dependía de el buen hacer de estos dos chefs. «Lo bueno de esta sociedad es el ambiente, su gente».

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El jurado deliberó y el partido terminó en «empate». «Las alubias estaban cocidas en su punto. Muy bien. Y la mezcla del picantillo... muy original, imprevisto». Y llegó ese pero. «El bacalao estaba quizá demasiado hecho, ese ha sido el debe». Han pasado cinco, ahora los fuegos se encienden en Gatzalde, de Salinas de Añana.

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