Primeros síntomas de alivio de la cuarta ola del virus en Euskadi
El País Vasco notificó este miércoles 869 nuevos casos en medio de una situación que sigue siendo crítica, pero que permite atisbar luces de esperanza
La epidemia vasca arrojó el martes los primeros datos para la esperanza en mes y medio, a pesar de que los contagios se encuentran aún ... en niveles demasiado elevados. Los 869 nuevos casos registrados ese día representan, según se dio a conocer ayer, un índice de positividad del 7,1%, casi un punto por encima de la jornada anterior. Sin embargo, aunque parezca lo contrario, ese podría ser un indicador de que algo está cambiando. Especialmente si se analiza no de manera aislada, sino junto a otros valores que hablan de la evolución de la crisis. La incidencia acumulada de casos reportados en los últimos catorce días ha caído por segunda vez en mes y medio y el índice de reproductividad, que informa del número de personas que es capaz de contagiar cada infectado, se sitúa también en el mismo nivel de entonces (1). Quizás algo podría estar cambiando.
Si este jueves y en las jornadas siguientes se mantienen los cómputos conocidos ayer, Euskadi podría haber alcanzado el 'pico', el nivel álgido de su cuarta o quinta ola pandémica, según se cuente o no la registrada el pasado verano. Los equipos de diagnóstico de Osakidetza lograron detectar esas 869 infecciones después de practicar 12.137 pruebas. Es el 7,1% sobre el total de exámenes realizados y representa un 0,9% más que el día anterior.
Pese a que parezca lo contrario, el resultado apunta a la baja, después de un mes de abril con tasas de positividad que han llegado a rondar casi el 10%. Por territorios, Bizkaia se dispara y suma 405 nuevos pacientes (65 más que la víspera); Álava 98, frente a los 82 del día anterior; y Gipuzkoa 356, cuando el martes reportó 341. A todos ellos se añaden diez diagnósticos más relativos a personas empadronadas fuera de la comunidad autónoma.
No hay que engañarse. Son cifras «preocupantes», el término que más utiliza la consejera Gotzone Sagardui para referirse al momento actual, pero invitan al optimismo. ¿Por qué? Porque, por primera vez en mes y medio, todos los indicadores referidos a la evolución de la pandemia tiran para abajo. Muy levemente, pero lo hacen.
El más ilusionante es el referido a la tasa acumulada de casos por cada 100.000 habitantes, que ha caído en las últimas 24 horas 6 puntos, de 546,89 a 540,80. Suficiente como para mantener encendida la llama de la esperanza. Ese registro comenzó a escalar el 11 de febrero (200,11) y desde entonces, salvo el pasado sábado, cuando se situó excepcionalmente en 537,25, se ha mantenido en un ascenso imparable.
El índice de reproducción R0 también ha caído hasta la cota 1, que ya tuvo el 2 de este mes, pero que, con esa salvedad, tampoco se conocía desde el mismo 11 de febrero. Lo ideal sería que se situara por debajo de esa cifra, que cada paciente no infectara a más de una persona, pero este mes ha rozado en varias ocasiones el 1,2.
Al borde de su capacidad
La situación hospitalaria comienza a cambiar pasada, como mínimo, una semana. Y, en el caso de las unidades de cuidados intensivos (UCI), unas cuantas más. Pero este miércoles casualmente, la tendencia también se rompió en ambos casos. Los centros hospitalarios se hallan al borde de su capacidad y, como adelantó este periódico, Osakidetza ya ha dado órdenes para que se adopten medidas encaminadas a ampliar los servicios hospitalarios de personal y camas dedicados a la atención de pacientes infectados por el Covid 19.
Un total de 99 personas tuvieron que ser ingresadas el martes en los hospitales del sistema vasco de salud, en línea con lo ocurrido en las jornadas precedentes. Los pacientes atendidos en planta son 542, uno menos que en la jornada anterior. Las unidades de intensivos también han logrado liberar un poco su carga asistencial, y han bajado de 189 a 184. La situación sigue siendo crítica, compleja, y Osakidetza espera con cautela para ver qué sucede entre esta semana y la próxima. Pero quizás hayan comenzado a encenderse luces que invitan al ánimo.
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