El médico detenido por maltratar a sus 8 hijos les daba palizas con un cinturón y les encerraba en un sótano

La investigación sobre la detención de un médico de un hospital de Madrid y su esposa acusados de maltratar a sus ocho hijos ha sacado a la luz detalles terribles sobre el calvario que han soportado los menores. Los niños, de 4 a 14 años, vivían hacinados en una sola habitación con literas, en pésimas condiciones higiénicas y estaban malnutridos. El padre, de 45 años, les golpeaba con el cinturón y no les mandaba al colegio durante días para que no les descubrieran las marcas de las agresiones, con justificantes médicos que él mismo firmaba. Los padres han sido puestos en libertad bajo medidas cautelares, informaron fuentes de la Guardia Civil.

Aunque en un principio los menores se mostraban temerosos de relatar lo que ocurría en la casa -«estaban aleccionados para contar nada de lo que ocurría en su casa», indicaban los investigadores- poco a poco han relatado los castigos que sufrían. «Han explicado que cuando el padre se enfadaba, los metía a todos en una especie de semisótano y allí permanecían horas en las que las niñas mayores ejercían de madres de los pequeños»,

Otro de los castigos habituales era dejar a los pequeños pasando frío a la intemperie durante horas en el patio de la vivienda -algunos vecinos los veían hasta altas horas de la madrugada-, además de las constantes humillaciones y maltrato psicológico al que eran sometidos. La madre, de 45 años, «también ofrecía un trato degradante sobre sus ocho hijos, a los que tenía en situación de abandono», resaltan las mismas fuentes. Los investigadores consideran que la mujer también era víctima de violencia de género, por lo que han decretado una orden de alejamiento sobre su marido, aunque ella no le ha denunciado.

En el chalé de la localidad madrileña de Colmenar Viejo en el que residía la familia, que se comienza ya a conocer como 'la casa de los horrores', las condiciones de salubridad eran deplorables. Los agentes que entraron en el domicilio se encontraron con suciedad y basura por toda la casa, a excepción del despacho el padre, que era la única dependencia que se encontraba limpia. Solo se utilizaba un baño de los dos que tenía la casa, que se encontraba sucio y lleno de enseres. La cocina estaba también en unas condiciones higiénico-sanitarias pésimas.

Los vecinos de la urbanización comentaban que la vivienda siempre tenía las persianas bajadas y que en su interior se oían «ruidos de golpes, gritos y llantos« de forma constante. Algunos de los residentes habían denunciado esa situación pero aseguran que la Policía acudió en varias ocasiones por la noche pero que los agentes simplemente les decían que no hicieran ruido. Los vecinos explicaban que a los niñós solo se les veía en el pequeño patio cerrado por verjas de la vivienda y que solo salían de casa acompañados por la madre para ir al colegio. También apuntaron que tanto la madre como los menores solían ir «desaliñados».

La investigación comenzó la última semana de marzo tras la denuncia del entorno de la hija mayor, de 14 años, en la que se ponían en conocimiento unos presuntos malos tratos por parte de su progenitor. A raíz de estos hechos se realizó un estudio del entorno familiar de la víctima, lo que permitió descubrir que además de la joven había otros siete menores que podían estar en situación de riesgo.

Los agentes encargados del caso comprobaron que los menores solían faltar constantemente a clase y que sus ausencias escolares eran justificadas por el padre, que ejerce de médico en el hospital madrileño Gregorio Marañón. Fue entonces cuando se establecieron vigilancias en las inmediaciones del domicilio familiar, que confirmaron las sospechas.

El pasado 29 de marzo, agentes de la Policía Judicial entraron a la vivienda, junto con el Fiscal de Guardia, efectivos de la Policía Local de Colmenar Viejo, Servicios Sociales y agentes del Equipo Mujer Menor (EMUME) de la Comandancia de Madrid. Descubrieron la terrible situación en la que vivían los ocho hermanos y las condiciones de insalubridad de la casa familiar. El análisis de los vestigios y datos recabados permitió determinar que los menores estaban en una «grave situación de desamparo» y eran víctimas de violencia doméstica.

Los agentes que inspeccionaron la casa hallaron una gran cantidad de uniformes hospitalarios (batas, trajes de quirófano), material sanitario (guantes, mascarillas, gasas, medicamentos), de los que el médico detenido no pudo acreditar su lícita procedencia por lo que se investiga si los robó del centro sanitario. A los padres se les atribuyen delitos de maltrato, contra los derechos y deberes familiares y de obstrucción a la justicia. Además al hombre también se le atribuyen delitos de violencia de género y hurto. Les ha sido retirada cautelarmente la Patria Potestad y se les ha impuesto una orden de alejamiento con respecto a sus hijos. En la actualidad, los menores se encuentran en un centro de acogida de la Comunidad de Madrid.