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La grúa logró extrater el vehículo del Urumea pasadas las nueve de la noche. Arizmendi

«Si no llega a reventar la ventana, mi hermano no lo cuenta»

Txomin Peña, uno de los supervivientes, luchó por su vida mientras el vehículo se inundaba y salió en el último instante

JAVIER GUILLENEA

Lunes, 9 de marzo 2020, 08:08

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En el centro de Hernani, Dani Peña cuenta la historia de cómo su hermano logró salvar la vida cuando ya la creía perdida. Se llama Txomin y viajaba en el monovolumen que este domingo se precipitó al Urumea. Sus ocupantes regresaban de celebrar un cumpleaños en la sidrería Iparragirre. No era tarde, circulaban despacio y eran prudentes, pero les alcanzó la fatalidad.

Fue un incidente liviano al principio aunque trágico al final. Un coche que circula por una carretera estrecha y un todoterreno que avanza hacia ellos. Había que maniobrar para dejar paso y fue entonces cuando se hicieron realidad los miedos de muchos conductores a la hora de circular por un camino sin mucho margen para dejar sitio. El conductor apuró tanto el espacio que se salió de la calzada.

No había obstáculos que le detuvieran. El vehículo resbaló y cayó por un terraplén poblado por arbustos y zarzas al río que a esas horas, las once y media de la noche, fluía como un torrente. Fue entonces cuando Txomin Peña tuvo que luchar por su vida.

Lo cuenta Dani, su hermano, que no deja de repetir a los conocidos que se acercan a felicitarle una historia en la que se mezcla la buena con la mala suerte. «Cuando cayeron al agua, Txomin intentó abrir la puerta de la furgoneta, que era corredera». Viajaba en la parte trasera y, pese a todos sus esfuerzos, no lograba abrirse paso. Estaba atrapado mientras el agua entraba en el vehículo.

«Mi hermano me ha dicho que pensó que se quedaba allí», recuerda Dani. Pero no fue así. Txomin Peña ya casi se había dado por vencido cuando de manera inesperada encontró el camino hacia la salvación. «Me ha contado que una ventana ha salido despedida y ha podido salir nadando. Si no llega a reventar, no lo cuenta», dice.

Hay otra versión que dice que fue la puerta la que se abrió en el último instante, pero el resultado es el mismo. Aterido de frío, Txomin braceó para acercarse a la orilla y se aferró a la vegetación. No muy lejos, uno de compañeros de viaje había podido alcanzar la orilla opuesta y logró asirse a unas ramas hasta que fue rescatado. El resto no tuvo tanta suerte,

«Muy magullado»

«Mi hermano está muy magullado, tiene muchos golpes y estaba en estado de shock cuando lo rescataron», dice Dani Peña. Los dos hombres fueron trasladados a un caserío cercano donde pudieron secarse y cambiarse de ropa. Cuando estaba más calmado, Txomin acompañó a varios agentes de la Ertzaintza hasta el lugar donde había caído el coche. Para entonces, la paz había abandonado el lugar.

«Llegaron un montón de patrullas, corrían como locos», recuerda Ángel, un vecino de Osinaga que presenció los primeros momentos de la búsqueda, cuando aún parecía haber esperanza. «Bajaron seis buzos y uno se tiró de cabeza, estaban desmadrados. Estuvieron metidos en el agua toda la noche». Pero la realidad se impuso. Las voces de los rescatadores quedaron ahogadas poco después, cuando llegaron los familiares de los desaparecidos. «Se oían llantos y gritos», asegura Ángel.

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