«Evalué la situación y me lancé al río, porque si Javier se soltaba, lo perdíamos»
El ertzaina Iñigo Rodríguez rescató a los dos supervivientes que pudieron escapar del vehículo y llegar a la orilla
ESTRELLA VALLEJO
Lunes, 9 de marzo 2020, 07:56
El ertzaina Iñigo Rodríguez iba en una de las patrullas que llegaron inicialmente al lugar del siniestro. «Había mucha gente bajando de las sidrerías y todo era muy confuso», relata. «Nos hablaban de un accidente, pero no veíamos el coche por ninguna parte». Pronto vio a Txomin Peña en la orilla más cercana, bajo un terraplén a 4 metros. «Siempre llevo cuerda en el coche, así que se la lanzamos y pudo subir por sus propios medios sin complicación».
Sin embargo, la situación en la que se encontraba el segundo superviviente, Javier Clemente, era más delicada. Los agentes pidieron a las personas que estaban por la zona que alumbraran al hombre, natural de Vitoria, para evaluar la situación.
La fuerza con la que bajaba el Urumea y la corriente evidenciaban que lanzarse al río «era arriesgado», confiesa. Pero tras contactar con los bomberos, saber que tardarían en llegar y ver el estado en el que se encontraba el hombre, supo que debía actuar de inmediato. «Javier estaba sujeto a una rama, en estado precario y repitiendo que tenía mucho frío. Vengo de salvamento marítimo y no fue una inconsciencia, sabía dónde me metía. Nuestro miedo era que por la hipotermia y el agotamiento que tenía no pudiera mantenerse agarrado a la rama. Si soltaba una mano, lo perdíamos».
Con el agua al cuello
El agente se quitó «el chaleco antibalas, el arma y todo lo que pude, y con una linterna y la cuerda, me tiré al agua». «La corriente me llevó más metros de lo previsto, pero conseguí llegar». Comprobó que no tenía traumatismos, que estaba bien, «aunque en estado de shock», y que preguntaba insistentemente por el resto de ocupantes del vehículo, en el cual iba también su mujer. «Fue un momento complicado de gestionar porque no quería que supiera que no había noticias del coche, se viniera abajo y se soltara», relata el ertzaina.
Tenían el agua al cuello y estaban en la mitad de la corriente, por lo que buscó un sitio más seguro en el que esperar el rescate. «Pasamos mucho frío, e incluso llegó un momento que yo estaba tiritando más que él, porque llevaba menos ropa», cuenta. Transcurrieron 40 minutos hasta que una patrulla de seguridad ciudadana de la Ertzaintza consiguió llegar al lugar. «Suelen llevar material en el vehículo, así que montaron un rapel y lograron sacarnos de allí».